Comúnmente no se
suele hacer distinción entre libertad y libre albedrio. El hecho de no separar
sus significados y considerar a ambos términos como una única cosa, provoca en
ciertas discusiones una premisa falsa sobre la que se cimienta a posteriori el
razonamiento.
El libre albedrio
forma parte de la naturaleza humana, permitiendo al individuo hacer todo
aquello cuanto quiera dentro de sus posibilidades biológicas y al margen de las
leyes y la moral.
La libertad es la
capacidad de hacer algo sin miedo a repercusión posterior.
Un ser humano
tiene el libre albedrio de poder cometer un delito, pero no la libertad de
hacerlo sin ser castigado.
Diferenciando
ambos términos uno comprende que la libertad plena no existe.
Las libertades
las dan y las quitan los hombres.
El libre albedrío
solo te lo puedo quitar yo.
U.S
David pudo levantarse en cuanto Santi
le cortó las cintas que le tenían atado.
El simple hecho de recuperar las
extremidades a su posición original hizo que le doliera todo. Estaba sangrando.
La patada en la cara le había dado en la ceja haciéndole un corte, que aunque
no era profundo, goteaba en exceso.
Santi le dio un pañuelo. David se lo
puso en la frente y se acercó lentamente al hombre que seguía en el suelo.
Apenas respiraba.
-Necesita un médico. –según dijo esas
palabras una enorme tos le interrumpió. Con cada convulsión notaba cada punto
donde el hombre le había pegado.
-Tendréis que llevarle al palacio del
rey niño. No podemos arriesgarnos a ingresarlo en el hospital de aquí. Seguro
que tienen a gente que les informaría de nuestra llegada.
-Ávila está a una hora. No aguantará.
–protestó aún apretándose la ceja con el pañuelo. Se había empapado en cuestión
de segundos.
-Tendrá que hacerlo.
De repente los gritos que habían
estado sonando hasta ese momento cesaron quedando todo en silencio. La puerta
de la habitación se abrió. Alex salió apoyándose en la pared, se agarraba la
mano derecha con fuerza. El labio se le había hinchado, tenía los ojos rojos y cada
respiración le dolía haciendo que fuera casi imposible hacerlo. Claramente era
la que peor parte se había llevado de los tres.
David salió cojeando al pasillo
acercándose a ella. Le ardía la pierna izquierda pero trató de no hacerle caso.
Allí se encontró con el cadáver del calvo. Había recibido un tiro en toda la
cara.
Alex cogió una pistola y apuntó al
desconocido que les había salvado.
-¡Es uno de ellos! –gritó como pudo.
El hombre se giró para apuntarla a ella en respuesta, estaba nervioso.
-Tranquila, puedes bajar el arma. Está
con nosotros ¿Verdad Chema? –S.J no había perdido su tono bajo y tranquilo.
-¿Dónde están mis hijas? –se limitó a
responder. –me prometiste que me las devolverías si hacia lo que me pedias.
David no entendía nada. De repente se
fijó en su compañera. Le faltaba el dedo del anillo. Se acercó a ella
rápidamente y le cogió la mano con fuerza. Ella gritó de dolor y se dejó caer
contra el suelo. David ejerció presión sobre la herida, estaba perdiendo mucha
sangre.
S.J se unió a ellos mientras se
deshilachaba un hilo gordo de la camisa.
-¿Tenéis un botiquín por aquí? –le preguntó
al desaparecido.
José María subió las escaleras. Al
rato volvió con lo que le había pedido.
-Tenemos que irnos, vendrán más en
cualquier momento. –tenía miedo, se le notaba en la voz.
Santi le cogió la mano herida a Alex,
enrolló el hilo en la parte que quedaba del dedo y lo ató con fuerza sin
avisar. Alex gritó, David la sujetó como pudo en lo que terminaba de hacer el
torniquete.
Cogió el bote de alcohol. La miró a
los ojos.
-¡Hazlo! –gritó medio llorando.
No esperó más y le limpió la herida.
Más gritos. Finalmente le puso las
vendas asegurándose que también ejercieran
presión.
-Con esto bastará hasta que lleguéis a
Ávila. Una vez allí podréis descansar y trataros como es debido.
-¿No vas a venir con nosotros? –negó
con la cabeza.
-Hice algo horrible para que pudiéramos
salir de esta con vida y ahora me toca cumplir con mi promesa. Me reuniré con
vosotros una vez haya acabado aquí. Ahora deprisa. –se levantó.
-Pero espera. ¿Y Andrea? ¿El material
por el que habíamos venido?
Alex sacó de su bolsillo un saco de
cuero. La mano le temblaba. David lo cogió viendo que eran las tintas.
-Estaban en la habitación. –dijo con
los ojos llorosos. –Andrea también.
La ayudó a levantarse. David aguantó
su dolor. Su compañera necesitaba de su apoyo en esos momentos. No pudo evitar
mirar la puerta por la que había salido. ¿Qué coño había sucedido ahí dentro?
