Cierro los
ojos, siento la música, Ataraxia.
No conozco
el amor ni quiero conocerlo,
conozco
el sufrimiento que deja a su paso y no dejo de pensar en revivirlo.
Soy aquel
que respira hondo antes de dar un paso adelante,
el que
por tonto es bueno y que por bueno, no se plantea ser de otra forma.
Soy alguien
que no piensa en su futuro si no es para dejarlo a su suerte,
el que confía
plenamente en Dios y en el raciocinio que este le dio,
el que
considera que el respeto se gana, no se tiene,
el que
ve el atractivo del pecado que nos hace tan diferentes y únicos,
el que
cree que todos estamos en el mismo escalón por muy altos que se crean algunos.
Soy el
que rechaza cualquier tipo de violencia sin tener que ponerle apellidos,
cualquier
tipo de injusticia sin etiquetarla,
cualquier
tipo de desigualdad sean quienes sean sus protagonistas,
el que
piensa que más de alguno se merece una paliza sin remordimientos.
Soy un
principiante a escritor que dice su opinión sin que se la pidan,
que
comete faltas de ortografía sin que le importen,
que
lanza las palabras al aire sin esperanza de que sean recogidas.
Un ermitaño
que está rodeado de gente,
un poeta
sin poesía,
un budista
sin meditación,
un arquitecto
sin profesión,
un soñador
sin sueño y con el café siempre en la mano.
Cada uno se encuentra donde siente que está su verdad, simplemente.
ResponderEliminarUn abrazo
Un escritor sin palabras...
ResponderEliminarJ.
Soy la que ese preciso día en que se publicaba este poema, cumplía años, de paseo por las playas de Brasil, con una caipirinha en la mano, bajo el sol.
ResponderEliminarSomos lo que cada uno puede... Sin dudas. Y estamos donde nos dejen llegar.
Saludos.