Uno no cree en el amor hasta que lo sufres, hasta que pese a todos los sentimientos encontrados no puedes dejar de pensar en ella.
Sin
saber ni cómo ni por qué me encontraba de repente con ese libro en la mano, hacía
ya mucho tiempo que mi mente no se había molestado en recordarlo.
No
era un libro cualquiera, era un recuerdo, una época, una persona, Marina.
Un
libro al que cogí un cariño especial en su momento, un libro en el que me
quedan aun tres páginas para terminarlo. Que me tocó hondo, que me recuerda una
historia con un final que no debió tener.
Somos
responsables de nuestros actos y todos tenemos que aprender a vivir con sus
consecuencias.
Había
dejado atrás todo aquello, pero parecía que el pasado me perseguía. No quería
olvidarlo, había aprendido a vivir con ello, me había convertido en quien
considero alguien mejor, aquel chaval ya no existía pese a ser el mismo.
Tampoco
quería sentir de nuevo lo sentido en aquellos últimos días, sentirme como un
gilipollas, infravalorarme sin razón alguna. El ultimo año…
No
me considero buena persona, listo si, inteligente dependiendo del asunto,
razonable en cuanto a mi razón se refiere, nunca sabré como se ve desde fuera,
pero no buena persona.
Ese
libro me llevaba a muy buenos recuerdos gobernado por uno muy malo.
Recuerdos
que guardaba con cariño procurando que el rencor no los jodiera como chapapote en
el mar.
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