LA MÁQUINA DEL TIEMPO
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ace algún tiempo, como en
1559, un inventor intentaba convertir una nave muy pequeña en una muy grande
por medio de un chip que había inventado él.
- Ojalá que
esta nave que he hecho se convirtiera en una máquina del tiempo, pero he
descubierto que es imposible, dijo. Bueno, no me queda mas remedio que tirarla,
¡esto es lo que voy a hacer!. Después de mi estupenda comida, que va a hacer mi
robot, me acerco al contenedor y la tiro.
Pero cuando se
acercó al contenedor, unos niños se acercaron y dijo uno:
-
¡Mira que nave tan chula!, ¿la has hecho tu, señor?.
-
Si, dijo el inventor tan contento de que podía
dedicarse a hacer juguetes.
Los
niños, en cuanto lo cogieron, sin querer, le dieron al chip un golpe haciendo
que se metiera mas dentro y que empezara acrecer con el juguete. ¡Era increíble!
Que el sueño del inventor se había vuelto realidad, lo único es que no había
metido el chip muy dentro.
-
Güay
dijeron los niños ¿Cómo lo has hecho?
-
Es una máquina del tiempo, soy inventor ¿sabéis? Y
me gustaría que vinierais conmigo al pasado ¿queréis?
-
Si, inventor, dijeron los niños.
-
Llamarme profesor, p0or cierto, ¿Cómo os llamáis?
-
Yo Rodri y mi amigo Sam.
-
Bueno, pues a qué esperamos? Todos dentro de la
máquina del tiempo. ¿a dónde vamos? Yo siempre he querido ser caballero, así
que nos vamos a la edad media ¿Vale?
-
¡Si!
-
Pues allá va, Rodri, dale a esa palanca, Sam, dale a
ese botón y a la Edad media.
-
¡Bom!
-
¿Qué ha pasado? ¿Dónde estamos?
-
Estamos en la Edad media chicos y por lo que veo ahí
hay un caballero.
Era un
caballero muy alto y muy cortés por lo que se veía. Estaba encima de un caballo
y llevaba puesta su armadura.
Y por lo que
veo ahí está el castillo con sus banderas, dijo el profesor. Pero antes de
decir mas cosas, pasó por delante suyo una flecha y llegó a parar al combustible
de la máquina.
-
¡Oh no! Además que el caballero nos ha disparado,
nos han dado en el combustible, dijo Sam.
-
Quietos ahí, no os escapéis, dijo el caballero.
-
Debí de traerme mis herramientas, porque sin ellas y
sin nuevo combustible no puedo hacer nada dijo el inventor.
-
¿Qué es eso?
-
Esto es una máquina del tiempo y tu nos la has
estropeado.
-
Lo siento pero
¿Eres un mago?
-
Pues claro que..si, si, soy un mago.
-
¿Qué haces profesor?
-
Estoy intentando que se lo crea y seamos bienvenidos
al castillo.
-
Bueno si eso te hace feliz hazlo, pero a nosotros no
nos metas en esto.
-
Y ¿Quiénes son estos?
-
Son mis ayudantes.
-
Pues parece que nos ha metido en esto Sam.
-
Bueno, pues si sois quien decís ser, venid a
Japenburgo, allí seréis bien invitados ¿Vale?
-
Si.
-
Te acordarás de ésta, te acordarás.
-
Lo siento, era lo único que podíamos hacer, y además
ha funcionado ¿no?
-
Si, pero ¿Qué vamos a hacer con la máquina?
-
Tranquilo, el chip se puede sacar un poco y se
volverá a su tamaño normal, ¿lo ves?.
-
¿Cómo lo habéis hecho?
-
Somos magos, ¿Recuerdas?
-
Ah si.
-
Y ¿Qué vamos a hacer con el combustible?
-
Puedo hacer otro con monedas de plata que nos dará
el Rey.
-
Bueno, ya hemos llegado, dijo el caballero. Vamos al
castillo.
-
Oye caballero ¿tu crees que el rey nos dejará
monedas de plata?
-
Si haces una prueba si,
-
Ah vale, gracias.
-
Bueno , ya hemos llegado al castillo
-
Eeee...., los de arriba, que llega un mago y no
podemos esperar, es una misión importante.
-
¿Quién es?
-
Raimon y tengo prisa.
-
Vale, ya abro.
-
Muchas gracias, y ahora a ver al Rey
-
¿Cómo se llama el Rey?
-
Juanfom.
-
Hola alteza
-
Hola, hola, hola, éstos son magos que necesitan
ayuda.
-
Lo que queremos es plata.
-
Vale, pero tenéis que matar al dragón que está en
las colinas, ¿Vale?
-
Si, pero ¿Cómo vamos a matarle?
-
Eres mago ¿no?.
-
Si..si..claro, cómo se me podía haber olvidado.
-
¿Qué vamos a hacer profesor?
-
Ya se me ocurrirá algo, y ahora callaos.
-
Señoría, ¿Nos podrías dar tres espadas?
-
Si claro, y ahora marchaos.
Los tres se
fueron a las colinas pasando ríos y en cuanto llegaron los tres empezaron a
temblar.
-
Grrrrrrrr....gruñó el dragón
-
Yyyyy....¿ahora?....¿Qué hacemos? ¡Tu dijiste que si
al Rey, así que tu nos salvas del dragón!.
-
Vale,
yo os salvaré con las espadas, pero vosotros le entretendréis.
-
¿Y cómo le entretendremos?
-
Tirándole piedras, y ahora empecemos la caza del
dragón.
-
¡Tonto quémame!
-
No, ¡Quémame a mi!
-
¡No, a mi!
La primera
espada no se clava, así que ¡todos a la nave!, pero se va a estropear con las
llamas. ¡Es verdad, las llamas rebotan en la nave y quemarían al dragón!, así
que meteros en la nave y haced que la pegue una llamarada.
-
¡Vale!
-
¡Eh, dragón, estamos aquí!
-
Fffff.......
-
¡Está funcionando!, ¡Se está quemando y se ha
muerto!
-
Chicos, vámonos al castillo con la garra del dragón
para que sepa que le hemos matado.
-
Bueno, ya hemos llegado
-
¿Quién hay ahí abajo?
-
El mago con la pata del dragón
-
Vale, abro.
-
Hola alteza, ya hemos matado al dragón.
-
Y por matarle te daré las monedas, aquí tienes.
El profesor se
pone a arreglar la nave para volver a casa, pasó una hora y por fin lo hizo.
-
¡Lo hice!, ahora colocaros aquí y ya está. Todos a
la nave.
-
¡Bom!
-
Por fin en casa, dijo Rodri.
-
Bueno, nos tenemos que ir, ¡Adiós!
-
Y yo también, ¡Adiós!
FIN
A veces desearíamos una nave o cápsula para vivir historias libres y mágicas desde la ausencia de preocupación. Curiosamente, con otros matices, muchas suceden en nuestro día a día...Pero no atinamos a ponerle nombre o a contarlas ... Por quizá pensamiento de incomprensión.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo