martes, 20 de abril de 2021

VEINTISEIS (Ataque)

 


Apenaros por vosotros mismos puesto que sois los que quedáis.

Los que tenéis que esperar al descanso merecido, a la ausencia de dolor y sentimientos.

Los que tenéis que sufrir la pérdida de aquellos que se adelantaron.

Entristeceros no por ellos, sino por ese egoísmo tan humano que os hace ser dependientes de las personas que amáis, no dejándolas marchar.

Ya os tocará vuestro turno, hasta entonces, pensad en mí como algo inevitable que hará que todo eso que sentís ahora, desaparezca.

U.S


-¡David, rápido despierta! ¡Ha pasado algo y tenéis que marcharos!

David abrió los ojos. Se encontraba cómodamente tumbado en una cama cubierto con sábanas de algodón.

Al principio le costó un poco recordar lo sucedido.

-¿Dónde estoy? –preguntó desconcertado. Nada más moverse hizo una mueca de dolor. Tenía todo el cuerpo magullado. Le habían vendado fuertemente el torso al igual que el tobillo. Se dio cuenta de que estaba en calzoncillos. Su piel había tomado una tonalidad morada amarillenta allí donde había recibido los golpes.

-Estáis en el Palacio del rey niño en Ávila, aunque no por mucho tiempo. ¡Rápido! A cada minuto que pasa se hace más probable que no podáis volver a vuestro lugar de origen. –Fabio estaba nervioso. Fuera lo que fuera lo que hubiera ocurrido tenía que ser serio.

-¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Alex? –preguntó acordándose del estado en el que estaba. Recordaba que había perdido el conocimiento antes que él.

-Está bien, no te preocupes. Aunque el corte no fue para nada limpio pudimos parar del todo la hemorragia y cerrárselo sin mucha dificultad. ¿Qué coño os ocurrió en Salamanca?

Le cogió del brazo y le ayudó a incorporarse. Perdió el equilibrio al principio pero con la ayuda de Fabio logró mantenerse en pie.

-¿Qué ha sido del hombre que llevábamos en la parte de atrás? ¿Ha sobrevivido?

-Lo tuvimos que llevar al hospital. Tenía una hemorragia interna y había perdido demasiada sangre. Por lo que sabemos está en la uci tras un día entero de operaciones. Ahora solo queda esperar y rezar que salga de esta.

-¿Un día? –Fabio asintió.

-Tanto tú como Alex dormisteis el día de ayer entero. Os hubiéramos dejado seguir hasta que estuvierais completamente recuperados, pero hay peligro de que se cierre la arista de un momento a otro.

David se despertó de golpe. Aquello era grave, tenían que salir de allí. No le apetecía lo más mínimo volver a pasar por aquel corredor estrecho pero era algo de lo que se había estado mentalizando.

Fabio le entregó un bastón.

-Es de uno de los ancianos que viven aquí. El pobre hombre ya no puede salir de la cama así que consideró que te iba a ser más útil. –Lo cogió agradecido. Al principio se le hizo extraño caminar con él pero consiguió habituarse rápido.

-Vístete, te espero fuera.

Fabio salió de la habitación.

Se puso un pantalón y una camisa limpia que le habían dejado en una silla. Vio que la mochila y la pistola estaban en la mesa. Abrió el saco y respiró tranquilo al ver que seguía ahí el trozo de piel.

Guardó todo y salió por la puerta. Alex y Fabio estaban en el pasillo.

-¿Estás bien? –tenía la cara amoratada pero la hinchazón se había ido. Parecía descansada. Le cogió la mano derecha con cuidado viendo unas vendas limpias en las que sobresalían cuatro dedos.

-Ninguno de los dos tuvo heridas internas, y eso que ambos os habéis roto varias costillas. –Fabio se veía inquieto. – tuvisteis suerte aunque os esperan unos días de dolores que no me gustaría tener. Ahora si no os importa tenemos que irnos. –se dio media vuelta y empezó a caminar.

-Parece ser que llevamos un día entero fuera de juego. –le costaba hablar debido al labio partido pero David pudo entenderla a la perfección. -¿Habéis tenido más ataques desde que llegamos?

