jueves, 29 de abril de 2021
miércoles, 28 de abril de 2021
VEINTISIETE (Hermanas)
Rechaza lo que no
conoces.
Obvia situaciones
por el simple hecho de no querer estar de acuerdo con ellas.
Mófate de aquello
de lo que estás en contra para infravalorarlo y derribarlo sin necesidad de
razonamiento ni esfuerzo mental.
Sigue la
corriente, lo políticamente correcto y estarás plenamente convencido en tus
convicciones sin saber siquiera de dónde han salido.
Serás una oveja
más en un mundo en el que estos animales tienen éxito.
Se fiel al sesgo
de información establecido y nadie se meterá contigo. Puede incluso que hasta
caigas bien.
Si Dios existe,
debe estar riéndose a vuestras espaldas.
U.S
Le dolía la pierna, ya casi no podía
mantenerse en pie. Se la había mal vendado con su propia bufanda
inmovilizándose lo mejor que pudo el tobillo.
Le dolía la cabeza, las sirenas no
habían parado de sonar y el hecho de forzar la vista en la oscuridad tampoco
ayudaba. Estaba deseando llegar a casa y tirarse en la cama.
Le dolían los brazos. Había empezado
teniendo cuidado de dejar las cosas como se las había encontrado pero al cabo
de una hora simplemente quedaba todo donde caía. Sentía tremendamente la
destrucción de aquel lugar. No quería ni pensar en la cara que se le iba a poner
al primero que pasara por aquella puerta al día siguiente.
¿Dónde estaba el puto libro?
Tenía ganas de gritar de desesperación
pero trató de contenerse. Lo que menos falta le hacía era la intromisión de
alguien en lo que estaba haciendo. Ya había tenido que dejar inconsciente al de
seguridad quien dormía en ese momento plácidamente entre una montaña de tomos
de la enciclopedia del Románico.
Pasó a la siguiente estantería pisando
todo aquello que quedaba en su camino. No estaba de humor para nada, como
alguien le echara en cara algo de lo sucedido esa noche ponía a dios por
testigo que le iba a acabar pegando un tiro.
Empezó por el libro de arriba a la
izquierda y como había estado haciendo una y otra y otra vez desde que había
llegado, lo sacó, leyó el reverso, lo tiró, con aún más rabia que el anterior, y
cogió el siguiente ya con cero expectativas de que fuera el correcto.
Habían pasado unas dos horas. ¿Cómo
era posible que aún no lo hubiera encontrado? Por lo que había oído de Iván, no
se podía decir que el chaval fuera una lumbrera.
Dónde, coño, estaba, el puto, libro.
Le entraron ganas de llorar pero se
contuvo avergonzándose de sí misma. Había superado un millón de dificultades
hasta llegar allí y no iba a dejar que
aquello pudiera con ella.
Miró el reloj. Ya eran casi las dos.
Tanto su sobrino como Alex tenían que haber llegado ya a Ávila. Esperaba que no
se hubieran encontrado ninguna complicación.
Aún tenía varias horas por lo que
decidió tomarse un descanso.
Se sentó en el suelo rodeada de
libros, cogió un cigarrillo y comenzó a fumar. Por un momento en su cabeza pasó
la idea de quemarlo todo pero la rechazó en el acto.
Enfrente aún podía tener perfectamente
unas veinte o treinta estanterías por revisar. Estaba ya en las salas
interiores donde la luz de la ciudad no entraba, por lo que se había tenido que
acostumbrar a la oscuridad casi plena.
Su móvil, bueno, se había quedado sin
batería para variar. Estaba sin linterna.
Pasó la mirada tranquilamente por las
baldas que tenía enfrente. Para ella ya todos aquellos volúmenes eran iguales,
mismo tamaño, mismo grosor, mismo color, mismo tipo de letra... daba igual que
realmente no fuera así, ella había reducido a una misma descripción a cada uno
de aquellos contenedores de información.
En ese momento se paró al ver que
había un tomo fuera de su sitio colocado encima del resto. Un sentimiento de
ira apareció revolviéndose por su cuerpo.
No podía ser que Iván hubiera dejado
el libro a plena vista de una forma tan exagerada. De todos los que Irene había
sacado hasta el momento no se había encontrado ninguno en posición horizontal.
Esa biblioteca había llevado el orden
a su máxima expresión. Todo estaba catalogado, todo tenía su sitio exacto en la
estantería. No tenía que haber ninguno fuera de lugar.
Se levantó con cuidado tratando de no
apoyarse demasiado en el pie malo y se acercó cojeando hasta allí.
Cogió el libro como había hecho tantas
veces aquella noche y leyó el lomo. “Leyendas de Helmántica” ponía claramente
en unas letras bien marcadas en dorado. Lo abrió sorprendiéndose de que era un
manuscrito original. Era normal que nadie hubiera oído hablar de aquel libro
antes de que Iván lo mencionara.
Irene soltó el aire aliviada. Lo había
conseguido, había encontrado el dichoso libro. Ya podía volver a casa a
descansar de una vez por todas. Estaba deseando pisar la cama.
Se sintió idiota por no haberlo
encontrado antes pero procuró no hacerle caso a ese sentimiento.
Vio una última vez cómo había dejado
todo. Decir que había caos en aquel lugar era decir poco, siempre había tenido
problemas para contener sus nervios.
Se despidió del de seguridad quien
seguía inconsciente en la esquina donde lo había dejado y caminó como pudo
hacia la salida.
Ahora tenía que tener cuidado de que
no la pillaran. No podía entretenerse, se tenía que alejar lo más posible de
allí.
Salió al claustro y respiró
profundamente. Si no hubiera sido por las circunstancias hubiera disfrutado de
aquel lugar.
Le costó más de la cuenta saltar el
muro pero tuvo suerte de que nadie estuviera en aquella calle para verlo.
Pese a que su casa, o mejor dicho, la
casa de su hermana y su cuñado, estaba en dirección contraria, decidió dar un
pequeño rodeo para no pasar por la Clerecía. Primero saldría del centro y luego
ya descansaría.
Caminó por las calles casi vacías
cruzando los dedos para que no la pararan. Su cojera llamaba la atención de las
pocas miradas que seguían despiertas a aquellas horas de la noche.
Se planteó ir al Yelinas pero rechazó
la idea en el acto ya que lo más seguro es que hubieran acordonado la zona. Finalmente
decidió seguir el plan inicial.
La ciudad estaba tranquila, echaba de
menos aquella sensación.
-Hola Irene ¿Qué tal te ha ido con
David? Llegas muy tarde ¿No? –la voz de
su hermana la sorprendió hasta el punto de buscar su pistola en el bolsillo.
Dio gracias a haberla tirado.
