lunes, 19 de diciembre de 2022

Dogma

Me juzgarán por mis ideas, no por mis ideales.

Mis opiniones podrán ser más o menos certeras, más o menos éticas, pero serán mías.

No atiendo a etiquetas que me adjudican creencias que no comparto, a religiones ni fanatismos que me dicen cómo he de pensar y actuar. Religiones sin Dios disfrazadas de políticas y filosofías.

No atiendo a nada mayor que uno mismo.

No creo en la igualdad, nadie nace igual que otro. Pero si en el deseo de vivir en comunidad teniendo unos mismos derechos y oportunidades.

No creo en deudas debidas a injusticias del pasado.

No creo en tribus, y por lo tanto creo que, el daño realizado a grupos a lo largo de la historia, no tienen nada que ver con las personas de ahora. La sociedad no debe nada a nadie, no debe compensar injusticias de otros tiempos, otras sociedades, otros individuos…

No creo en la discriminación positiva, o mejor dicho, creo que toda discriminación siempre es positiva para una de las partes.

En España, en la actualidad, por difícil que cueste creerlo, se han reservado un 40% de plazas públicas a mujeres que quieran entrar en la guardia civil. Como si el hecho de que hubiera más mujeres en el cuerpo realmente significara algo.

A su vez se quiere reducir a un 15% la nota de corte a este mismo colectivo, asumiendo que ellas deben ser tontas y necesitan ayuda por parte del estado. Por no hablar de la reducción del requisito de pruebas físicas que se les pide, ya no en estas oposiciones, sino en todas aquellas en las que dichas pruebas existen.

Dicen que es para compensar los años de injusticia, como si dichas injusticias las hubieran sufrido las mismas personas que hoy en día se presentan a esas plazas.

En realidad no es otra cosa que una falsa moralidad, una ideología, perdón, una religión que considera que las mujeres, en igualdad de condiciones, no son capaces de competir sin ayuda.

¿Es esto feminismo?

En España por desgracia es la rama más fuerte de este dogma.

Podrán juzgarme por mi forma de pensar, pero no podrán adjudicarme ninguna etiqueta. Mis opiniones son mías, sin mandatos, sin restricciones que grupos, tribus, sacerdotes religiosos y políticos (que para mí son lo mismo) puedan exigirme.

El Homo Sapiens cae siempre en los mismos errores del pasado, y para cuando nos queramos dar cuenta, será demasiado tarde.

Se habrá dado la vuelta a la moneda convirtiendo a las víctimas en verdugos y viceversa.

jueves, 3 de noviembre de 2022

Nuevo libro: "El Mecanismo de Anticitera, Argentavis"

 Por fin puedo anunciar que ya está a la venta mi nuevo libro. "El Mecanismo de Anticitera, Argentavis" continuación de "La escalera de Penrose, Ubi Sunt"

Este proyecto que comenzó por el 2012 con el relato "Yelinas Club" va tomando forma y se va dando a conocer poco a poco.


Siete años después de los atentados, las catástrofes naturales parecen estar aumentando impidiendo una vuelta completa a la normalidad.
Itahiza, un bombero de la ciudad de Salamanca, ha recuperado su vida tras la pérdida de su esposa en una de las primeras explosiones. El trabajo, su mejor amigo, su hija y los vecinos que de vez en cuando le echan una mano para cuidarla, componen una rutina que, aunque no ideal, le genera una estabilidad que le permite seguir adelante.
Solo una llamada al 112 hace que su mundo vuelva a dar un vuelco y su visión de la realidad conocida hasta el momento tome otro significado.

Si una creencia no se puede poner en duda,
no se puede cuestionar,
no la puedes hacer tuya,
entonces no hay más de qué hablar,
esa creencia no es de verdad,
es una tiranía que simula
ser algo bueno,
no más que un sueño ,
un reptil que de piel se muda
disfrazándose de sincero,
de “buenismo bien”
de única razón,
un cadáver en formol,
que no se pudre pero se mantiene muerto.
Ubi Sunt

COMPRALO YA!!!

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sábado, 15 de octubre de 2022

Ubi Sunt

 Sentirse inferior, distinto, sin las capacidades necesarias para vivir una vida plena.

No gustarse a sí mismo, no entender al resto, analizar cada situación, cada comportamiento, cada estado de ánimo.

Sentir el paso inexorable del tiempo, ahogarse ante la imposibilidad de no poder hacer nada, sentir que se te escapa entre los dedos de las manos mientras tú sigues en la misma posición. El tiempo es el que avanza, tu alrededor es lo que avanza, tú no.

