domingo, 27 de abril de 2014

Yelinash club (Primer acto)


Entró como una sombra, sin causar ningún interés en las personas que allí había y prácticamente sin hacer ningún ruido. El entrechocar de jarras de cervezas, aquella música de clásicos del rock, el olor inconfundible  a tabaco de liar, todo le era familiar aunque nunca había estado allí.

No era la primera vez que estaba en un bar de aquel estilo, entrada con escaleras hacia abajo, paredes llenas de cuadros y posters tapando la madera desgastada, suelo pegajoso de parquet destrozado de los golpes y los años, las voces de los bohemios y demás clientes, el entrechocar de las bolas de billar, las risas de los borrachos y los gritos pidiendo bebidas extrañas eran tapados por el inmenso submarino de humo que había en el entorno.

El Yelina era lo que él y unos pocos de su estilo habían denominado un “Punto de cruce”,  pero ese es un tema que aun no viene al caso ya que él está ahí por una razón, o mejor dicho, por un trabajo.

Termina de bajar las escaleras, la luz ya se ha convertido en simple penumbra por lo que se queda unos segundos al pie del último escalón hasta que sus ojos se habitúan a aquel entorno tan conocido para él. A plena vista parece un típico antro al que todos los raros de la sociedad van, pero él sabe que no es solo eso.

Un conjunto de mesas redondas de madera abarrotadas de clientes y una barra del mismo material en negro recorriendo todo el lado derecho de la sala. Eso es prácticamente todo lo que conforma ese local. Maquina de tocadiscos sin usar ya que la música proviene de varios altavoces clavados al techo conectados a un ordenador, las ya mencionadas mesas de billar apartadas a un enorme espacio libre en una esquina y unos juegos de dardos en otra, se puede decir que es un sitio de mas metros para lo que acostumbramos a ver en bares,  aunque a él claramente eso no le llama la atención.

Él más bien se fija en la cara que se le pone a la camarera cuando ha acabado de bajar el último escalón. Una chica de unos treinta años llena de tatuajes en ambos brazos visibles debido a una camiseta de tirantes negra con el símbolo del Pub impreso, un extraño símbolo formado por las letras M,H,T,V y una  S tumbada.  Su pelo es rubio en un ochenta por ciento, dejando el veinte restante a colores aleatorios puestos sin ton ni son.

Se toma un segundo antes de acercarse a la chica que no puede evitar mantener la sonrisa de asombro que le ha aparecido cuando le ha visto. Se sienta en el primer taburete libre y se quita el sombrero dejándolo al lado de una jarra a medio terminar. El pelo le cae a los ojos, no tiene el pelo largo, la verdad es que nunca le gusto el pelo largo, simplemente lo tiene un poco descuidado después de no habérselo cortado en tanto tiempo.

La chica se le acerca, nadie más parece haberse percatado de su presencia. En ese momento empieza a sonar “Farewell” de Avantasia.  Retira la jarra a medio terminar que quedó al lado del sombrero y limpia el goteo debido a la ausencia de posavasos con un trapo que tenía en el hombro.

-¿Le sirvo algo señor S.J? –se limita a decir sin mirarle a la cara y aun pasando la bayeta por la barra.

El recién llamado “señor S.J” mantiene su cara seria, normalmente en esos sitios no se sentía lo suficientemente cómodo como para sonreír, o por lo menos, solo se sentía así cuando intentaba hacer las cosas bien y no acabar mal parado como tantas veces había ocurrido en el pasado.

-Una de esas me vendría bien gracias. –señala la jarra recién retirada con una mano enguantada con unos mitones a los que los años no les ha pasado en balde. – ¿Ha llegado ya todo el mundo? –en este momento la canción alcanza su momento culmen tapando casi por completo sus palabras,  él no grita, de hecho habla en un tono bajo que sorprendentemente hace llegar a su receptor.

-Están ya en la arista esperando. – la camarera cogió la primera jarra que encontró debajo de la barra, miró dentro a contraluz con un ojo cerrado para ver si estaba limpia y, tras pasarle el mismo trapo con el que había limpiado la barra, empezó a llenarla de cerveza de barril.


miércoles, 9 de abril de 2014

Mi vida en un papel


   Cuántas páginas se habrán manchado con este mismo titulo, título diferente en cada caso ya que cada escritor, o principiante, se refiere a él como a una vida en particular.
   He nacido.
   He nacido llorado mamado comido y cagado (hecho mis necesidades para los refinados)
nada fuera de lo común en un inicio igual al de cada uno.
   He andado sonreído cantado bailado...
   He gritado de mil formas mostrando mil sentimientos.
   He ido al cole, he estudiado, he suspendido y me he dado de morros con la realidad. Esa realidad que te dice que en la vida la suerte tiene un gran peso.
   He abrazado, he besado, he amado y me he dado cuenta de que esta es una de las razones por las que ser feliz y sufrir al mismo tiempo.
   He visto que la injusticia está a la orden del día, que no todo el mundo encuentra lo que busca y que, sin embargo, se empeñan en no rendirse por el camino.
   He descubierto que el mas desdichado no es el que no tiene, sino el que no tiene nada que hacer.
   Cuántas páginas se habrán manchado con este mismo título, pero este no es idéntico al resto, este representa mi vida.
   Con una cara totalmente escrita y en el reverso, un fondo en blanco por escribir.