domingo, 18 de junio de 2017

Una mesa en un café


Allá en una esquinita del Café Macondo, se encuentra una mesa no diferente al resto,

puede que a nadie le llame la atención pero los sábados, sus usuarios la convierten en un lugar donde vuelan versos,

artistas por vocación u oficio comparten entre sí, experiencias donde la vida les ha mandado,

algunos vienen de cerca otros de lejos, nadie es ajeno, a esas horas, en ese espacio.

Soy poeta.

No, no lo soy para que me engaño.

Disfruto escribiendo y eso me ha llevado

a encontrarme con gente diversa de diversos lados.

En ese rinconcito de ese bar mencionado,

bailan recuerdos pensamientos y llantos,

alegrías y sonrisas, opiniones, cantos…

Todo en forma de poesía, arte, relatos…

Soy escritor…

no, no lo soy, no vuelvas a engañarte

soy solo un muchacho,

con ganas de aprender, compartir y descargar lo descargado,

ellos un grupo de diversos que en el mismo horario,

se reúnen en una mesa no diferente al resto,

(si no fuera por todo lo que en ella se ha escuchado)

Una mesa de artistas, culturetas, en ocasiones olvidados,

que grita la poesía sigue viva

que grita aquí estamos.

Disfrutamos al margen de opiniones.

Tan diferentes y a su vez tan humanos.




domingo, 4 de junio de 2017

Marina


      Uno no cree en el amor hasta que lo sufres, hasta que pese a todos los sentimientos encontrados no puedes dejar de pensar en ella.

Sin saber ni cómo ni por qué me encontraba de repente con ese libro en la mano, hacía ya mucho tiempo que mi mente no se había molestado en recordarlo.

No era un libro cualquiera, era un recuerdo, una época, una persona, Marina.

Un libro al que cogí un cariño especial en su momento, un libro en el que me quedan aun tres páginas para terminarlo. Que me tocó hondo, que me recuerda una historia con un final que no debió tener.

Somos responsables de nuestros actos y todos tenemos que aprender a vivir con sus consecuencias.

Había dejado atrás todo aquello, pero parecía que el pasado me perseguía. No quería olvidarlo, había aprendido a vivir con ello, me había convertido en quien considero alguien mejor, aquel chaval ya no existía  pese a ser el mismo.

Tampoco quería sentir de nuevo lo sentido en aquellos últimos días, sentirme como un gilipollas, infravalorarme sin razón alguna. El ultimo año…

No me considero buena persona, listo si, inteligente dependiendo del asunto, razonable en cuanto a mi razón se refiere, nunca sabré como se ve desde fuera, pero no buena persona.

Ese libro me llevaba a muy buenos recuerdos gobernado por uno muy malo.

Recuerdos que guardaba con cariño procurando que el rencor no los jodiera como chapapote en el mar.

Sin quererlo ni beberlo ahora lo tenía en mis manos y ese objeto de papel y tinta cobraba un gran valor para mí. El tiempo ha pasado, el futuro se ha convertido en presente siendo totalmente una incógnita, seguimos caminando,  ¿Qué tocará ahora?