miércoles, 13 de diciembre de 2023

Diarios de Ubi Sunt (13-12-23) Sobre la libertad de expresión. Parte 2

 

Plaza de los Bandos (Salamanca)

Hay quien se refugia en la libertad de expresión para poder emitir juicios, amenazas, o  acusaciones serias sobre alguien. Esto por desgracia, hace que aquellos adalides de la moralidad absoluta utilicen estos casos para justificar su deseo por eliminar, o mejor dicho controlar, la mal llamada libertad de expresión.

Como ya he dicho con anterioridad la libertad de expresión es binaria, o es, o no es. No puede tener término medio puesto que el mismo hecho de ponerle limitaciones, implica  que dependiendo de quien ponga dichos límites controla los temas para los que uno es libre de expresarse. Y aquí precisamente hay que destacar esa misma palabra, EXPRESARSE y saber diferenciar entre varios términos que a veces se confunden, se malinterpretan y se instrumentalizan con mala intención.

Expresarse significa dar la opinión personal sobre un tema, sea dicha opinión más o menos acertada.

Hay que diferenciar inicialmente entre acusar, que no ofender, y sentirse ofendido.

Una opinión se limita en todo momento al acto de mostrar en palabras una creencia sobre un tema en concreto. Dichas palabras no afectan en ningún momento de forma física (y repito para que quede bien claro lo de FISICA)  a la vida de nadie ya sea individuo o colectivo. Que el individuo o colectivo se puedan sentir de una forma u otra ante las palabras, será problema de ellos siempre y cuando se mantenga en eso, un sentimiento de ofensa.

Todo el mundo es libre de sentirse ofendido por cualquier tema pero no puede pretender por ello obligar a cambiar la forma de pensar del que ha dado libremente su opinión.

Otra cosa muy distinta es realizar una acusación.

En ese caso la opinión malintencionada cruza la línea de las palabras para llegar al mundo físico. El receptor de dicha acusación ve su vida trastocada ante la posible falacia. Dicha mal llamada opinión, que en realidad es una acusación,  obtiene reacciones tangibles claras completamente denunciables.

Una cosa es acusar, que no ofender, y otra muy distinta es sentirse ofendido.

Habiendo diferenciado entre estos dos términos, la idea binaria de la libertad de expresión sigue estando clara. Una amenaza, una acusación, un llamar a realizar actos vandálicos de cualquier tipo, cruzan el mundo de las palabras para llegar a un mundo físico donde los actos tienen sus consecuencias.

La ofensa es ofensa mientras alguien se sienta ofendido.

Una acusación afecta al ofendido esté este enterado o no de ella. Y es justamente esto lo que habría que controlar no peligrando así la libertad de expresión.

U.S

martes, 5 de diciembre de 2023

Diarios de Ubi Sunt (05-12-23) Sobre la libertad de expresión. Parte 1

 

Torre del Clavero (Salamanca)

       En el momento en el que la libertad de expresión se ve limitada de alguna forma, por pequeña que sea y justificada que esté, deja de existir irremediablemente.

En lo que a la libertad de expresión se refiere no existen peros ni grises. O es plena y absoluta tanto para personas normales como para indeseables, o directamente no la hay, ya que la opinión de unos limita la opinión de otros.

El debate hoy en día, al contrario de lo que piensan muchos, no es si existe o no la libertad de expresión, sino si debería haberla o de qué manera habría que regularla aceptando su inexistencia.

U.S