jueves, 14 de diciembre de 2017

Reencarnación


El principio fue fácil.
Un  tiempo de tristeza, de no ser yo, de sentir caer, ser frágil.
Engordé y adelgacé, todo daba igual,
el deporte una religión,
nadie me quitó el correr,
el pelo largo y la barba sin afeitar,
ya no quería ser yo
huir de la realidad.
Una espiral de autodestrucción a la espera de tocar suelo.

Y empezar a escalar.
No sería el de siempre, yo decido mi final.
Si no quiero ser el de antes que más da,
yo decido como ser, ni ella ni el pasado, no soy un mártir, soy algo más.
Cualquier cosa es lo de menos.

Después solo queda lo demás,
las puertas se abren cuando dejas de mirar,
cuando te centras en ti mismo,
dispuesto a comerte el mundo,

más que dispuesto a volver a errar.