Tú, como si estuvieras atrapado en una burbuja, ves todo moverse mientras tus pies siguen atados.

Intentas por todos los medios quitar los nudos que impiden que camines a la misma velocidad que los demás sabiendo que, cuando lo hagas, ya será demasiado tarde. El mundo te habrá cogido la delantera y ya estará muy lejos para que camines a su lado.

Dar un paso tras otro, levantarse, llevar la rutina diaria, tratar de no pensar en la pérdida de tiempo que ésta implica.

Hacer pequeñas cosas que te suponen una mínima gratificación inmediata, proyectos fáciles que no suponen un cambio en tu vida pero que, como una droga, te ofrecen la dosis de dopamina necesaria para ir tirando.

Comer, relacionarse cuando toca y disfrutar de la noche cuando tu cerebro, siempre en continuo funcionamiento, te deja descansar.

Tratar de no saber de nadie para evitar comparaciones.

Día a día, semana a semana, mes a mes, año a año… cada vez más viejo, cada vez más cansado, pero siempre igual, nada cambia, no hay avance.

¿Queréis saber qué es el infierno? ¿Qué es la definición de pesadilla?

Es sentirse un inútil sabiéndolo y no encontrar manera de evitarlo.

miércoles, 8 de junio de 2022

Fragmentos de literatura- "La dama del lago" - Andrzej Sapkowski

Nos dijimos el uno al otro verdades muy triviales. Nos dijimos el uno al otro mentiras muy hermosas. Pero esas mentiras, aunque eran mentiras, no estaban pensadas para engañar.



miércoles, 25 de mayo de 2022

Descolocado

 

La definición del descolocado.

No parar de sentir sin entenderlo,

no comprender, no creer estar cuerdo,

intentar huir y ser alcanzado.

 

Recordar cada instante del pasado,

superarlo y volver a creer en ello,

no dar a la atracción descanso eterno,

asumir que no hay nada superado.

 

Externamente no tenerlo claro

y sin embargo sí tenerlo interno.

Esta es la lucha del desamparado,

 

cansado siempre del quiero y no puedo,

asumir la verdad como algo humano

y esperar a que el tiempo haga su juego.

viernes, 13 de mayo de 2022

Herencia

 

Tras un fin de semana merecido,

perdiendo la rutina en la arboleda,

la ciudad que me lleva a la carrera

la afronto con descanso, renacido.

 

Engraso las botas que en el camino

quedaron gastadas y polvorientas,

dispuestas a la próxima pelea

que no voy a vivir, he presentido.

 

La muerte me avisa que pronto llega,

yo limpio mis botas y me despido,

en su caja las dejo, ahora a la espera

 

de que las descubra alguien conocido,

y vea que la vida a veces lleva,

a romper con los planes pretendidos.

 

Con que ese día viene, nadie sueña,

todos creen en seguir como han vivido,

parado en el tiempo por el destino

el objeto con una intención queda.

 

Volver a caminar por la arboleda,

un pensamiento que no se ha cumplido,

las botas listas caen en el olvido,

sus suelas ya no pisarán la tierra.

 

Las limpio y engraso como es debido,

sintiendo alegría y a su vez pena,

disfruto de este ritual tranquilo.

 

Sin explicarlo tengo la certeza,

de este último paseo recorrido,

y esta caja que dejo como herencia.

 

miércoles, 4 de mayo de 2022

Fragmentos de literatura- "Bautismo de fuego" - Andrzej Sapkowski


 Si hay hambre, entonces no se reparte la comida sino que se devora al más débil. Tal proceder tiene sentido para los lobos, permite que sobreviva el individuo más saludable y fuerte. Pero en las razas dotadas de razón esa selección permite por lo general que pervivan y dominen los mayores hijos de puta.


martes, 29 de marzo de 2022

Diez minutos

 

Le dijo su nombre mil veces y él no fue capaz de retenerlo.

No por falta de interés, simplemente no lo hizo.

Le gustaría decir que fue el alcohol, cosa que desde luego era protagonista y causante de gran parte de su comportamiento aquella noche, pero la realidad era que simplemente no recordaba cómo se llamaba. Simplemente nunca se fijaba en los nombres, y aunque eso no era excusa suficiente, era la realidad.

El interés venia previo al alcohol y en parte agradeció que la noche quedara en solo eso.

Los errores se cometieron, las posibles ofensas sin intención y la actitud vergonzosa de los que están borrachos.

Nada sucedió. Todo quedó en una muy buena noche con amigos, una mala borrachera y una cortísima conversación anterior a todo aquello con alguien cuyo nombre se quedó en el olvido.

