domingo, 5 de octubre de 2008

UNA PROFESION COMO CUALQUIER OTRA

Un día paseando por la calle, estuve a punto de ser “atropellado” por un niño que no superaba los diez años y seguido de este paso corriendo otro de tal forma que parecía que sus piernas no supieran hacer otra cosa que pegar grandes zancadas con las que poder ir más rápido de lo normal. estaban jugando al pilla pilla, por lo que lo único que pensé fue que lo ocurrido no había sido más que el resultado de correr a ciegas debido a la excitación de aquel momento.

Pero la historia no acaba aquí, ya que si así fuera no habría articulo. La verdadera causa del asunto viene ahora cuando el perseguido, con ánimos de chinchar al otro, le llamo una palabra cuyo significado estaba totalmente fuera de contexto. Y a mas asombro mío, esa palabra consiguió herir al perseguidor haciendo que las piernas de éste aumentaran su velocidad hasta poder atrapar a su objetivo.

Payaso fue lo que le llamo. Es decir, persona cuyo empleo es hacer reír tanto a niños como a mayores haciendo cosas que una persona “normal” no haría. Es una persona amable, divertida, y a la que todos antes admiraban y respetaban. Pero entonces, ¿Qué ha pasado para que una persona de tal categoría se haya acabado convirtiendo en un insulto entre la juventud? La respuesta a esta pregunta no es muy exacta ya que la única contestación posible que se me puede ocurrir es que todas las personas aspiran a un trabajo fijo, a una familia, y a un único lugar donde vivir. Esto hace que la gente intente conseguir los mejores puestos en las empresas ganando a la competencia con trabajo duro, y por ello aparece una idea vaga y mala de lo que es realmente la profesión de payaso creyendo que estos se pasan todo el día haciendo el vago sin haber estudiado nada antes.

“Vale, es un empleo como cualquier otro, ¿y?, uno no hace 5 años de universidad para ser payaso, uno no tiene la responsabilidad de mantener a una familia.” Decía mi amigo Rendan cuando le mencione lo ocurrido y lo que pensaba sobre ello. Me disgusto bastante saber lo que opinaba, pero entonces, una vez acabado él su discurso, me toco el turno de contraatacar a mí. “sinceramente, no entiendo cómo puedes decir eso, pero como aun así lo respeto no te voy a intentar convencer sobre el tema, pero a cambio te hare una pregunta, ¿Qué es más importante, que puedas tener una buena casa, o hacer feliz a cientos de niños? y entonces él me respondió; “Fernando, quiero hacerme payaso”