-¡Por Dios Paula! Qué susto me has
dado. ¿Qué haces aún despierta a estas horas? –se acercó a ella tratando de
disimular la cojera. Estaba sentada en el sofá con un libro apoyado en las
rodillas. Se la veía algo dormida, Irene estaba segura de que acababa de
despertarse.
-Lo siento no he querido asustarte.
¿Qué te ha ocurrido en la pierna?
-Un mal paso, nada de lo que
preocuparse.
-¿Estás bien? ¿Necesitas hielo o algo?
-No te preocupes. –dijo mientras se
sentaba a su lado. –hacía mucho que no estábamos las dos solas así. –Paula
asintió apretándole el hombro. –dime, ¿Qué haces despierta a estas horas?
-Estaba esperándote y me quedé
dormida. Quería saber qué tal te había ido con David. ¿Has estado con él hasta
ahora? ¿Dormía en el hotel? –Irene le dio un abrazo sin previo aviso, las dos
se quedaron un rato así.
-No. –contestó. –nos tomamos una cerveza
y luego se marchó. Tenía cosas que hacer por lo visto. Ha crecido mucho en
estos años. –Paula volvió a asentir con una sonrisa en la cara.
-Me ha hecho muy feliz volver a
teneros aquí a los dos. Hacía tiempo que en esta casa no se respiraba así.
-¿Así como?
Se encogió de hombros.
-Así. Simplemente así. Mi hijo ha
vuelto, mi hermana ha vuelto. Cierto que aún queda mucho para que todo vuelva a
ser como antes pero por algo se empieza. –miró el libro. – ¿Y eso?
-Lo he visto en una tienda de segunda
mano y se me ha ocurrido regalárselo a David. –mintió. – ¿Crees que le gustará?
–se lo dio.
-“Leyendas de Helmántica, recopilación
de historias de las ciudad dorada” siempre le gustó esta ciudad. ¿Vendrá mañana
por aquí?
Esta vez fue Irene la que se encogió
de hombros.
-Nadie puede saber lo que le pasa por
la cabeza a ese chico. Le criaste bien, eso no lo dudes. Se ha convertido en
alguien que merece la pena tener cerca.
Los ojos de su hermana se llenaron de
lágrimas.
Momento de silencio.
-Sabe lo nuestro ¿Verdad? Nuestra
herencia maldita. –su voz era débil.
A Irene le sorprendió ese comentario.
Se planteó en un momento volver a mentir pero vio en su cara que no era
necesario.
-¿Cómo lo has sabido?
-Que haya rechazado aquello que nos
inculcaron de pequeñas no significa que sea ciega. Me parecía mucha casualidad
que los dos aparecierais justo ahora después de tanto tiempo. No, está bien, no
hace falta que te expliques. –le dijo cortándola justo cuando había abierto la
boca para hablar. La volvió a cerrar. –me alegra teneros de vuelta a los dos.
Para mí con eso es suficiente. Solo prométeme que cuidarás de que no le pase
nada malo.
-No te preocupes, no está metido en
nada peligroso. –volvió a mentir. –simplemente descubrió lo que es. ¿Sabías que
sus amigos también lo eran?
-Siempre tuve mis sospechas. Nunca me
gustó que anduviera con ellos. Pobre Iván. ¿Qué tal encontraste a David?
-Se recuperará. Es un chico fuerte y
ya ha pasado por mucho.
-Ha enterrado a demasiados amigos para
la edad que tiene.
Las dos se quedaron en silencio. De
fondo se oían de vez en cuando los ronquidos de David padre en la habitación de
al lado.
Finalmente Paula se levantó del sofá
dejando el libro sobre la mesa.
Voy a buscarte algo para bajarte esa
inflamación. –dijo señalando el tobillo. Hay arroz en la nevera de esta mañana
por si vienes con hambre. –lo cierto es que le rugían las tripas. –me alegra
que estés aquí hermanita.
El sonido del móvil vibrar la despertó.
Miró la hora. Ya casi era la una, se había pasado la mañana durmiendo. Se
desperezó, desenchufó el cargador y finalmente descolgó.
-¿Diga? –dijo a la par que bostezaba.
-¿Dónde estabas? ¿Por qué no
contestabas? –era Adriana. –será mejor que vengas al Yelinas cuanto antes. Ha
sucedido algo. ¿Conseguiste el libro?
-Lo encontré, no te preocupes. ¿Qué ha
ocurrido? –estaba colérica, debía de ser grave.
-Un nuevo ataque.
-Voy ahora. –saltó de la cama
arrepintiéndose en el instante en que su pie tocaba el suelo. Se había olvidado
del puto tobillo. Su hermana se lo había vendado y tratado con una pomada. La hinchazón
había desaparecido pero el dolor permanecía.
Tardó más de la cuenta en llegar al
callejón del Yelinas. La pierna le estaba matando, se pasaría por el hospital
después de aquello.
La puerta estaba rota. Parecía que
habían entrado por la fuerza rompiendo la cerradura.
Se arrepintió de no ir armada pero se
había quedado sin su arsenal. Abrió lentamente asomándose escaleras abajo. No
se oía ni un solo ruido. Lentamente fue bajando escalón a escalón pendiente de
cualquier movimiento.
Cuando llegó a abajo volvió a
asomarse.
El Yelinas estaba destrozado, las
mesas estaban volcadas y había cristales por todas partes. Tras la barra,
agarrada a una botella de whiskey y un vaso de chupito estaba Adriana. No se
había cambiado de ropa.
-¿Qué ha ocurrido? –Irene se dio
cuenta de que tenía un ojo morado.
-Vinieron ayer a media noche cuando se
calmaron las cosas. –se bebió el chupito de golpe y volvió a rellenárselo.
–esta vez no les preocupó llamar la atención. Trajeron un puñetero ariete. Me
pilló por sorpresa que lograran abrir la puerta tan deprisa.
Entraron y me golpearon, no pude hacer
nada. Gracias a Susana sigo con vida.
-¿Susana? -volvió a beber.
-Me tenían retenida en contra de mi
voluntad. Apareció entonces Susana amenazando con matarse si no me dejaban
marchar. Ella cedió a abrirles la arista al otro lado en cuanto me fuera. No he
vuelto a saber de ella desde entonces. Volví esta mañana y ni rastro.
-¿Tienen a las gemelas? –eso estaba
yendo de mal en peor. ¿Por qué no había pasado por allí cuando salió de la
biblioteca?
-He de suponer que sí. Eran pocos
hombres y ninguno decidió quedarse en el Yelinas, todos cruzaron. –Irene le
pegó una patada a una silla.
-¿Conseguiste el libro? –Irene se lo
pasó. – ¿Lo has leído?
