viernes, 13 de mayo de 2022

Herencia

 

Tras un fin de semana merecido,

perdiendo la rutina en la arboleda,

la ciudad que me lleva a la carrera

la afronto con descanso, renacido.

 

Engraso las botas que en el camino

quedaron gastadas y polvorientas,

dispuestas a la próxima pelea

que no voy a vivir, he presentido.

 

La muerte me avisa que pronto llega,

yo limpio mis botas y me despido,

en su caja las dejo, ahora a la espera

 

de que las descubra alguien conocido,

y vea que la vida a veces lleva,

a romper con los planes pretendidos.

 

Con que ese día viene, nadie sueña,

todos creen en seguir como han vivido,

parado en el tiempo por el destino

el objeto con una intención queda.

 

Volver a caminar por la arboleda,

un pensamiento que no se ha cumplido,

las botas listas caen en el olvido,

sus suelas ya no pisarán la tierra.

 

Las limpio y engraso como es debido,

sintiendo alegría y a su vez pena,

disfruto de este ritual tranquilo.

 

Sin explicarlo tengo la certeza,

de este último paseo recorrido,

y esta caja que dejo como herencia.

 

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