-Precisamente desde que cruzasteis no han vuelto a molestarnos. Al principio nos extrañó pero luego vimos que ya no estaban interesados en nuestro punto de cruce.

Bajaron las escaleras. Estaban en un segundo piso. En el hall de entrada les estaban esperando un par de señores mayores vestidos con ropa de estar por casa. Los dos eran iguales.

-Os presento a nuestros predecesores. Los antiguos gemelos de este punto de cruce. Han querido venir a despedirse antes de que os vayáis.

Los dos se acercaron. Era raro verlos uno al lado del otro sabiendo que en realidad eran la misma persona. Les dieron la mano.

-Te ha tocado llevar un gran peso encima. –le dijo uno de ellos a David mirándole fijamente a los ojos. –romperás con una tradición de portadores tan antigua como el universo. Nosotros ya  no estaremos unidos pero volveremos a vernos. –su voz era débil aunque su apretón de manos demostraba que aún quedaba vida dentro de aquel cuerpo.

David no entendió ni una palabra. ¿Portadores? ¿Se refería a Jaime y el cuervo? Quiso preguntarle pero Fabio insistió en que se movieran. Miró lo que aquel anciano le había dejado en la mano al dársela. Era un vial pequeño con lo que parecía ser sangre en él. Se lo enseñó a Alex. Miró hacia atrás pero los dos hombres ya se habían ido.

-Quisieron dártelo ellos. Sentimos habéroslo guardado hasta ahora pero creímos que era peligroso que lo llevarais con vosotros a Salamanca.

-¿Qué es? –preguntó David aunque ya se olía la respuesta.

-El último ingrediente que os faltaba para realizar el ritual. Hace unas noches llegó un hombre herido a las puertas del palacio. Le habían disparado los mismos que os dieron la paliza a vosotros.

Al principio no entendí nada. El pobre hombre no paraba de hablar entre espasmo y espasmo. Estaba claro que no iba a sobrevivir. Fue entonces cuando los ancianos que acabáis de conocer bajaron a la puerta de la arista donde nosotros estábamos y llegó el homólogo de aquel chico desde el punto de cruce junto con mi gemelo.

-Ni Fabio ni yo sabíamos qué estaba ocurriendo. Los ancianos se acercaron al moribundo tendido en el suelo y los cinco nos quedamos quietos, sin hacer nada, viendo como moría. Su homólogo se quedó de pie, mirando con una frialdad que me cuesta reconocer en un ser humano.

Una vez su alma se hubo liberado los ancianos le quitaron la camisa dejando al descubierto el tatuaje que tienes guardado en la mochila. –David no dijo nada. –el chico llevaba consigo el cuchillo de desollar que viste en el suelo. El resto puedes imaginártelo. Él se fue por donde había venido con la piel que le acababa de cortar a su homólogo recién fallecido. Los ancianos se quedaron con el vial y la promesa de que se lo entregarían a un recién descubierto no nacido.

-¿Qué hicisteis con el cuerpo? –preguntó Alex.

-Lo quemamos hasta que solo quedaron cenizas. Esas fueron las órdenes.

Aquella noche sucedió algo por lo que llevo confesándome desde entonces. No sé en qué estáis metidos pero confío plenamente en nuestros predecesores. Sea lo que sea de lo que vaya este ritual, es importante que lo realicen las personas adecuadas.

Llegaron a la cocina. Les dio dos bolsas ya preparadas con bocadillos, fruta y agua.

Ambos sintieron deseos de llevárselo todo a la boca pero reconocieron que no era el momento.

Llegaron a la despensa. El suelo estaba limpio. No había ni rastro ni del cuchillo ni de la sangre.

Fabio se acercó a la pared del fondo y empujó con las dos manos. El muro de piedra se echó hacia atrás y hacia un lado mostrando el corredor. Su gemelo les estaba esperando con una linterna en las manos.