-Aún no, no he tenido tiempo. ¿Sabes
algo de mi sobrino y Alex? –Adriana negó con la cabeza. Sacó otro vaso y le
sirvió. Irene lo bebió agradecida. Aún no había desayunado.
-Dos ataques en una semana, sin contar
con todos los ajenos a este lugar. Y ahora tienen a Susana. ¿Qué está pasando?
Irene se volvió a servir. En ese momento
la llamaron al móvil, era Pablo el del punto limpio. Sin saber por qué le dio
un escalofrío.
-¿Qué ocurre? –descolgó.
-¡No quiero morir! –le oyó gritar al
otro lado antes de oír el sonido de un disparo.
-¿Pablo? ¡Contéstame Pablo! –se bebió
rápidamente lo que se acababa de servir y se dio media vuelta. –Tengo que irme,
han atacado a uno de mis confidentes. –vio que Adriana no le estaba prestando
atención. Tenía su móvil en la mano. Lo giró mostrándole la pantalla. Cuatro
mensajes de conocidos suyos pidiendo ayuda. Todos habían sido enviados casi al
mismo tiempo.
-Me da que no solo los tuyos están
siendo atacados.
-¿Qué coño está pasando? –su teléfono
volvió a sonar.
domingo, 25 de abril de 2021
Con todo el respeto a las opiniones contrarias razonadas. HABLEMOS DE POLÍTICA (Parte 2)
¿Qué es la
Ultra derecha o la Ultra izquierda?
No en serio,
a mí que me lo expliquen.
Hoy en día
no paramos de escuchar acusaciones muy graves que a base de la repetición, y un
poco de gilipollez humana (Solo un poco) se han convertido en algo banal.
Y yo me
pregunto… ¿Por qué la gente las acepta y no las cuestiona o las intenta cuanto menos comprender?
Desde mi
nulo conocimiento de política entiendo que en el momento de poner el prefijo
Ultra a una ideología, lo que se está pretendiendo es equiparar dicha creencia
al fascismo o comunismo. Ojo, puedo estar equivocado, pero aún así tampoco se
puede negar que hoy en día se llame Facha o comunista a todo lo que se mueve y
no esté de acuerdo con tu forma de pensar.
Ahí me
vuelvo a preguntar… ¿Qué eso del Fascismo y del Comunismo que se usa con tanta
libertad para acusarse los unos a los otros?
No, en
serio, a mí que me lo expliquen.
Fascismo: Movimiento político y social de carácter totalitario que se desarrolló en Italia en la primera mitad del siglo XX, y que se caracterizaba por el corporativismo y la exaltación nacionalista.
(Totalitarismo)
Comunismo: Movimiento y sistema político, desarrollados desde el siglo XIX, basados en la lucha de clases y en la supresión de la propiedad privada de los medios de producción.
(La historia nos ha mostrado que es otra forma de totalitarismo)
Y ante estas
acusaciones por mi parte puestas entre paréntesis no debo otra cosa que
definir:
Totalitarismo:
Doctrina y regímenes políticos, desarrollados durante el siglo XX, en los que el Estado concentra todos los poderes en un partido único y controla coactivamente las relaciones sociales bajo una sola ideología oficial.
En definitiva, y no olvidemos que esto está bajo un punto de vista personal, ambas ideologías parten de la base de unificar a toda una población bajo una misma forma de pensar no respetando las contrarias. Rompen con la libertad, la participación y toda idea de democracia.
Es en este
momento cuando me planteo, con el peligro de que me acusen de ser algo que no
soy. ¿Es la ultraderecha en España realmente ultraderecha?
Parece que
todo el mundo ha aceptado esa acusación y me apostaría la mano a que más de la
mitad ni se han leído su programa electoral. ¿Es la ultraizquierda en España
realmente ultraizquierda? Volvemos a las mismas.
Con esto no
quiero negar ni afirmar nada, lo que quiero resaltar es que la población acepta
las acusaciones sin preguntar, sin informarse, sin echarle un par y llevar la
contraria al resto.
Con esto
quiero resaltar que el juego político es tan sucio como para banalizar unos términos
tan graves usándolos a la ligera.
¿Qué es más
totalitario, el programa electoral de Vox o aquellos que tiran piedras no
permitiendo la libertad de pensamiento? ¿El programa electoral de Podemos o
aquellos que mandan amenazas de muerte?
Todos se
amparan en el dilema de la tolerancia de Karl Popper sin ni siquiera habérselo
leído. Sin ni siquiera entender que el Intolerante, para este ser humano, es
aquel que ejerce el uso de la fuerza contra aquellos que opinan diferente. Es
entonces y solo entonces cuando Karl Popper, repito, este ser humano, considera
que hay que ser intolerante contra el intolerante.
De otra manera
caemos en un totalitarismo en el que todo aquel que piensa distinto a ti, deja
de ser respetado y empieza a ser clausurado.
La gente no
lee, la gente no cuestiona, la gente tiene miedo a que la acusen
irracionalmente de algo que igual es o igual no.
La gente no
piensa por sí misma, prefiere que se lo den pensado.
La gente no
respeta, la gente sigue a ciegas una ideología que no comprende, compra los
packs ideológicos esté de acuerdo o no con ellos, sin ni siquiera analizarlos.
La libertad
de pensamiento está en peligro y así es como todos los extremismos comienzan.
sábado, 24 de abril de 2021
Con todo el respeto a las opiniones contrarias razonadas. HABLEMOS DE POLÍTICA (Parte 1)
“Si no votas no puedes luego quejarte”
Siendo ferviente protector del derecho a la abstención activa, es decir, aquella que se hace por decisión propia a no participar (POR DERECHO y LIBERTAD) en un sistema del que no tienes más implicación que un día cada cuatro años, no puedo sentir otra cosa más que rechazo hacia esta “frase hecha” dicha sin razonamiento, como si fuera una verdad absoluta.
¿Cuál es la razón por la que este eslogan cobra tanto poder y no se, cuanto menos, cuestiona?
El derecho a voto es un DERECHO que en un país libre no se debe ni ejercitar por obligación ni mucho menos considerar un privilegio. El simple hecho de nacer, repito, en un país libre ya hace que yo pueda decidir si votar o no. No hay nada que agradecer, es algo que me corresponde de nacimiento. En el caso contrario no estamos hablando de un país libre.
Los derechos fundamentales no son ningún deber para con la sociedad. Se tiene que reprochar el hecho de que hay quien no los tiene.
El hecho de que en el pasado tal libertad no existiera y se requiriera de un esfuerzo enorme para conseguir esto no le da valor añadido a la acción de votar, en todo caso, me exige que proteja esta libertad para que no me la vuelvan a quitar.
Yo no voto por elección, pero lucharé con todo lo que haga falta si alguien se niega a aceptar que tengo ese derecho.
