Ya no
pertenezco a donde pertenecía, eso lo veo,
los pájaros
volaron de sus nidos a otros nuevos,
yo
mirando con una alegría que pronto se convirtió en tristeza,
se
fueron.
Sigo perteneciendo
a esa vida en la que ser niño es bueno,
el resto
en adultos se convirtieron
y aunque
nadie quería, poco a poco aprendieron
y vieron
que el pájaro que se quedó en su nido no merecía,
eran distintas
manías, eran distintos sueños.
La separación
era inevitable y por eso poco a poco rompieron
con el
contacto que en su día fue intocable,
pero lo
acabo siendo.
Ya no
pertenezco a donde pertenecía
eso lo
veo.
Las mismas
voces seguían siendo,
pero no
el mismo cuento.