En mis momentos de bajón la música
siempre tiene la respuesta. Si soy sincero no tengo buen oído, a decir verdad
el don musical en mi familia se saltó todas las generaciones, (cosa que no
ocurre con la pintura y otras artes en las que solo se saltó mi generación.)
Pero aunque ese deseo por crear
música me fue truncado desde el momento de mi nacimiento, siempre he tenido gran pasión por sus melodías,
las historias que cuentan, el sentimiento que me deja… sea cual sea la situación, es ella la que me
acompaña como un buen amigo que se que nunca me dejará.
Estoy sentado en la terraza de
un sexto piso hace ya tiempo vacío. El cálido viento de verano de las tres de
la mañana me cruza el torso desnudo en lo que el humo del cigarro se disipa por
el cielo de una calle vacía.
En los cascos, la música de Iseo
& Dodosounds hace que me recorran escalofríos por toda la piel. Mis preocupaciones
y tristezas se me han olvidado, este grupo siempre me provoca esta amnesia
interesada.
En la calle pasa un coche
rompiendo el silencio, desde el balcón de mi casa se puede ver el parque
principal de la ciudad, las vías del tren y todos los barrios de alrededor,
ahora está todo dormido, salvo por el coche y la reja de un local que está
cerrando en estos momentos, se podría decir que todo es silencio. Bueno,
silencio, y mi Iseo.
Le doy otra calada al cigarrillo
de liar, nunca he sido mucho de fumar pero tengo que reconocer que disfruto de
estos momentos de tranquilidad y dedos ya ágiles de años liando este vicio que
se que en algún momento tendré que dejar. Recuerdo aun mi primera calada a
escondidas, primera de muchas que le siguieron siempre en la soledad de la
noche, con los cascos puestos, mirando a la nada, simplemente tomando el aire y
disfrutando de la vida, mi pequeño secreto.
Iseo me deja justo en este
momento dando paso a una nueva adjudicación, Sofia Ellar, tengo que darle las
gracias a mi amiga y gran cantante Sevillano por este nuevo añadido a mi colección
de música, la canción, pese a ser triste, está llena de ganas de futuro. Sonrío
sintiéndome identificado y echo para atrás la cabeza, estos momentos de
felicidad son escasos y hay que disfrutarlos al máximo.
Pienso en todas las personas con
las que he estado esta noche, viejos amigos a los que ya puedo considerar
familia, sé que mucha gente de mi alrededor vendrá y se irá como este aire cálido
de verano, pero de estos no tengo duda de su presencia en mi vida estemos donde
estemos.
Sigo el ritmo con la pierna, a veces
me lanzo hasta a tararear o cantar algunas estrofas que me sé, tratando de no molestar a mis vecinos,
este es mi momento, de nadie más, no se comparte. Apuro el cigarro antes de que
acabe la canción y me prometo a mi mismo que ese va a ser el último, aun no lo
he notado en el correr, pero no tengo la menor duda que en algún momento mi
cuerpo me pedirá que elija entre una cosa u otra. De momento me limito a
decirme que este va a ser el ultimo aunque sé que no lo digo lo suficientemente
convencido, apago mi mp3 de pilas y aun me quedo un rato mas en el silencio de
la noche, el susurro de la ciudad…
Me levanto de la silla de plástico
comido por las lluvias y el calor, me estiro y me doy media vuelta, hoy dormiré
bien, Iseo y Sofía ya se han encargado de que lo haga. Doy gracias por estos
momentos de tranquilidad y aun con mi amnesia provocada me voy a la cama.
Mañana será otro día.