Llevo mucho sin correr y se nota, mi mente vuelve a pensar en cosas que no tiene que pensar, los recuerdos que quedaban encerrados en los días de músculos entumecidos y cansancio acumulado vuelven a brotar sin pedirme siquiera permiso.
Personas que deberían desaparecer
de mis pensamientos, al igual que lo hicieron de mi vida, se presentan ante la
puerta de mi memoria haciendo reflotar sentimientos que ya estaban
desvanecidos.
Mi cabeza funciona de forma
extraña, al margen de ser yo quien la controla, es esta la que, como un
perrillo con ganas de salir a pasear, me empuja y me lleva hacia donde ella
quiere, solo el cansancio del correr y el ejercicio de auto superación le tiene
lo suficientemente agotada como para que se comporte bien y se deje sujetar con
la correa.
Estos días, por motivos
personales, he dejado de correr, la preparación para la próxima maratón ha
quedado en pause en lo que descanso para el camino de Santiago en unas semanas,
mientras, los pensamientos y los fantasmas de tiempos pasados y futuros
inexistentes, vuelven para atormentarme estos días que deberían ser de
tranquilidad.
El año ha ido bien, el curso ha
salido como nunca pude haber imaginado, el currículum ha crecido y el correr me
ha mantenido despierto y animado con todo lo que me rodea (a parte claro está,
de la forma física que esto conlleva) me miro al espejo y ya no reconozco al
chiquillo que hace ya siete años empezó una nueva etapa en una nueva ciudad.
Este momento de parón ha sido un descanso de
todo el agotamiento que mi vida ha podido generar a lo largo de estos últimos meses,
pero ahora noto la ausencia del desgaste físico.
Mi cerebro vuelve a recuperar
las ganas de dar guerra que tanto le caracterizan, mi maldición de pensar
demasiado hace del dormir toda una odisea entre conversaciones revividas,
momentos imaginados y fantasmas, siempre están ahí los fantasmas que ya
considero parte de mi propio ser.
“Llevo mucho sin correr” pienso en
lo que preparo la mochila que voy a cargar a lo largo de quince días, he
logrado reducirla a cuatro kilos y medio cosa que no creo que sea un gran problema
a la hora de la verdad, pero en lo que decido qué añado y qué quito del macuto que
en tantos recorridos me ha acompañado, no puedo evitar pensar en las ciudades
que han significado mucho para mí a lo largo de estos años, Coruña, Salamanca,
Málaga, Madrid… no puedo evitar pensar en mis fantasmas danzando orgullosos en
esta época de descanso.
Próxima parada Irún, camino
Santander.
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