“Si no votas no puedes quejarte porque no has hecho nada para evitar dicho resultado”
Cuando ninguna de las opciones es buena eso deja de tener sentido.
Cuando la mejor opción es elegir la menos mala, el llamado voto del miedo, solo perpetúa que sigan ofreciéndote la misma mierda.
El problema de base en España es la ausencia de control de los partidos. Tú depositas una confianza en alguien que luego puede hacer lo contrario durante cuatro años sin tener consecuencias, eso sí, ¡Hay que votar!
Fijaros en que no estoy hablando de ideologías, sino de depositar responsabilidades en alguien que luego puede hacer lo que quiera con ellas.
Yo decido decir “no le elegí, a mi no me estafan más”.
¿Y por qué no votar al contrario? ¿Por qué no voto en blanco o nulo?
Votar al contrario me genera la misma confianza. Nadie me asegura que en los siguientes años no va a hacer otra cosa a la prometida, es más, el tiempo me ha demostrado que es justo lo que va a acabar pasando.
El voto en blanco o nulo es afirmar que estás de acuerdo con el sistema, el cual es, como vengo diciendo, el problema de base.
No voto porque creo que esa constitución, que no niego que por desgracia costara tanto conseguir, necesita un cambio.
Se habla mucho de democracia por la tele porque podemos participar un día cada cuatro años.
Para mí la democracia es que esa participación tenga peso y que aquello de lo que se comprometa el partido de turno en ese momento sea un contrato blindado entre el político y el ciudadano.
Democracia no es votar a ciegas, que es lo que llevamos haciendo hasta ahora.
Creo en una separación de poderes en la que se vigilen unos a otros.
Separación que en España no existe.
Mientras siga habiendo participación no habrá cambio y seguiremos cayendo en los mismos errores. Es cuando el pueblo dice basta, cuando se empiezan a replantear ciertas cosas aceptadas de base.
Y si no que se lo digan a Chile.
Hablan de democracia, yo digo, denme una real y participaré gustosamente en ella.
jueves, 22 de abril de 2021
martes, 20 de abril de 2021
VEINTISEIS (Ataque)
Apenaros por
vosotros mismos puesto que sois los que quedáis.
Los que tenéis
que esperar al descanso merecido, a la ausencia de dolor y sentimientos.
Los que tenéis
que sufrir la pérdida de aquellos que se adelantaron.
Entristeceros no
por ellos, sino por ese egoísmo tan humano que os hace ser dependientes de las
personas que amáis, no dejándolas marchar.
Ya os tocará
vuestro turno, hasta entonces, pensad en mí como algo inevitable que hará que
todo eso que sentís ahora, desaparezca.
U.S
-¡David, rápido despierta! ¡Ha pasado
algo y tenéis que marcharos!
David abrió los ojos. Se encontraba
cómodamente tumbado en una cama cubierto con sábanas de algodón.
Al principio le costó un poco recordar
lo sucedido.
-¿Dónde estoy? –preguntó
desconcertado. Nada más moverse hizo una mueca de dolor. Tenía todo el cuerpo
magullado. Le habían vendado fuertemente el torso al igual que el tobillo. Se
dio cuenta de que estaba en calzoncillos. Su piel había tomado una tonalidad
morada amarillenta allí donde había recibido los golpes.
-Estáis en el Palacio del rey niño en
Ávila, aunque no por mucho tiempo. ¡Rápido! A cada minuto que pasa se hace más
probable que no podáis volver a vuestro lugar de origen. –Fabio estaba nervioso.
Fuera lo que fuera lo que hubiera ocurrido tenía que ser serio.
-¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Alex?
–preguntó acordándose del estado en el que estaba. Recordaba que había perdido
el conocimiento antes que él.
-Está bien, no te preocupes. Aunque el
corte no fue para nada limpio pudimos parar del todo la hemorragia y cerrárselo
sin mucha dificultad. ¿Qué coño os ocurrió en Salamanca?
Le cogió del brazo y le ayudó a incorporarse.
Perdió el equilibrio al principio pero con la ayuda de Fabio logró mantenerse
en pie.
-¿Qué ha sido del hombre que
llevábamos en la parte de atrás? ¿Ha sobrevivido?
-Lo tuvimos que llevar al hospital. Tenía
una hemorragia interna y había perdido demasiada sangre. Por lo que sabemos está
en la uci tras un día entero de operaciones. Ahora solo queda esperar y rezar
que salga de esta.
-¿Un día? –Fabio asintió.
-Tanto tú como Alex dormisteis el día
de ayer entero. Os hubiéramos dejado seguir hasta que estuvierais completamente
recuperados, pero hay peligro de que se cierre la arista de un momento a otro.
David se despertó de golpe. Aquello
era grave, tenían que salir de allí. No le apetecía lo más mínimo volver a
pasar por aquel corredor estrecho pero era algo de lo que se había estado
mentalizando.
Fabio le entregó un bastón.
-Es de uno de los ancianos que viven
aquí. El pobre hombre ya no puede salir de la cama así que consideró que te iba
a ser más útil. –Lo cogió agradecido. Al principio se le hizo extraño caminar
con él pero consiguió habituarse rápido.
-Vístete, te espero fuera.
Fabio salió de la habitación.
Se puso un pantalón y una camisa
limpia que le habían dejado en una silla. Vio que la mochila y la pistola
estaban en la mesa. Abrió el saco y respiró tranquilo al ver que seguía ahí el
trozo de piel.
Guardó todo y salió por la puerta.
Alex y Fabio estaban en el pasillo.
-¿Estás bien? –tenía la cara amoratada
pero la hinchazón se había ido. Parecía descansada. Le cogió la mano derecha
con cuidado viendo unas vendas limpias en las que sobresalían cuatro dedos.
-Ninguno de los dos tuvo heridas
internas, y eso que ambos os habéis roto varias costillas. –Fabio se veía
inquieto. – tuvisteis suerte aunque os esperan unos días de dolores que no me
gustaría tener. Ahora si no os importa tenemos que irnos. –se dio media vuelta
y empezó a caminar.
-Parece ser que llevamos un día entero
fuera de juego. –le costaba hablar debido al labio partido pero David pudo
entenderla a la perfección. -¿Habéis tenido más ataques desde que llegamos?
-Precisamente desde que cruzasteis no
han vuelto a molestarnos. Al principio nos extrañó pero luego vimos que ya no
estaban interesados en nuestro punto de cruce.
Bajaron las escaleras. Estaban en un
segundo piso. En el hall de entrada les estaban esperando un par de señores
mayores vestidos con ropa de estar por casa. Los dos eran iguales.
-Os presento a nuestros predecesores.
