Primer día
de confinamiento, aún no nos hemos comido los unos a los otros por lo que aún
no estamos preocupados aunque es algo que llegará de un momento a otro.
La
falta de comida no va a ser problema, cuando digo lo de comernos los unos a los
otros no va a ser tanto por el hambre sino por el acúmulo de mala leche debido
al estar encerrado contra tu voluntad, pero de momento, 24 horas pasadas.
Por el
momento me he dado cuenta de varias cosas.
Uno, la
cantidad de paletos y patanes que existen en este país donde la compostura se
pierde por la búsqueda de supervivencia a una crisis que no requiere de dicho
instinto, es literalmente innumerable.
Dos, la
facilidad con la que una sociedad supuestamente avanzada es capaz de aceptar
gustosamente sin la más mínima queja, la pérdida de sus derechos y libertades
debido al miedo y a la histeria colectiva. En menos de 48 horas hemos aceptado
sin rechistar el no poder salir libremente a la calle, el que nos puedan
requisar cualquier propiedad, que debido a ello puedan entrar sin permiso en
cualquier lado, posible control de medicamentos por parte del gobierno, uso del
ejercito en las calles…
Tres,
que los perros han pasado a tener más derechos que los humanos.
En
cualquier caso es cierto que actualmente dada la situación no ha quedado otra
que tomar medidas en el asunto, las preguntas que me planteo son:
¿Cómo
hemos llegado hasta este punto?
¿Son
realmente necesarias unas medidas tan estilo George Orwell?
¿Cuánto
tiempo seguiremos así?
Y...
Si el
miedo nos lleva a ser ovejas...
¿Quién nos
asegura que no se utilizará contra nosotros cuando se necesite?
¿Y quién puede desmentir que no está todo preparado para avanzar sobre las pocas libertades y derechos que quedaban pendientes?
ResponderEliminarSaludos,
J.