Sentirse inferior, distinto, sin las capacidades necesarias para vivir una vida plena.
No gustarse a sí
mismo, no entender al resto, analizar cada situación, cada comportamiento, cada
estado de ánimo.
Sentir el paso
inexorable del tiempo, ahogarse ante la imposibilidad de no poder hacer nada,
sentir que se te escapa entre los dedos de las manos mientras tú sigues en la
misma posición. El tiempo es el que avanza, tu alrededor es lo que avanza, tú
no.
Tú, como si
estuvieras atrapado en una burbuja, ves todo moverse mientras tus pies siguen
atados.
Intentas por
todos los medios quitar los nudos que impiden que camines a la misma velocidad
que los demás sabiendo que, cuando lo hagas, ya será demasiado tarde. El mundo
te habrá cogido la delantera y ya estará muy lejos para que camines a su lado.
Dar un paso
tras otro, levantarse, llevar la rutina diaria, tratar de no pensar en la pérdida
de tiempo que ésta implica.
Hacer pequeñas
cosas que te suponen una mínima gratificación inmediata, proyectos fáciles que
no suponen un cambio en tu vida pero que, como una droga, te ofrecen la dosis
de dopamina necesaria para ir tirando.
Comer,
relacionarse cuando toca y disfrutar de la noche cuando tu cerebro, siempre en
continuo funcionamiento, te deja descansar.
Tratar de no
saber de nadie para evitar comparaciones.
Día a día,
semana a semana, mes a mes, año a año… cada vez más viejo, cada vez más
cansado, pero siempre igual, nada cambia, no hay avance.
¿Queréis saber
qué es el infierno? ¿Qué es la definición de pesadilla?
Es sentirse un
inútil sabiéndolo y no encontrar manera de evitarlo.
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