Prefiero una plaza en la que se
haga botellón a una plaza vacía.
Hace poco unos policías
municipales me llamaron la atención por estar sentado en el suelo de un paseo
marítimo, no estaba entorpeciendo el paso,
a decir verdad estaba en un extremo de una acera que debía de medir unos
6 m de ancho.
Un paseo que sólo sirve para el
mero tránsito de ciudadanos que no pueden disfrutar del lugar si no es de pie o
en uno de los bancos alineados cada 20 metros.
Las ciudades sirven para usarse.
Estoy más que harto que ver
plazas vacías y espacios abiertos con grandes posibilidades que se quedan
estancados en el tiempo por unas leyes políticas que no piensan en otra cosa
que el dinero.
¿De qué sirve un parque si en él
hay carteles de no pisar la hierba?
Ciudades que podría estar llenas de vida quedan totalmente
muertas siendo únicamente recorridos de comunicación para ir desde un punto A a
un punto B, casa trabajo trabajo casa, y si no, ir a hacer la compra, super,
cine, bar o cualquier otra opción en la que tener dinero es lo principal.
El no tocar, no pisar y no traspasar queda a la orden del
día.
Millones de calles, avenidas y
por qué no, repitamos, plazas y
parques, se privatizan con terrazas de
bares en los que, si no pagas, lo siento mucho, no puedes estar aquí.
Hace no tanto se hizo, a mi forma de verlo, un experimento en la plaza mayor de Madrid.
Se cubrió el pavimento libre de
mobiliario, que estamos tan hartos de ver en todas las ciudades, con una
alfombra de hierba y se dio plena libertad para usarla, ¿El resultado? Bueno,
una imagen vale más que mil palabras.
Prefiero que se haga un botellón
en una plaza a que esta quede vacía, prefiero calles abarrotadas a “malroyeras”
prefiero el desgaste del uso, aunque sea
malo, a una a ciudad muerta congelada en
el tiempo.
Los espacios están para usarse,
no lo olvidemos.
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