Le dijo su nombre mil veces y él no fue capaz de retenerlo.

Ahora era tarde para saberlo.

viernes, 25 de marzo de 2022

Inktober día 4 (Brujas)

 

Estaba cansado de ser perseguido.

Los cocineros, que creían que era rana, le buscaban por sus ancas.

Los hippies, que creían que era una especie rara, le buscaban por su sudor supuestamente alucinógeno.

Las brujas, que creían que tenía dotes mágicas, le querían cortar en trocitos para echar al puchero.

Los niños, que creían que era de su posesión, lo buscaban para enjaularlo como mascota.

Y luego estaban las peores.

Las princesas, que sin su consentimiento, trataban de besarlo con la absurda creencia de que se convertiría en un apuesto príncipe.

Estaba harto de ser perseguido por una especie que no entendía que él tan solo quería que le dejaran en paz.

El sapo se zambulló en la charca deseando que el día que le atraparan no llegara.

Consciente de que era pedir mucho, tan solo esperaba que, llegado el momento, al menos fuera la bruja su verdugo.

jueves, 24 de marzo de 2022

Inktober día 3 (Sapo)

 

Feo, gordo y con verrugas.

La lengua larga. Baboso y resbaladizo.

Nadie daba un duro por él y sin embargo era un gran atleta. Saltaba más que nadie y en cuanto a la natación no había quien pudiera igualarle.

Un cazador rápido donde los hubiera, capaz de atrapar moscas al vuelo.

La madre naturaleza había sido duro con él pero tenía que reconocer que, pese a no ser un apuesto príncipe, valía mucho más como ser vivo que cualquiera de ellos.

Algunos soñaban con el beso de la princesa.

Para él aquel estanque era su palacio.

sábado, 19 de febrero de 2022

Inktober día 2 (Lechuza)

 

Se enamoró de una lechuza.

De sus ojos negros como la noche, su cara redondeada llena de plumas, su color amarillento parduzco…

Se enamoró de una lechuza prácticamente sin quererlo, sin soñarlo ni esperarlo, simplemente se enamoró.

Se enamoró de una lechuza posada en una rama como si apenas pesara, con movimientos lentos y elegantes, con un vuelo ligero al unísono con el viento.

Se enamoró de una lechuza fuerte e independiente que no dudaba en mancharse las garras cuando tenía que buscar su alimento, que no dudaba ni un solo momento en matar a su presa de forma rápida y piadosa, que la trataba desde que la alcanzaba con total respeto y agradecimiento.

El búho se enamoró de una lechuza que cazaba en contra de su propia naturaleza.

La lechuza por desgracia no reparó en él.

miércoles, 2 de febrero de 2022

Publicar un libro (Opinión después de medio año)

 


Ha pasado medio año ya desde que “La escalera de Penrose, Ubi Sunt” salió a la luz. Desde que un libro en el que llevaba trabajando años abría sus alas dispuesto a echar a volar.

En este tiempo he descubierto varias cosas que me gustaría dejar plasmadas en este blog (que ya por el 2008 empecé a escribir sin saber que llegaría hasta el día de hoy).

Lo primero que quiero decir es que escribir un libro es difícil, pero mucho más difícil abrirlo al público.

Todas esas esperanzas y sueños que, para qué negarlo, todos los que han estado en esta situación han tenido, se encuentran de repente con un golpe de realidad que te despierta como el aire frio de la mañana.

Escribir un libro es difícil, pero mucho más darlo a conocer, mucho más que te lo tomen en serio. Y es que, en este medio año, he aguantado la condescendencia de los conocidos que leían la novela ya con los prejuicios de estar leyendo a un primerizo. Esos comentarios de “No es un best seller pero está bien” dichos por gente que, en la mayoría de los casos, ni siquiera ha leído un best seller, han sido por desgracia los más comunes cuando en ningún momento se pidió que lo compararan.  

Uno lee un libro y, o bien le gusta o no le gusta. Uno tendrá ciertas opiniones, ciertos comentarios, ciertas cosas a mejorar…

No les echo en cara en ningún momento ese sesgo con el que leen la obra.  Ese prejuicio previo que no tendría un desconocido.

No les echo en cara esa predisposición a asumir que lo más que alcanzará será el rango de aceptable, pero ahí tengo que decir que lo único que se consigue con ello es no ver el todo, no darle ni siquiera una oportunidad a un proyecto que ha costado años de trabajo y que está más pensado de lo que normalmente la gente cree.