-¿Tenéis todo? –Preguntó impaciente el
tal Chema.
-¿Has venido en coche? –Santi puso la
mano nada más preguntar.
El hombre sacó las llaves y se las
dio. Cogieron entre los dos al gemelo quien no parecía estar dándose cuenta de
nada.
Siguieron a José María hasta la
habitación del fondo. Allí había cinco cuerpos más tendidos en el suelo,
aquello había sido una carnicería. Dentro de la habitación se encontraban otras
escaleras. Esta vez daban directamente
al exterior. El lado bueno de que aquello hubiera sido una casa de socorro era
precisamente que su sótano tenía un acceso propio ajeno al principal.
El hombre había aparcado en la acera
justo en frente de aquella entrada sabiendo lo que iba a pasar. Se metieron
dentro del coche antes de que nadie se diera cuenta de su salida de aquel
edificio.
David se quedó fuera.
-¿Qué haces? –Le reprochó el
desaparecido.
-Tengo que hacer una cosa antes. –dijo
y salió corriendo a la cafetería en la que habían estado tomando el café.
Parecía que aquello había sido hacía un milenio.
S.J comprendió en el acto.
David cruzó la calle tratando de no
dar demasiado el cante, cosa difícil debido a su cara ensangrentada y su
cojera.
Un grupo de personas se había juntado
en la entrada principal de la biblioteca Gabriel y Galán debido a todo el jaleo
que habían montado. El sótano debía de
estar insonorizado, pero no lo suficiente para un tiroteo. Por suerte nadie se
había fijado en que habían salido por el lateral.
Entró en la cafetería de golpe. Todos
se giraron a mirar. El camarero dándose cuenta de quién era se echó para atrás
pegándose lo más que pudo contra la pared por miedo a las represalias.
-Ellos me obligaron. –no le hizo caso.
David pasó de largo y se fue directo a
los baños. Entró, abrió la tapa de la cisterna y sacó su mochila. Allí seguía
todo, el Munin, la pistola…
Se la puso a la espalda, el arma en el
pantalón y salió corriendo de la cafetería sin mirar atrás.
S.J le estaba esperando. Había
aparcado justo en la puerta. David entró, Santi pisó el acelerador.
-Chico listo. –se limitó a decir.
Les llevó hasta el centro comercial de
las afueras. No tuvieron ningún problema durante el recorrido. David ayudó a
Alex a sentarse en el asiento del copiloto del otro vehiculo. –no había dicho
nada más que improperios desde que habían salido de allí. Se sujetaba la mano con fuerza. Tumbaron al
gemelo en la parte de atrás.
S.J le agarró el hombro.
-Me reuniré con vosotros en el Yelinas
dentro de un par de días. Descansad todo lo que podáis hasta entonces. Esto no
ha salido como esperaba pero al menos hemos salido con vida de allí. No os
paréis hasta llegar al palacio del rey niño, ni siquiera si es un control de
policía. Sobre todo si es un control de policía. Nos estarán buscando a sí que
tened cuidado y no dudéis en usar la fuerza.
Se dio media vuelta y se volvió a
meter en el coche junto con el hombre que les había salvado.
David entró en el Fiat. Respiró hondo
y arrancó.
Salieron de Salamanca sin problema
alguno. Oían ruido de sirenas por todos lados pero nadie les paró en ningún
momento.
Ya en carretera Alex habló. Su voz volvía
a ser suave aunque con una carga importante de tristeza. Se había
tranquilizado. Se limitaba a presionar la venda ahora manchada de sangre allí
donde había estado el dedo.
-¿Estás bien? –preguntó. –no has dicho
nada desde que salimos.
-Nada de esto está bien. –dijo David.
–hemos estado a punto de morir. Han muerto muchos hombres. El calvo que me
tenía cautivo me dijo que los desaparecidos se habían hecho con el Munin de
Jaime cuando le mataron en el patio de escuelas. –David no sabía por qué era
importante aquel tatuaje pero sin embargo entendía que lo era. Ellos habían
matado para conseguir tan solo el material para reproducirlo. Alex había
perdido un dedo en el proceso, él creía que tenía varias costillas rotas y la
pierna le dolía de forma punzante, por no hablar de la cabeza.
-Aunque lo tengan no pueden hacer nada
sin las tintas específicas y sin una tatuadora que lo haga.
-¿Qué le pasó a Andrea? –David
preguntó. Alex apretó aún más las manos. –estaba en la habitación donde te
tenían ¿Verdad?
-La mataron, no preguntes nada más.
–David no siguió preguntando.
-Me contó que iban a ir a por las
tintas del universo donde nos atacaron y a por la Andrea de allí. ¿Qué tienen
de importantes? No entiendo ¿Por qué no puede hacer el tatuaje cualquiera que
sepa hacerlo? ¿Por qué hablasteis de tinta mezclada con la sangre de los
tatuadores?
El momento de silenció mostró que Alex
estaba pensando cómo contestar a todo aquello.
