lunes, 14 de julio de 2014

Decisión


Ante sí había dos libros en un estante de la trastienda de aquella vieja librería abandonada ya hacía años.

Los dos únicos ejemplares que quedaban en aquel oscuro lugar antaño iluminado por las bombillas ahora desaparecidas.

La ultima balda que quedaba en pie, ya carcomida pero que aun soportaba el peso de esos dos tomos, estaba recubierta de una capa de polvo que agraviaba el aspecto a viejo de aquel lugar.

El parpadeo de la lámpara de aceite mostraba aquella imagen como mero espectador que lo que menos quiere es molestar.

Alumbraba dos cantos bien encuadernados pero muy distintos.

Uno de ellos, el más echado hacia la derecha, mantenía intacto su exterior. Una cobertura de tapas duras azules que guardaban entre si no más de trescientas páginas. Marcada con unas letras negras se encontraba el  titulo “El sentido de la vida” perfectamente legible.

El segundo era unas cien páginas mayor y parecía llevar muchos años más que su compañero de balda debido a su desastroso estado de tapas de cuero marrón, sin ninguna pista del tema que albergaría en su interior.

Sabía perfectamente cuál era su situación en aquel momento, solo podría esconder un libro entre sus ropas para poder salir de allí sin que le descubrieran, el otro, por razones de supervivencia, seria quemado para dar calor cuando el sol hubiera desaparecido para dar paso a la luna.

Durmieron resguardados del frío y la oscuridad de aquella noche sin vida alumbrada por el fuego del contenedor.


Lo habían perdido todo, pero bajo su jersey sabia que algo no formaba parte de aquellas llamas.

viernes, 4 de julio de 2014

La caja de Pandora


Si yo te preguntara si disfrutas de la vida, qué me contestarías.

No estoy hablando de si estas disfrutando en este momento especifico en el que te encuentras, siendo vacaciones es de imaginar que muchos diréis que si, sino estoy haciendo una pregunta algo más generalizada.

¿Disfrutas de tu vida?

¿Disfrutas de cada respiración de tu día a día?

En mi opinión, opinión que vale como la que menos, nadie del pueblo llano es capaz de decir un sí rotundo a esta cuestión.

Hemos pasado de vivir a sobrevivir. Trabajamos para comer todos los días como si esa fuera la única finalidad para la que hemos nacido. Sobrevivir, pagar unas facturas no sabiendo cuándo tendremos ese respiro en el que podamos decir con franqueza, “Soy libre”.

Los que no trabajamos y tenemos suerte estudiamos para labrarnos un futuro que no sabemos si llegará, y sinceramente no se en otras carreras, pero en lo que es la mía vives puteado durante todo el año con algunos momentos de descanso que, no nos engañemos, hemos robado del tiempo en el que tendríamos que estar chapando.

¿Disfrutas de la vida?

Los que tienen menos suerte ni estudian, ni trabajan. Irónicamente estos son los que más libertad tienen y sin embargo, para poder respirar hay que comer y para ello, trabajar.

Sin dinero no hay comida, comodidades, ni siquiera un techo bajo el que resguardarse.

Con dinero lo que no hay es tiempo.

¿Disfrutas de la vida?

Nadie del pueblo llano es capaz de contestar afirmativamente a esta pregunta (siempre bajo mi opinión).

Pero precisamente por eso mismo disfrutamos de esos pequeños momentos que se salen de dicha esclavitud que llamamos normalidad, la media hora de descanso para el café, la tarde en el sofá viendo la tele, leyendo o escuchando música, el pequeño paseo por las mañanas al ir al trabajo…

No disfrutaremos de la vida pero gracias a ello somos capaces de saber qué es la felicidad en sí, reconocerla y ponerle un nombre, un lugar, una fecha...

Hace tiempo una persona muy importante para mí me dijo que escribiera qué creía que significaba la felicidad, este mensaje solo iba ser uno entre muchos que llenarían una caja de zapatos. Era, por así decirlo, una caja de Pandora en la que la “esperanza” no quedaría encerrada en el fondo de dicho objeto, sino que lo cubriría convirtiéndolo en algo más.

Tras unos pocos segundos de meditación, yo escribí lo siguiente:


¿Disfrutas de la vida?


A veces generalizamos demasiado olvidándonos de que lo que realmente importa son los pequeños momentos. Escasos en su mayoría, pero que nos alegran dentro de un mundo en el que es difícil sonreír.

    ¿Disfrutas de la vida?