Los antiguos gemelos de este punto de cruce. Han querido venir a despedirse
antes de que os vayáis.
Los dos se acercaron. Era raro verlos uno
al lado del otro sabiendo que en realidad eran la misma persona. Les dieron la
mano.
-Te ha tocado llevar un gran peso
encima. –le dijo uno de ellos a David mirándole fijamente a los ojos. –romperás
con una tradición de portadores tan antigua como el universo. Nosotros ya no estaremos unidos pero volveremos a vernos.
–su voz era débil aunque su apretón de manos demostraba que aún quedaba vida
dentro de aquel cuerpo.
David no entendió ni una palabra.
¿Portadores? ¿Se refería a Jaime y el cuervo? Quiso preguntarle pero Fabio
insistió en que se movieran. Miró lo que aquel anciano le había dejado en la
mano al dársela. Era un vial pequeño con lo que parecía ser sangre en él. Se lo
enseñó a Alex. Miró hacia atrás pero los dos hombres ya se habían ido.
-Quisieron dártelo ellos. Sentimos
habéroslo guardado hasta ahora pero creímos que era peligroso que lo llevarais
con vosotros a Salamanca.
-¿Qué es? –preguntó David aunque ya se
olía la respuesta.
-El último ingrediente que os faltaba
para realizar el ritual. Hace unas noches llegó un hombre herido a las puertas
del palacio. Le habían disparado los mismos que os dieron la paliza a vosotros.
Al principio no entendí nada. El pobre
hombre no paraba de hablar entre espasmo y espasmo. Estaba claro que no iba a
sobrevivir. Fue entonces cuando los ancianos que acabáis de conocer bajaron a
la puerta de la arista donde nosotros estábamos y llegó el homólogo de aquel
chico desde el punto de cruce junto con mi gemelo.
-Ni Fabio ni yo sabíamos qué estaba
ocurriendo. Los ancianos se acercaron al moribundo tendido en el suelo y los
cinco nos quedamos quietos, sin hacer nada, viendo como moría. Su homólogo se
quedó de pie, mirando con una frialdad que me cuesta reconocer en un ser
humano.
Una vez su alma se hubo liberado los
ancianos le quitaron la camisa dejando al descubierto el tatuaje que tienes
guardado en la mochila. –David no dijo nada. –el chico llevaba consigo el
cuchillo de desollar que viste en el suelo. El resto puedes imaginártelo. Él se
fue por donde había venido con la piel que le acababa de cortar a su homólogo
recién fallecido. Los ancianos se quedaron con el vial y la promesa de que se
lo entregarían a un recién descubierto no nacido.
-¿Qué hicisteis con el cuerpo?
–preguntó Alex.
-Lo quemamos hasta que solo quedaron
cenizas. Esas fueron las órdenes.
Aquella noche sucedió algo por lo que
llevo confesándome desde entonces. No sé en qué estáis metidos pero confío
plenamente en nuestros predecesores. Sea lo que sea de lo que vaya este ritual,
es importante que lo realicen las personas adecuadas.
Llegaron a la cocina. Les dio dos
bolsas ya preparadas con bocadillos, fruta y agua.
Ambos sintieron deseos de llevárselo
todo a la boca pero reconocieron que no era el momento.
Llegaron a la despensa. El suelo
estaba limpio. No había ni rastro ni del cuchillo ni de la sangre.
Fabio se acercó a la pared del fondo y
empujó con las dos manos. El muro de piedra se echó hacia atrás y hacia un lado
mostrando el corredor. Su gemelo les estaba esperando con una linterna en las
manos.
-Ha sido un placer conoceros. Siento
tremendamente que no volvamos a vernos. Mi tiempo como guardián de esta arista
está llegando a su fin. Por favor tened cuidado. –se hizo a un lado para
dejarles pasar. Los dos Fabios se abrazaron fuertemente dándose la mejor de las
suertes.
Una vez se hubieron despedido el cura
se volvió a poner delante de ellos alumbrando el camino.
Ambos caminaron lentamente. Aún estaban
débiles pero paso a paso fueron avanzando.
-¿Estáis seguros de que el punto de
cruce se va a cerrar? ¿Tanto se han separado los dos universos? –Alex estaba
extrañada, había visto claras diferencias entre una Salamanca y otra pero nunca
hubiera supuesto que aquella separación fuera suficiente como para romper con la
unión.
-Créeme, nos ha pillado por sorpresa a
todos pero no hay nada que hacer ya. De un momento a otro estas paredes dejaran
de existir.
Aceleraron el paso hasta que llegaron
al otro lado. Fabio cerró el muro y respiraron tranquilos.
Las dos transiciones siguientes
costaron más que la anterior vez. Ni Alex ni David estaban en condiciones para
arrastrarse por el suelo y les llevó algo más de tiempo de lo normal. Una vez
estuvieron en las escalera de caracol salieron al interior de la catedral.
-No entiendo, ¿Qué ha ocurrido en el
otro universo para que se acelere todo el proceso? –Alex seguía dándole vueltas
al mismo asunto.
-¿El otro universo? –preguntó Fabio
extrañado. – ¿Es que no os ha dicho nada mi gemelo? Es este universo el que
está colapsando. –ninguno de los dos supo qué responder. –seguidme quiero
enseñaros algo.
Empezó a caminar rápido y entró por
una puerta que daba a las dependencias del cura.
David se fijó en ese momento que
estaban solos en la catedral. No debían de haberla abierto ese día al público.
-¿Este universo? ¿Qué está pasando?
¿Qué ha dicho de un colapso?
-Cuando un universo se difiere lo
suficiente de otro, es lógico pensar que dichas diferencias no las tiene solo
con ese sino con todos aquellos con los que está conectado. Si un punto de
cruce desaparece, el resto lo hacen con él dejando dicho universo solo.
Completamente aislado. Si lo que dice Fabio es cierto pronto los lugares como
el Yelinas, o esta catedral, pasaran a ser lugares normales y corrientes.
-¿El Yelinas?
-Yelinas incluido.
Siguieron al cura quien ya había
entrado en la habitación. Había encendido una pequeña televisión que allí
había.
Cambiara al canal que cambiara solo
había noticias de lo mismo.
-Ha ocurrido a lo largo de esta
mañana. Lo consideran un ataque terrorista a nivel global. Más de 200
explosiones simultáneas en las capitales principales de los países europeos y
continente americano. Aún no estamos seguros pero por el momento todos los
lugares que han mencionado eran puntos de cruce. Es obvio que ha sido orquestado
por la organización de Ubi Sunt. Hemos preguntado por ahí y solo ha ocurrido en
este universo. Esto no tenía que haber pasado.
-Los desaparecidos. –murmuró Alex para
sí. Su cuerpo tiritaba de la rabia contenida.
