Estos
dos últimos días de festival han sido un no parar. El miércoles con la
conferencia de Pedro Pitarch “Post Post,
el mapa impuesto al territorio” donde nos mencionó entre un montón de
palabras complejas, la importancia de la sociedad y las masas para construir
ciudad.
La
arquitectura genera espacios, pero a su vez un festival y elementos puntuales
masivos del estilo también generan un urbanismo interesante.
La
conferencia del último día (jueves) de Pablo
Blazquez “Ver lo invisible” nos hizo
pensar sobre el paso del tiempo y el movimiento de piedras, literalmente.
La
arquitectura, pese a que tratamos de mantenerla estática en el tiempo y pese a
que sus piedras son elementos inertes, tiene en realidad vida propia, los
monumentos se mueven de un sitio a otro viendo mundo y diferentes culturas, se
impregnan de las personas que los visitan al igual que dichas personas se
llevan a casa algo de ese monumento, las casas se habitan, se transforman y
finalmente, con el paso del tiempo, se caen y mueren después de haber vivido
muchas historias, de haber crecido y haberse transformado.
Dicho
esto se nos plantea una pregunta, ¿Hasta qué punto la catalogación de edificios
y fachadas, o la protección de monumentos tiene sentido? Fueron creados para
cumplir un cometido, simplemente eso.
Hay
que asumir el paso del tiempo, hay que asumir que las cosas acaban
desapareciendo no sin antes haber dejado un rastro tras de sí, las piedras se
mueven, viajan a distintos lugares hasta el punto en que la tierra es una sola
y todo esta interrelacionado.
Me
ha quedado mucho por ver en estos días pero he contado mi experiencia que no es
ni la mejor ni la peor.
Estos
días de la Fetsac saca lo mejor de nosotros como arquitectos, vemos que no todo
es escuela, vemos que no todo es puteo y estar jodidos por algún profesor
gilipollas, vemos que hacemos esto porque queremos, porque nos gusta, porque
pese a que nos quejemos, es nuestra vida y no la cambiaríamos por ninguna otra,
¿Somos gilipollas? En el sentido bueno de la palabra si, ¿Estamos locos? Puede ser,
eso que lo decida cada uno, pero si estamos aquí es por algo y bajo ningún concepto
buscamos que nos entiendan y mucho menos que alguien nos diga para qué valemos
y para qué no.
Esta
es una carrera de aguante, y como cualquier maratón se trata de seguir
corriendo a tu ritmo hasta alcanzar la meta.
El
“Hola chavales” no habrá sonado este año, pero la Fetsac sigue cumpliendo su
cometido gracias a los alumnos de esta escuela.
Un
saludo, y volveremos el próximo año.
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