El hecho de que te lea un conocido viene ya con ese sesgo incluido y por eso es de principal interés llegar a los desconocidos lo antes posible. Aquellos que tratan a tu novela con los mismos ojos que a cualquier otro libro y, solo a partir de ese momento, pueden criticar de forma completamente valida y contundente.

No estoy diciendo en ningún momento que considere que mi novela alcanza el nivel de calidad de los libros más vencidos, solo muestro una realidad que es la de que la gente conocida, en ningún momento, criticarán tu obra sin el prejuicio de que creen que eres un novato.  Sin creer que lo máximo que podrá alcanzar es la connotación de “está bien”.

Y ahí está el verdadero problema, y es que no soy ningún novato, ¿Primerizo en publicar y encima de forma autónoma al margen de editoriales? si, pero novato no.

Llevo toda la vida escribiendo, y cuando digo toda, es toda, desde mucho antes de que ese año 2008 empezara esta aventura que antaño se llamaba "Principiante a escritor" ahora renombrada como “Ataraxia”.

Desde esos inicios de este blog hace la friolera ya de 13 años.

¿Tengo mucho por aprender? desde luego, ¿Y quién no? pero no se me puede tratar de novato. Estoy aprendiendo cada día, pero no se puede decir que Todavía estoy aprendiendo, y remarco fuertemente ese Todavía como si aún no hubiera logrado nada.

Será el primer libro, pero el número de páginas que he manchado a lo largo de mi corta vida supera con creces las de diez libros como este.

 No les echo en cara a mis conocidos esos prejuicios, me da pena más bien el hecho de que, sin darse cuenta, no le hayan dado una oportunidad real a Ubi Sunt.

Entonces llega otro golpe de realidad. La tremenda dificultad que resulta, si estás publicando por tu cuenta, llegar a aquellos desconocidos que tanto interés tienes en que te lean.

En ese momento te das cuenta de que, sin una Editorial, es difícil dar a luz a tu pequeño. Empiezas a asumir que se va a quedar en unos pocos de cientos de copias que para más inri no serán tratadas con ojos imparciales.

Las librerías sin una editorial que te respalde no te toman en serio. En la pagina online, entre la marabunta de obras nuevas que salen todos los días tu obra se va ahogando hasta quedar en la oscuridad, como si no hubiera existido nunca, como si no hubiera valido la pena.

Es en ese momento cuando te tienes que dar cuenta de que todo esto no importa, te das cuenta de que nunca escribiste para que te leyeran sino por el simple disfrute de hacerlo, de crear algo nuevo, algo que solo es tuyo y de lo que puedes estar orgulloso.

Ubi Sunt me ha enseñado de lo que soy capaz. Con ello he creado algo que me acompañará toda mi vida.

Habrá un segundo...  un tercero... y ¿Quién sabe? igual al cuarto o al quinto esa oportunidad que no se le dio al primero empieza a emerger sacando a la luz todos los anteriores.

Doy gracias pese a todo a todos mis conocidos que hicieron el esfuerzo de leerme. A aquellos que me tomaron enserio y a los que sin querer no lo hicieron.

Sacar un libro es difícil pero he aprendido que el hecho de conseguir una crítica al margen de prejuicios (buenos o malos) es lo más difícil de todo.

No soy experto pero si experimentado, y seguiré experimentando hasta que mi pasión, mis fuerzas o mis ganas se desvanezcan.

Link del libro

miércoles, 5 de enero de 2022

CUATRO (Londres)


         Entre una persona cotilla y una persona a la que le gustan los misterios hay más parecidos de los que creemos.

Ambas sienten gran interés por temas que realmente, ni les va, ni les viene. Ambas se ven atraídas por las vidas ajenas, las historias que ofrece el mundo que les rodea…

Pero a su vez, hay una gran diferencia que hace que estas dos cualidades se conviertan en dos términos completamente distintos.

Una persona a la que le gustan los misterios trata de resolver a toda costa una incógnita que se ha encontrado por el camino.

Un cotilla busca primero la incógnita a resolver.

Ubi Sunt.

 

El filete ya estaba frio pero aún seguía jugoso. Hacía demasiado tiempo que no comía en un restaurante de esa categoría por lo que no quería desaprovechar esa oportunidad.

Fuera, Londres estaba tal y como lo recordaba, oscuro, frio y con una humedad que no le sentaba bien. Había sido pisar la ciudad y ponerse de mal humor.

Por suerte el sentimiento no le había durado mucho, ese bistec frio le estaba dando la vida.

Tenía  algo de jet lag del viaje. La cabeza le daba algo de vueltas y estaba la extraña sensación de que era aún más tarde de lo que realmente era pero, sin lugar a dudas, no hubiera cambiado el plan de aquella noche por nada en el mundo.