Las imágenes eran completamente explicitas
y caóticas. Muertos, heridos, polvo, fuego y cascotes por todos lados. Una
catástrofe mundial solo comparable con una guerra.
-¿Cómo han sido capaces?
-Con los atlas de Wald supieron a qué
lugares atacar.
Provocando el colapso generan un
reinicio en el universo. Partimos de cero. Los puntos de cruce conocidos hasta
el momento dejan de existir dando paso a otros nuevos en el futuro.
Ahora conocen a los tatuadores. Andrea debió
contarles todo antes de morir por lo que ahora saben que con gente como ella
pueden descubrir, no solo cuándo se crean nuevas matronas, sino dónde se situarán
los nuevos puntos de cruce.
Con esta jugada nos ponen a la misma
altura que ellos. Destruyen una sociedad hasta los cimientos para poder
construir una nueva en la que ellos controlen las fronteras.
Y mientras, la carrera por encontrar
la escalera sigue.
Odio decir esto pero ha sido un
movimiento arriesgado e inteligente por parte de ellos. –no había dejado de
mirar las imágenes en lo que decía todo aquello.
-¿Cómo puedes estar tan tranquila? –le
reprochó Fabio. –Ahí han muerto miles de personas. En cuestión de unas horas
todo el mundo se ha puesto patas arriba. Los países se echan la culpa unos a
otros sin saber lo que ha ocurrido realmente.
Muchos padres no volverán a ver a sus
hijos y muchos hijos no volverán a ver a sus padres. ¡Quienes aparecen en estas
imágenes son personas por el amor de Dios!
-Estoy de acuerdo con todo lo que has
dicho. Es horrible. Pero eso no significa que no haya unos motivos detrás de
todo. Hasta las peores cosas se hacen por alguna razón. Con esto no quiero
justificar a esos hijos de puta. Dios sabe que los quiero ver bajo tierra más
que nadie en este mundo.
-¿Qué va a ocurrir a partir de ahora?
¿De verdad esa organización abarca tanto?
-El colapso es inminente. Los gemelos
dejaremos de serlo de un minuto a otro. A nivel estatal han decretado el estado
de alarma inmediato. No dejan salir a la gente de las ciudades y han marcado un
toque de queda a las 22:00.
En España ha habido explosiones
prácticamente en todas las comunidades. Madrid se ha llevado la peor parte pero
en Ávila dos de los cuatro puntos también se han visto reducidos a cenizas.
Eran amigos nuestros. –apretó los puños.
–Si queréis volver a Salamanca tendréis que
hacerlo ya, antes de que cierren todas las carreteras. No les ha dado tiempo
aún a hacerlo pero lo más seguro es que os encontréis con alguna que otra
patrulla. Por lo demás el daño ya está hecho. Vosotros tenéis aún cosas que
hacer. No sabemos de qué va el ritual ni
por qué es tan importante pero ahora mismo no podemos hacer otra cosa.
Un amigo vuestro cruzó ayer a este
lado adelantándose a vosotros. Me dijo que os esperaría en el Yelinas.
-¿Qué se sabe del ejército? –David
tenía claro que iba a tener acto de presencia de un momento a otro.
-Es todo demasiado inmediato. No
podemos estar seguros de cómo actuará nuestro país pero tened por seguro que
las calles no van a ser lo que eran en mucho tiempo.
-¿Necesitáis ayuda aquí en Ávila?
-Podemos ocuparnos de lo que sea. En
breves no seremos más que ciudadanos de a pie. Tenéis cosas de las que
preocuparos. –insistió. –de momento tenéis que volver a Salamanca. –les
acompañó hasta la puerta de la catedral. Tal y como había supuesto David, la habían
cerrado con llave. –por cierto. Vuestro amigo me dio esto para vosotros. Me
dijo que lo mantuviera cargado. –era un teléfono móvil. Le dieron las gracias y
salieron a la plaza completamente vacía.
Se oían sirenas por todos lados. La
gente miraba intranquila por las ventanas sin comprender lo que estaba
ocurriendo.
-¡Disculpen! –se les acercó un
policía. Alex disparó varias veces hasta que el hombre cayó muerto. Había
fallado los dos primeros tiros debido al uso de la mano izquierda.
-¿Qué haces? –dijo David asustado.
-¡Era un policía! ¡No podemos ir matando a la gente así como así!
-También era uno de ellos, mírale la
mano. –Allí estaban la U y la S. –debía de estar esperándonos. Será mejor que
nos movamos rápido. Estamos bajo la mirada de más gente de la que me gustaría.
Caminaron lo más rápido que pudieron
dejando el cadáver tirado en plena plaza. Aún estaban débiles, no les había
dado tiempo a recuperarse por completo. De vez en cuando David se tropezaba con
el bastón pero aun así caminaba mejor con él.
Salieron de la muralla por la puerta
del alcázar y se encontraron de nuevo con el Chrysler de su tía aparcado donde
lo habían dejado.
Una vez dentro los dos decidieron
parar y comer lo que les había entregado Fabio en las bolsas. Sabían que no era momento para el descanso
pero lo necesitaban, tenían que coger fuerzas para lo que se les venía encima.
Volvían a Salamanca.
jueves, 15 de abril de 2021
miércoles, 14 de abril de 2021
VEINTICINCO (Viaje)
Comúnmente no se
suele hacer distinción entre libertad y libre albedrio. El hecho de no separar
sus significados y considerar a ambos términos como una única cosa, provoca en
ciertas discusiones una premisa falsa sobre la que se cimienta a posteriori el
razonamiento.
El libre albedrio
forma parte de la naturaleza humana, permitiendo al individuo hacer todo
aquello cuanto quiera dentro de sus posibilidades biológicas y al margen de las
leyes y la moral.
La libertad es la
capacidad de hacer algo sin miedo a repercusión posterior.
Un ser humano
tiene el libre albedrio de poder cometer un delito, pero no la libertad de
hacerlo sin ser castigado.
Diferenciando
ambos términos uno comprende que la libertad plena no existe.
Las libertades
las dan y las quitan los hombres.
El libre albedrío
solo te lo puedo quitar yo.
U.S
David pudo levantarse en cuanto Santi
le cortó las cintas que le tenían atado.
El simple hecho de recuperar las
extremidades a su posición original hizo que le doliera todo. Estaba sangrando.
La patada en la cara le había dado en la ceja haciéndole un corte, que aunque
no era profundo, goteaba en exceso.
Santi le dio un pañuelo. David se lo
puso en la frente y se acercó lentamente al hombre que seguía en el suelo.
Apenas respiraba.
-Necesita un médico. –según dijo esas
palabras una enorme tos le interrumpió. Con cada convulsión notaba cada punto
donde el hombre le había pegado.