-Ha sido un placer conoceros. Siento tremendamente que no volvamos a vernos. Mi tiempo como guardián de esta arista está llegando a su fin. Por favor tened cuidado. –se hizo a un lado para dejarles pasar. Los dos Fabios se abrazaron fuertemente dándose la mejor de las suertes.

Una vez se hubieron despedido el cura se volvió a poner delante de ellos alumbrando el camino.

Ambos caminaron lentamente. Aún estaban débiles pero paso a paso fueron avanzando.

-¿Estáis seguros de que el punto de cruce se va a cerrar? ¿Tanto se han separado los dos universos? –Alex estaba extrañada, había visto claras diferencias entre una Salamanca y otra pero nunca hubiera supuesto que aquella separación fuera suficiente como para romper con la unión.

-Créeme, nos ha pillado por sorpresa a todos pero no hay nada que hacer ya. De un momento a otro estas paredes dejaran de existir.

Aceleraron el paso hasta que llegaron al otro lado. Fabio cerró el muro y respiraron tranquilos.

Las dos transiciones siguientes costaron más que la anterior vez. Ni Alex ni David estaban en condiciones para arrastrarse por el suelo y les llevó algo más de tiempo de lo normal. Una vez estuvieron en las escalera de caracol salieron al interior de la catedral.

-No entiendo, ¿Qué ha ocurrido en el otro universo para que se acelere todo el proceso? –Alex seguía dándole vueltas al mismo asunto.

-¿El otro universo? –preguntó Fabio extrañado. – ¿Es que no os ha dicho nada mi gemelo? Es este universo el que está colapsando. –ninguno de los dos supo qué responder. –seguidme quiero enseñaros algo.

Empezó a caminar rápido y entró por una puerta que daba a las dependencias del cura.

David se fijó en ese momento que estaban solos en la catedral. No debían de haberla abierto ese día al público.

-¿Este universo? ¿Qué está pasando? ¿Qué ha dicho de un colapso?

-Cuando un universo se difiere lo suficiente de otro, es lógico pensar que dichas diferencias no las tiene solo con ese sino con todos aquellos con los que está conectado. Si un punto de cruce desaparece, el resto lo hacen con él dejando dicho universo solo. Completamente aislado. Si lo que dice Fabio es cierto pronto los lugares como el Yelinas, o esta catedral, pasaran a ser lugares normales y corrientes.

-¿El Yelinas?

-Yelinas incluido.

Siguieron al cura quien ya había entrado en la habitación. Había encendido una pequeña televisión que allí había.

Cambiara al canal que cambiara solo había noticias de lo mismo.

-Ha ocurrido a lo largo de esta mañana. Lo consideran un ataque terrorista a nivel global. Más de 200 explosiones simultáneas en las capitales principales de los países europeos y continente americano. Aún no estamos seguros pero por el momento todos los lugares que han mencionado eran puntos de cruce. Es obvio que ha sido orquestado por la organización de Ubi Sunt. Hemos preguntado por ahí y solo ha ocurrido en este universo. Esto no tenía que haber pasado.

-Los desaparecidos. –murmuró Alex para sí. Su cuerpo tiritaba de la rabia contenida.

Las imágenes eran completamente explicitas y caóticas. Muertos, heridos, polvo, fuego y cascotes por todos lados. Una catástrofe mundial solo comparable con una guerra.

-¿Cómo han sido capaces?

-Con los atlas de Wald supieron a qué lugares atacar.

Provocando el colapso generan un reinicio en el universo. Partimos de cero. Los puntos de cruce conocidos hasta el momento dejan de existir dando paso a otros nuevos en el futuro.

 Ahora conocen a los tatuadores. Andrea debió contarles todo antes de morir por lo que ahora saben que con gente como ella pueden descubrir, no solo cuándo se crean nuevas matronas, sino dónde se situarán los nuevos puntos de cruce.

Con esta jugada nos ponen a la misma altura que ellos. Destruyen una sociedad hasta los cimientos para poder construir una nueva en la que ellos controlen las fronteras.

Y mientras, la carrera por encontrar la escalera sigue.

Odio decir esto pero ha sido un movimiento arriesgado e inteligente por parte de ellos. –no había dejado de mirar las imágenes en lo que decía todo aquello.

