¿Qué queremos ser de mayores?
¿Qué queremos en la vida?
No lo sé, esa es mi contestación
a amabas preguntas. No sé a lo que me quiero dedicar el resto de mi vida, si os
soy sincero no veo absolutamente nada en este mundo a lo que dedicarme por el
resto de mis días.
No me considero alguien
especial, más de una vez lo he dicho y lo seguiré diciendo, soy alguien del
montón, por muy raro que me puedan llamar lo cierto es que, por poco que me
guste la idea, no dejo de ser uno de los millones de seres humanos nacidos en
este mundo con todos los defectos que ello implica, y unos cuantos más que
llevo de fabrica.
No dejo de ser una persona sin
importancia, sin huella en el planeta, soy alguien del montón, esa es la
realidad.
Creemos que estas preguntas con
el tiempo sabremos responderlas pero lo cierto es que, ahora que el ser mayor
se puede considerar que ha llegado, sigo con exactamente las mismas dudas.
Tengo claro que soy del montón
pero del serlo al quererlo hay un cambio que hace que me machaque en mis dudas.
No quiero ser una hormiga más,
no quiero tener una profesión como cualquier otra, para bien o para mal si
tengo algo claro es que quiero, ante todo, ser envidiado. Quiero disfrutar de
la vida, que esta no pase como agua del rio, quiero ser distinto, hacerme
notar, quiero hacer aquello para lo que el ser humano no está diseñado.
Quiero echarle cojones a la
vida, al margen de lo que piensen, al margen de las posibles consecuencias,
quiero que me llamen raro y yo sentirme orgulloso de ello, quiero ayudar de
profesión, quiero ser distinto.
No sé que quiero ser de mayor,
ya es un poco tarde para planteármelo tan siquiera, pero tengo claro que no
quiero ser una oveja más, quiero ser el color rojo en una película de blanco y
negro, un grito en el cine mudo, la voz de la razón en la religión, la
humanidad y sinceridad en la política.
Quiero ser la lógica en la
tradición, si se tiene que perder que se pierda, no tiene ningún valor, ser el
respeto ganado y no adjudicado, quiero ser la libertad misma, esa libertad que
no existe y que está llena de prejuicios, leyes, fronteras y gilipollas.
No soy bueno en nada pero
tampoco me conformo con poco, puede que eso me lleve por caminos dificultosos
llenos de caídas, puede que hasta lo pierda todo debido a mi cabezonería. Pero
esta es mi forma de ser, no estoy contento con nada y siempre pido más, ser
distinto.
No soy más que un amante de la
música, apasionado de los malabares, escritor a mis tiempos libres.
No soy más que una hormiga que
quiere ser elefante.
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