-Tendréis que llevarle al palacio del
rey niño. No podemos arriesgarnos a ingresarlo en el hospital de aquí. Seguro
que tienen a gente que les informaría de nuestra llegada.
-Ávila está a una hora. No aguantará.
–protestó aún apretándose la ceja con el pañuelo. Se había empapado en cuestión
de segundos.
-Tendrá que hacerlo.
De repente los gritos que habían
estado sonando hasta ese momento cesaron quedando todo en silencio. La puerta
de la habitación se abrió. Alex salió apoyándose en la pared, se agarraba la
mano derecha con fuerza. El labio se le había hinchado, tenía los ojos rojos y cada
respiración le dolía haciendo que fuera casi imposible hacerlo. Claramente era
la que peor parte se había llevado de los tres.
David salió cojeando al pasillo
acercándose a ella. Le ardía la pierna izquierda pero trató de no hacerle caso.
Allí se encontró con el cadáver del calvo. Había recibido un tiro en toda la
cara.
Alex cogió una pistola y apuntó al
desconocido que les había salvado.
-¡Es uno de ellos! –gritó como pudo.
El hombre se giró para apuntarla a ella en respuesta, estaba nervioso.
-Tranquila, puedes bajar el arma. Está
con nosotros ¿Verdad Chema? –S.J no había perdido su tono bajo y tranquilo.
-¿Dónde están mis hijas? –se limitó a
responder. –me prometiste que me las devolverías si hacia lo que me pedias.
David no entendía nada. De repente se
fijó en su compañera. Le faltaba el dedo del anillo. Se acercó a ella
rápidamente y le cogió la mano con fuerza. Ella gritó de dolor y se dejó caer
contra el suelo. David ejerció presión sobre la herida, estaba perdiendo mucha
sangre.
S.J se unió a ellos mientras se
deshilachaba un hilo gordo de la camisa.
-¿Tenéis un botiquín por aquí? –le preguntó
al desaparecido.
José María subió las escaleras. Al
rato volvió con lo que le había pedido.
-Tenemos que irnos, vendrán más en
cualquier momento. –tenía miedo, se le notaba en la voz.
Santi le cogió la mano herida a Alex,
enrolló el hilo en la parte que quedaba del dedo y lo ató con fuerza sin
avisar. Alex gritó, David la sujetó como pudo en lo que terminaba de hacer el
torniquete.
Cogió el bote de alcohol. La miró a
los ojos.
-¡Hazlo! –gritó medio llorando.
No esperó más y le limpió la herida.
Más gritos. Finalmente le puso las
vendas asegurándose que también ejercieran
presión.
-Con esto bastará hasta que lleguéis a
Ávila. Una vez allí podréis descansar y trataros como es debido.
-¿No vas a venir con nosotros? –negó
con la cabeza.
-Hice algo horrible para que pudiéramos
salir de esta con vida y ahora me toca cumplir con mi promesa. Me reuniré con
vosotros una vez haya acabado aquí. Ahora deprisa. –se levantó.
-Pero espera. ¿Y Andrea? ¿El material
por el que habíamos venido?
Alex sacó de su bolsillo un saco de
cuero. La mano le temblaba. David lo cogió viendo que eran las tintas.
-Estaban en la habitación. –dijo con
los ojos llorosos. –Andrea también.
La ayudó a levantarse. David aguantó
su dolor. Su compañera necesitaba de su apoyo en esos momentos. No pudo evitar
mirar la puerta por la que había salido. ¿Qué coño había sucedido ahí dentro?
-¿Tenéis todo? –Preguntó impaciente el
tal Chema.
-¿Has venido en coche? –Santi puso la
mano nada más preguntar.
El hombre sacó las llaves y se las
dio. Cogieron entre los dos al gemelo quien no parecía estar dándose cuenta de
nada.
Siguieron a José María hasta la
habitación del fondo. Allí había cinco cuerpos más tendidos en el suelo,
aquello había sido una carnicería. Dentro de la habitación se encontraban otras
escaleras. Esta vez daban directamente
al exterior. El lado bueno de que aquello hubiera sido una casa de socorro era
precisamente que su sótano tenía un acceso propio ajeno al principal.
El hombre había aparcado en la acera
justo en frente de aquella entrada sabiendo lo que iba a pasar. Se metieron
dentro del coche antes de que nadie se diera cuenta de su salida de aquel
edificio.
David se quedó fuera.
-¿Qué haces? –Le reprochó el
desaparecido.
-Tengo que hacer una cosa antes. –dijo
y salió corriendo a la cafetería en la que habían estado tomando el café.
Parecía que aquello había sido hacía un milenio.
S.J comprendió en el acto.
David cruzó la calle tratando de no
dar demasiado el cante, cosa difícil debido a su cara ensangrentada y su
cojera.
Un grupo de personas se había juntado
en la entrada principal de la biblioteca Gabriel y Galán debido a todo el jaleo
que habían montado. El sótano debía de
estar insonorizado, pero no lo suficiente para un tiroteo. Por suerte nadie se
había fijado en que habían salido por el lateral.
Entró en la cafetería de golpe. Todos
se giraron a mirar. El camarero dándose cuenta de quién era se echó para atrás
pegándose lo más que pudo contra la pared por miedo a las represalias.
-Ellos me obligaron. –no le hizo caso.
David pasó de largo y se fue directo a
los baños. Entró, abrió la tapa de la cisterna y sacó su mochila. Allí seguía
todo, el Munin, la pistola…
Se la puso a la espalda, el arma en el
pantalón y salió corriendo de la cafetería sin mirar atrás.
S.J le estaba esperando. Había
aparcado justo en la puerta. David entró, Santi pisó el acelerador.
-Chico listo. –se limitó a decir.
Les llevó hasta el centro comercial de
las afueras. No tuvieron ningún problema durante el recorrido. David ayudó a
Alex a sentarse en el asiento del copiloto del otro vehiculo. –no había dicho
nada más que improperios desde que habían salido de allí. Se sujetaba la mano con fuerza. Tumbaron al
gemelo en la parte de atrás.
S.J le agarró el hombro.
-Me reuniré con vosotros en el Yelinas
dentro de un par de días. Descansad todo lo que podáis hasta entonces. Esto no
ha salido como esperaba pero al menos hemos salido con vida de allí. No os
paréis hasta llegar al palacio del rey niño, ni siquiera si es un control de
policía. Sobre todo si es un control de policía. Nos estarán buscando a sí que
tened cuidado y no dudéis en usar la fuerza.
Se dio media vuelta y se volvió a
meter en el coche junto con el hombre que les había salvado.
David entró en el Fiat. Respiró hondo
y arrancó.
