Bebo de
los versos de mi abuelo, de mis experiencias pasadas que sin saberlo me fueron
llevando a donde estoy ahora.
Bebo de
una vida de mierda que no cambiaría por nada, estoy entero, con mis más y con
mis menos, pero entero.
Bebo del
grial prohibido de tus labios secos, de los besos llenos de mentiras, llenos de
futuros inciertos, vacíos de “tequieros” que quedaron atrás en los pudieron
haber sido pero no fueron.
Bebo del
gilipollas de turno que me dijo no puedo y yo, cabezota, hice todo por hacerlo.
Bebo de
mis letras corridas por la lluvia que sin saberlo limpian mi conciencia perdida
hace ya tiempo.
No seré
yo quien diga lo que está mal y lo que por educación, costumbre o repetición, está
bien para un público para el que los prejuicios son algo serio.
Bebo de
un pasado del que aprendo sin avergonzarme, recordando mis errores y los de un
pueblo que se empeña a negar su historia por penosa que sea, tropezando con las
mismas piedras, cayendo en los mismos huecos, destruyéndose desde dentro,
repitiendo los mismos versos.
Mi bandera
es mi familia y mi apellido, pero también mis amigos con los que por decisión propia
me encuentro, es la tierra en la que nací, el cielo que conozco desde que era
pequeño y no me importaba la política, el racismo ni el género.
No paro
de beber y aun así estoy sediento, sediento de lo que la vida me ofrece y yo
sin miedo acepto.
Sediento
de forzar mi cuerpo para ver si es capaz de llegar hasta el extremo sin
romperlo.
Somos frágiles
y sin embargo no sabemos lo que podemos alcanzar si no nos atrevemos.
La vida
es demasiado corta y yo un necio que quiero aprenderlo todo, vivirlo,
experimentarlo y seguir cambiando según bebo.
Bebes demasiado a mi ver...
ResponderEliminarPero bueno, cada uno hace lo que puede.
Saludos,
J.
De tanto beber de esta tóxica vida, cómo habrás quedado!!!
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