La recordaba de tiempos pasados
aunque en realidad no la conocía. Era aquella en la que había estado soñando,
aquella en la que pensaba cuando pensaba en el futuro.
Las cosas de repente dejaron de
importar, a su alrededor solo había felicidad, sus estudios, un pequeño río que
cruzar antes de estar juntos.
Por fin sentía que hacía las
cosas por algo, por alguien, no era tema físico, aunque francamente para él, el
físico no le faltaba. Era más bien algo sentimental, ella había estado allí siempre
pese a que en realidad eso no era cierto.
Defectos, tenía muchos, los veía y
francamente, le daban igual, es más, eran parte de su encanto.
Pasó a ser lo primero sin dejar
de lado el resto de cosas. Pasó a ser alguien con quien compartir cualquier
cosa, en quien confiar plenamente, su mejor confidente.
Pasó a ser un sueño hecho
realidad, un tesoro que cuidar hiciera la falta que hiciera.
Por una vez en su vida le dio
igual quien ganara una discusión, lo importante era ella no quién tuviera la razón.
Disfrutaba de cada momento con
ella y ella de cada momento con él, los buenos y los malos, simplemente compartían
su día a día.
No era una relación normal eso lo
sabia durara lo que durara.
Estaba dispuesto a cualquier cosa
por hacer que funcionara y ella le correspondió dejándole entrar en su vida con
el mismo sentimiento.
Qué satisfacción cuando por fin llega el momento, la persona esperada y uno capaz de reconocerlo.
ResponderEliminarFeliz semanita, Rendan.
ah..esa sensación casi como de llegar a casa..con su luz y su sombra.. Precioso!
ResponderEliminarSaber que es la persona que esperas, y ser correspondido... es tocar el cielo con las puntas de los dedos.
ResponderEliminarQué bonito, Rendan.
Un abrazo, amigo.