-¿Cómo puedes estar tan tranquila? –le reprochó Fabio. –Ahí han muerto miles de personas. En cuestión de unas horas todo el mundo se ha puesto patas arriba. Los países se echan la culpa unos a otros sin saber lo que ha ocurrido realmente.

Muchos padres no volverán a ver a sus hijos y muchos hijos no volverán a ver a sus padres. ¡Quienes aparecen en estas imágenes son personas por el amor de Dios!

-Estoy de acuerdo con todo lo que has dicho. Es horrible. Pero eso no significa que no haya unos motivos detrás de todo. Hasta las peores cosas se hacen por alguna razón. Con esto no quiero justificar a esos hijos de puta. Dios sabe que los quiero ver bajo tierra más que nadie en este mundo.

-¿Qué va a ocurrir a partir de ahora? ¿De verdad esa organización abarca tanto?

-El colapso es inminente. Los gemelos dejaremos de serlo de un minuto a otro. A nivel estatal han decretado el estado de alarma inmediato. No dejan salir a la gente de las ciudades y han marcado un toque de queda a las 22:00.

En España ha habido explosiones prácticamente en todas las comunidades. Madrid se ha llevado la peor parte pero en Ávila dos de los cuatro puntos también se han visto reducidos a cenizas. Eran amigos nuestros. –apretó los puños.

–Si  queréis volver a Salamanca tendréis que hacerlo ya, antes de que cierren todas las carreteras. No les ha dado tiempo aún a hacerlo pero lo más seguro es que os encontréis con alguna que otra patrulla. Por lo demás el daño ya está hecho. Vosotros tenéis aún cosas que hacer.  No sabemos de qué va el ritual ni por qué es tan importante pero ahora mismo no podemos hacer otra cosa.

Un amigo vuestro cruzó ayer a este lado adelantándose a vosotros. Me dijo que os esperaría en el Yelinas.

-¿Qué se sabe del ejército? –David tenía claro que iba a tener acto de presencia de un momento a otro.

-Es todo demasiado inmediato. No podemos estar seguros de cómo actuará nuestro país pero tened por seguro que las calles no van a ser lo que eran en mucho tiempo.

-¿Necesitáis ayuda aquí en Ávila?

-Podemos ocuparnos de lo que sea. En breves no seremos más que ciudadanos de a pie. Tenéis cosas de las que preocuparos. –insistió. –de   momento tenéis que volver a Salamanca. –les acompañó hasta la puerta de la catedral. Tal y como había supuesto David, la habían cerrado con llave. –por cierto. Vuestro amigo me dio esto para vosotros. Me dijo que lo mantuviera cargado. –era un teléfono móvil. Le dieron las gracias y salieron a la plaza completamente vacía.

Se oían sirenas por todos lados. La gente miraba intranquila por las ventanas sin comprender lo que estaba ocurriendo.

-¡Disculpen! –se les acercó un policía. Alex disparó varias veces hasta que el hombre cayó muerto. Había fallado los dos primeros tiros debido al uso de la mano izquierda.

-¿Qué haces? –dijo David asustado. -¡Era un policía! ¡No podemos ir matando a la gente así como así!

-También era uno de ellos, mírale la mano. –Allí estaban la U y la S. –debía de estar esperándonos. Será mejor que nos movamos rápido. Estamos bajo la mirada de más gente de la que me gustaría.

Caminaron lo más rápido que pudieron dejando el cadáver tirado en plena plaza. Aún estaban débiles, no les había dado tiempo a recuperarse por completo. De vez en cuando David se tropezaba con el bastón pero aun así caminaba mejor con él.

Salieron de la muralla por la puerta del alcázar y se encontraron de nuevo con el Chrysler de su tía aparcado donde lo habían dejado.

Una vez dentro los dos decidieron parar y comer lo que les había entregado Fabio en las bolsas.  Sabían que no era momento para el descanso pero lo necesitaban, tenían que coger fuerzas para lo que se les venía encima.

Volvían a Salamanca.

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