Entró como una
sombra, sin causar ningún interés en las personas que allí había y
prácticamente sin hacer ningún ruido. El entrechocar de jarras de cervezas,
aquella música de clásicos del rock, el olor inconfundible a tabaco de liar, todo le era familiar aunque
nunca había estado allí.
No era la
primera vez que estaba en un bar de aquel estilo, entrada con escaleras hacia
abajo, paredes llenas de cuadros y posters tapando la madera desgastada, suelo
pegajoso de parquet destrozado de los golpes y los años, las voces de los
bohemios y demás clientes, el entrechocar de las bolas de billar, las risas de
los borrachos y los gritos pidiendo bebidas extrañas eran tapados por el
inmenso submarino de humo que había en el entorno.
El Yelina era
lo que él y unos pocos de su estilo habían denominado un “Punto de cruce”, pero ese es un tema que aun no viene al caso
ya que él está ahí por una razón, o mejor dicho, por un trabajo.
Termina de
bajar las escaleras, la luz ya se ha convertido en simple penumbra por lo que
se queda unos segundos al pie del último escalón hasta que sus ojos se habitúan
a aquel entorno tan conocido para él. A plena vista parece un típico antro al
que todos los raros de la sociedad van, pero él sabe que no es solo eso.
Un conjunto de
mesas redondas de madera abarrotadas de clientes y una barra del mismo material
en negro recorriendo todo el lado derecho de la sala. Eso es prácticamente todo
lo que conforma ese local. Maquina de tocadiscos sin usar ya que la música
proviene de varios altavoces clavados al techo conectados a un ordenador, las
ya mencionadas mesas de billar apartadas a un enorme espacio libre en una
esquina y unos juegos de dardos en otra, se puede decir que es un sitio de mas
metros para lo que acostumbramos a ver en bares, aunque a él claramente eso no le llama la
atención.
Él más bien se
fija en la cara que se le pone a la camarera cuando ha acabado de bajar el
último escalón. Una chica de unos treinta años llena de tatuajes en ambos
brazos visibles debido a una camiseta de tirantes negra con el símbolo del Pub
impreso, un extraño símbolo formado por las letras M,H,T,V y una S tumbada.
Su pelo es rubio en un ochenta por ciento, dejando el veinte restante a colores
aleatorios puestos sin ton ni son.
Se toma un
segundo antes de acercarse a la chica que no puede evitar mantener la sonrisa
de asombro que le ha aparecido cuando le ha visto. Se sienta en el primer
taburete libre y se quita el sombrero dejándolo al lado de una jarra a medio
terminar. El pelo le cae a los ojos, no tiene el pelo largo, la verdad es que
nunca le gusto el pelo largo, simplemente lo tiene un poco descuidado después
de no habérselo cortado en tanto tiempo.
La chica se le
acerca, nadie más parece haberse percatado de su presencia. En ese momento
empieza a sonar “Farewell” de Avantasia. Retira la jarra a medio terminar que quedó al
lado del sombrero y limpia el goteo debido a la ausencia de posavasos con un
trapo que tenía en el hombro.
-¿Le sirvo
algo señor S.J? –se limita a decir sin mirarle a la cara y aun pasando la
bayeta por la barra.
El recién
llamado “señor S.J” mantiene su cara seria, normalmente en esos sitios no se
sentía lo suficientemente cómodo como para sonreír, o por lo menos, solo se
sentía así cuando intentaba hacer las cosas bien y no acabar mal parado como
tantas veces había ocurrido en el pasado.
-Una de esas
me vendría bien gracias. –señala la jarra recién retirada con una mano
enguantada con unos mitones a los que los años no les ha pasado en balde. – ¿Ha
llegado ya todo el mundo? –en este momento la canción alcanza su momento culmen
tapando casi por completo sus palabras,
él no grita, de hecho habla en un tono bajo que sorprendentemente hace
llegar a su receptor.
-Están ya en
la arista esperando. – la camarera cogió la primera jarra que encontró debajo
de la barra, miró dentro a contraluz con un ojo cerrado para ver si estaba
limpia y, tras pasarle el mismo trapo con el que había limpiado la barra,
empezó a llenarla de cerveza de barril.
Un gran e interesante primer acto. A ver qué sucede en la reunión que se avecina en el segundo.
ResponderEliminarSigo a la espera.
Un abrazo!
Gracias compañero, a ver que tal sale este pequeño proyecto que tengo en mente.
EliminarPromete! Quedo a la espera de la continuación!!
ResponderEliminarEn cuanto la repase la cuelgo compañera. Un abrazo.
EliminarHe visto claramente el lugar, estupendas descripciones. Vamos por la segunda parte.
ResponderEliminarQue siga!!!
Saludos y nos leemos.
Gracias Beatriz, un abrazo.
Eliminarestamos escribiendo y es como creando lo que queremos
ResponderEliminarmuy bieno
Gracias compañera, ahi seguimos.
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