Amaba su trabajo, se le daba bien y le generaba gran placer. Podía entender a la perfección que lo que hacía no estaba al alcance de todas las personas. Vivía en sociedad y como tal comprendía sin ninguna pizca de ambigüedad la opinión que los ciudadanos de a pie podían tener sobre su labor. 

Cortó un trozo de carne derramando un poco de sangre en el plato, estaba prácticamente crudo, tal y como le gustaba. Se lo metió en la boca y masticó lentamente disfrutando de los maravillosos sabores que aquel plato le ofrecían.

El encargo que le había llevado hasta allí le había costado algo más de lo que había tenido planeado en un principio. Nunca hubiera imaginado que fuera tan difícil encontrar a una persona.

Tenía que reconocer que se había impacientado un poco. La sutileza había quedado a un lado para dar paso a la pasión pura, a un sentimiento de euforia incomparable con cualquier otro. Se había excedido en sus limitaciones pero a veces tenía que sacar a jugar a la niña que aún tenía en su interior.

La gente iba al psicólogo, ella hacia lo que hacía. Y lo mejor era que se le daba tremendamente bien.

Siguió comiendo, cerró los ojos y saboreó cada segundo. El silencio a su alrededor se hacía maravilloso, tenía que reconocer que aquel lugar valía cada penique que esos ricachones pijos pagaban. Había sido una pena tener que haber ido allí por trabajo pero, siendo sincera con ella misma, nunca hubiera pisado aquel sitio si no hubiera sido por eso.

Ahora entendía a la perfección cómo, de normal, era tan difícil reservar una mesa allí.

Terminó el plato con calma y se sirvió la ensalada colocada con sumo respeto en el centro. El mantel se había manchado un poco, cosa que le rechinaba dentro de su cabeza, pero ya era tarde para solucionarlo. Era una perfeccionista pero esta vez había tenido que ceder a sus impulsos.

Cogió la ensaladera alegrándole saber que tenía pasas. Le encantaban las pasas.

Por esa noche había acabado de trabajar por lo que decidió en ese momento tomarse unos días de descanso bien merecido antes de ponerse con el siguiente encargo.

A la mañana siguiente se largaría de aquella ciudad para disfrutar al menos de una semana en un lugar más cálido y apetecible.

Detestaba Londres, detestaba su ruido, su acento, su humedad debida a las continuas lluvias. Detestaba a sus ciudadanos, aunque eso realmente nunca había sido un problema. Detestaba tremendamente cada una de las calles que formaban parte de  aquella dichosa urbe.

Aquella ciudad había sufrido en exceso los atentados de hacía cuatro años, lo que, bajo su opinión, había conseguido que los londinenses se lo tuvieran más creído de la cuenta a la hora de darse importancia frente al resto del mundo.

No tardaron en comparar aquel día con la catástrofe del incendio de Londres dándoselas de victimas VIP, cosa un poco exagerada a su forma de verlo.

 Habían exigido respuestas que, como era lógico, nunca habían llegado ya que nadie tenía ni idea de cuales habían sido las causas de aquellas explosiones simultáneas, y aparentemente aleatorias. Habían amenazado desde el propio gobierno del país con cortar con todas las relaciones internacionales, y finalmente, cuando se dieron cuenta de que al resto del mundo no le importaba su situación, fundamentalmente porque tenían sus propias mierdas de las que preocuparse, se habían sentado enfurruñados en una esquina desde la que se les oía refunfuñar de vez en cuando para exigir alguna que otra ayuda económica a Europa.

No, tenía muy claro que no se quedaría allí más de lo necesario. Hasta que llegara el nuevo trabajo descansaría tranquilamente en un lugar alejado de allí.

Una vez hubo acabado el cuenco de ensalada, se limpió con la servilleta que tenía entre sus rodillas y se levantó con calma.

Era una pena que no tuvieran nada para rematar la comida, había oído que en aquel lugar el pastel de queso era magnifico, pero tenía que reconocer que había cenado maravillosamente. Miró a su alrededor entre las demás mesas para asegurarse de que ninguno de los comensales allí presentes había estado con el postre antes de su llegada. Tenía que asumir que se quedaría sin probar el pastel.

Se detuvo de pie en el sitio unos segundos, recolocó la rosa de papel pintada de rojo que había dejado en el planto y, dejando la servilleta a un lado, salió por la puerta.

Contra todo pronóstico había sido una noche perfecta en aquella ciudad de mierda.

¿Quién lo iba a decir?