Salieron de Salamanca sin problema
alguno. Oían ruido de sirenas por todos lados pero nadie les paró en ningún
momento.
Ya en carretera Alex habló. Su voz volvía
a ser suave aunque con una carga importante de tristeza. Se había
tranquilizado. Se limitaba a presionar la venda ahora manchada de sangre allí
donde había estado el dedo.
-¿Estás bien? –preguntó. –no has dicho
nada desde que salimos.
-Nada de esto está bien. –dijo David.
–hemos estado a punto de morir. Han muerto muchos hombres. El calvo que me
tenía cautivo me dijo que los desaparecidos se habían hecho con el Munin de
Jaime cuando le mataron en el patio de escuelas. –David no sabía por qué era
importante aquel tatuaje pero sin embargo entendía que lo era. Ellos habían
matado para conseguir tan solo el material para reproducirlo. Alex había
perdido un dedo en el proceso, él creía que tenía varias costillas rotas y la
pierna le dolía de forma punzante, por no hablar de la cabeza.
-Aunque lo tengan no pueden hacer nada
sin las tintas específicas y sin una tatuadora que lo haga.
-¿Qué le pasó a Andrea? –David
preguntó. Alex apretó aún más las manos. –estaba en la habitación donde te
tenían ¿Verdad?
-La mataron, no preguntes nada más.
–David no siguió preguntando.
-Me contó que iban a ir a por las
tintas del universo donde nos atacaron y a por la Andrea de allí. ¿Qué tienen
de importantes? No entiendo ¿Por qué no puede hacer el tatuaje cualquiera que
sepa hacerlo? ¿Por qué hablasteis de tinta mezclada con la sangre de los
tatuadores?
El momento de silenció mostró que Alex
estaba pensando cómo contestar a todo aquello.
-No son personas normales, ni siquiera
son como tú o como yo. –empezó a decir midiendo sus palabras. –ellos nacieron
humanos corrientes.
Cuando alguien muere en un universo
existe la posibilidad de que esa muerte genere una matrona y con ella aparezca
uno nuevo donde esa persona nunca murió ¿No? –David asintió. –tanto el vivo
como el muerto empiezan a existir de forma completamente separada.
Pero existe otra posibilidad, aunque
muy remota, con un resultado muy diferente. –Alex tomó aliento. Le costaba
hablar. –si una persona muere dentro de la arista también existe la posibilidad
de que se cree una matrona, solo que no se puede generar ningún universo nuevo
ya que el sitio donde ha ocurrido todo en realidad no ocupa ninguna posición en
el cosmos. La matrona entonces genera dos posibles situaciones en un mismo
lugar.
La caja de Schrödinger pasa a tener a
su propio gato dentro.
Ocurre en ese momento lo que se conoce
como una superposición cuántica. Ni muerto ni vivo sino ambas cosas a la vez. La
persona en ese momento sale de la arista sin saber si deja a sus espaldas su
cuerpo inerte, no tiene claro lo sucedido ahí dentro. Están vivos pero sin
embargo, no lo están. Esta superposición cuántica les deja algo tocados, no
pueden evitar dudar de su propia existencia pero además quedan eternamente
unidos a aquella arista. Eternamente unidos a la inexistencia.
Empiezan a sentir el cosmos de una
forma en que ninguno de nosotros es capaz de entenderlo. Sienten cuándo se
crean nuevos universos, nuevos puntos de cruce, lo sienten todo.
Dejan de ser humanos para ser
tatuadores.
Su sangre, al igual que ellos, sufre
el mismo cambio. Durante la época de los atlas se descubrió que esa unión con
el cosmos se podía reproducir en cierta medida si su sangre se mezclaba con la
de los no nacidos.
Nosotros, al contrario que el resto de
personas, solo estamos vinculados al universo en el que nacemos, el resto son
simples replicas en las que no existimos, tierras por descubrir.
Eso hace que nuestra sangre sea capaz
de asimilar el enlace con la arista siempre y cuando no venga en un “vehículo
desconocido” Solo podemos aceptar la mezcla que proviene de nuestro universo y
de ahí que S.J no pueda hacerse la Pavonia sin que su cuerpo la rechace.
Un tatuaje bien hecho supone la unión
con el cosmos, con la inexistencia. Esta unión la pueden sentir los gemelos
quienes tienen una relación íntima con los puntos de cruce, y por lo tanto con
la arista. De esta manera pueden reconocer una Pavonia verdadera de una falsa.
-¿Pero entonces qué era eso de que los
códigos QR…?
-O, eso también es cierto, es posible
saber si una Saturnia es real solo por sus líneas. Digamos que esto es un
segundo cortafuegos para evitar problemas. –David asintió con la cabeza tratando
de asimilar todo aquello. Todo era demasiado abstracto. En ese momento cayó en
la cuenta.
-Pero espera, si todo eso es cierto
sigue sin cuadrarme por qué necesitábamos las tintas de este universo. ¿No se
supone que tendríamos que usar las del universo al que pertenezco siguiendo esa
norma? –Alex asintió.
-Eso es lo que me ha dejado
descolocada a mí también desde el momento en el que nos dijiste todo. Parece
que el Munin sigue sus propias normas, es un tatuaje heredado, no se puede
hacer de cero sino que necesitas tener el de tu predecesor para hacer la
réplica. Parece que aquí lo importante no es el lugar de procedencia del que se
lo va a hacer sino el del propio
tatuaje.
Yo
no te puedo responder a esa pregunta, y créeme, tengo la misma
curiosidad que tú.
Continuaron el resto del viaje en
silencio. Alex de vez en cuando miraba si seguía vivo el pasajero que llevaban
en la parte de atrás. David cada vez apretaba más el acelerador. Trataba de
mantener la concentración en la carretera. Estaba algo mareado y temía
desmayarse al volante, pero en esos momentos era el único en un estado mínimo
para conducir.
Cuando las murallas de Ávila
aparecieron en la distancia una sensación de alivio recorrió su cuerpo. El
gemelo seguía respirando a duras penas y Alex había perdido un par de veces el
conocimiento a lo largo de aquella hora.
Tuvo que reducir la velocidad debido a
la nieve, habían tenido un viaje tranquilo dentro de lo que cabía. David temía
que alguien les parara al entrar en la ciudad pero por suerte nadie se fijó en
ellos.
Según se acercaron al Palacio del Rey
niño Fabio salió a recibirles junto con varios curas. Les estaban esperando con
un par de camillas, Santi debía de haberles avisado.
Paró el coche justo enfrente de la
puerta. Sintió cómo el cansancio tomaba control de su cuerpo. El momento de
tensión había pasado. Su último recuerdo fue ver cómo abrían todas las puertas para sacarlos de allí.
Estaban a salvo.