-No son personas normales, ni siquiera
son como tú o como yo. –empezó a decir midiendo sus palabras. –ellos nacieron
humanos corrientes.
Cuando alguien muere en un universo
existe la posibilidad de que esa muerte genere una matrona y con ella aparezca
uno nuevo donde esa persona nunca murió ¿No? –David asintió. –tanto el vivo
como el muerto empiezan a existir de forma completamente separada.
Pero existe otra posibilidad, aunque
muy remota, con un resultado muy diferente. –Alex tomó aliento. Le costaba
hablar. –si una persona muere dentro de la arista también existe la posibilidad
de que se cree una matrona, solo que no se puede generar ningún universo nuevo
ya que el sitio donde ha ocurrido todo en realidad no ocupa ninguna posición en
el cosmos. La matrona entonces genera dos posibles situaciones en un mismo
lugar.
La caja de Schrödinger pasa a tener a
su propio gato dentro.
Ocurre en ese momento lo que se conoce
como una superposición cuántica. Ni muerto ni vivo sino ambas cosas a la vez. La
persona en ese momento sale de la arista sin saber si deja a sus espaldas su
cuerpo inerte, no tiene claro lo sucedido ahí dentro. Están vivos pero sin
embargo, no lo están. Esta superposición cuántica les deja algo tocados, no
pueden evitar dudar de su propia existencia pero además quedan eternamente
unidos a aquella arista. Eternamente unidos a la inexistencia.
Empiezan a sentir el cosmos de una
forma en que ninguno de nosotros es capaz de entenderlo. Sienten cuándo se
crean nuevos universos, nuevos puntos de cruce, lo sienten todo.
Dejan de ser humanos para ser
tatuadores.
Su sangre, al igual que ellos, sufre
el mismo cambio. Durante la época de los atlas se descubrió que esa unión con
el cosmos se podía reproducir en cierta medida si su sangre se mezclaba con la
de los no nacidos.
Nosotros, al contrario que el resto de
personas, solo estamos vinculados al universo en el que nacemos, el resto son
simples replicas en las que no existimos, tierras por descubrir.
Eso hace que nuestra sangre sea capaz
de asimilar el enlace con la arista siempre y cuando no venga en un “vehículo
desconocido” Solo podemos aceptar la mezcla que proviene de nuestro universo y
de ahí que S.J no pueda hacerse la Pavonia sin que su cuerpo la rechace.
Un tatuaje bien hecho supone la unión
con el cosmos, con la inexistencia. Esta unión la pueden sentir los gemelos
quienes tienen una relación íntima con los puntos de cruce, y por lo tanto con
la arista. De esta manera pueden reconocer una Pavonia verdadera de una falsa.
-¿Pero entonces qué era eso de que los
códigos QR…?
-O, eso también es cierto, es posible
saber si una Saturnia es real solo por sus líneas. Digamos que esto es un
segundo cortafuegos para evitar problemas. –David asintió con la cabeza tratando
de asimilar todo aquello. Todo era demasiado abstracto. En ese momento cayó en
la cuenta.
-Pero espera, si todo eso es cierto
sigue sin cuadrarme por qué necesitábamos las tintas de este universo. ¿No se
supone que tendríamos que usar las del universo al que pertenezco siguiendo esa
norma? –Alex asintió.
-Eso es lo que me ha dejado
descolocada a mí también desde el momento en el que nos dijiste todo. Parece
que el Munin sigue sus propias normas, es un tatuaje heredado, no se puede
hacer de cero sino que necesitas tener el de tu predecesor para hacer la
réplica. Parece que aquí lo importante no es el lugar de procedencia del que se
lo va a hacer sino el del propio
tatuaje.
Yo
no te puedo responder a esa pregunta, y créeme, tengo la misma
curiosidad que tú.
Continuaron el resto del viaje en
silencio. Alex de vez en cuando miraba si seguía vivo el pasajero que llevaban
en la parte de atrás. David cada vez apretaba más el acelerador. Trataba de
mantener la concentración en la carretera. Estaba algo mareado y temía
desmayarse al volante, pero en esos momentos era el único en un estado mínimo
para conducir.
Cuando las murallas de Ávila
aparecieron en la distancia una sensación de alivio recorrió su cuerpo. El
gemelo seguía respirando a duras penas y Alex había perdido un par de veces el
conocimiento a lo largo de aquella hora.
Tuvo que reducir la velocidad debido a
la nieve, habían tenido un viaje tranquilo dentro de lo que cabía. David temía
que alguien les parara al entrar en la ciudad pero por suerte nadie se fijó en
ellos.
Según se acercaron al Palacio del Rey
niño Fabio salió a recibirles junto con varios curas. Les estaban esperando con
un par de camillas, Santi debía de haberles avisado.
Paró el coche justo enfrente de la
puerta. Sintió cómo el cansancio tomaba control de su cuerpo. El momento de
tensión había pasado. Su último recuerdo fue ver cómo abrían todas las puertas para sacarlos de allí.
Estaban a salvo.
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