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domingo, 19 de noviembre de 2017

Filloa

Un viejo bebiendo agua en un bar de jazz, al escenario, una guitarra, un contrabajo y un violín. Nadie habla.

El viejo con los ojos cerrados, la calva brillante por la tenue luz ambiental y la humedad de su piel debido al calor del lugar.

La cabeza moviéndose al son de unos recuerdos que le llevan a tiempos en los que su mesa apoyaba más de un solo vaso.

El sitio es pequeño, no caben más de 6 mesas donde las parejas y los jóvenes disfrutan de los mismos ritmos.

El viejo sonríe con tristeza, la mirada ahora fija en una pared repleta de experiencias ajenas que no dejan ver el acabado que hay detrás.

¿Alguna vez estuvo él en un escenario parecido? ¿Cuál fue su historia?

Puede que hasta llevara un bar de ese mismo estilo.

Los ojos vidriosos lo dejan ausente del presente, solo la música y el pasado. Lo que ocurrió mezclado con su punto de vista, los borrones, las lagunas y las invenciones, lo que quiere creer, la añoranza… nunca podemos estar seguros al cien por cien de nuestra historia.

Las parejas a su alrededor disfrutando de la compañía, él sentado en su silla. El alcohol fluye, no para él.

¿Problemas con la bebida? ¿Malas experiencias quizás? ¿Nunca lo llegó a probar? ¿Salud?

El contrabajo marca el ritmo, la guitarra crea el ambiente, el solo de violín inunda todo.

¿Hubo una mujer en su vida? ¿Hijos? ¿Nietos tal vez? ¿A que dedicó sus años de juventud?

Sabe de música, la disfruta, su cabeza siguiendo el compás lo demuestra, el violín para en seco para dejar paso al solo de guitarra, el contra sigue marcando el ritmo, vuelve a sonreír, otro recuerdo, la escasa luz parpadeante ilumina un rostro de fascinación y tristeza, las sillas crujen al incorporarse las personas y cambiar de posición.

Al ambiente solo le falta el olor a humo de tabaco que seguro tuvo en su día.

Un viejo bebiendo agua en un bar de jazz.

Madera, oscuridad, alcohol, guitarra, contrabajo y violín. Un único nombre,

Filloa.

jueves, 23 de febrero de 2017

Recuerdos del pasado (Vol 2/2)

Este segundo y último escrito hallado en el cajón de mis recuerdos fue escrito en el 2001, un cuentecito de los primeros a los que siguieron otros muchos de un principiante a escritor.

H


istoria del tigre que quería ser un ratón


Ërase una vez un tigre que los ratones se reían de él. ¿Por qué no podré ser un ratón dijo el tigre mirando a otro ratón que se reía. Entonces otro ratón que estaba dando clases de magia le oyó. Al ratón le dio pena y como estaba distraído le dijo el profesor ¿Juan a la esquina!. El ratón quería ayudar al tigre pero no sabía hacer esa clase de magia. El ratón Juan, que así era su nombre, se acercó al tigre y dijo: A lo mejor te puedo ayudar y dijo el tigre ¿Qué? Pues que te he oído y me ha dado tanta pena que he decidido ayudarte. Al tigre no le pareció mal que le ayudara el ratón y aceptó. Bien, este es mi plan, tu asustas a los ratones y yo me encargaré de lo demás. Entonces así hicieron, mientras el tigre asustaba a los ratones, que le costó, Juán aprovechó para entrar en el despacho del profesor para coger el papel donde escribía esa clase de magia. Después de haberla encontrado se largó y después de haber salido la leyó e hizo que se convirtiera en ratón.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

lunes, 20 de febrero de 2017

Recuerdos del pasado (Vol 1/2)

Escrito del 2002 encontrado hace poco en el cajón de mis recuerdos, de aquellas tenia la friolera de 8 añitos y lo dejo aquí tal cual está, nada de re ediciones.


LA MÁQUINA DEL TIEMPO


H
ace algún tiempo, como en 1559, un inventor intentaba convertir una nave muy pequeña en una muy grande por medio de un chip que había inventado él.

- Ojalá que esta nave que he hecho se convirtiera en una máquina del tiempo, pero he descubierto que es imposible, dijo. Bueno, no me queda mas remedio que tirarla, ¡esto es lo que voy a hacer!. Después de mi estupenda comida, que va a hacer mi robot, me acerco al contenedor y la tiro.
Pero cuando se acercó al contenedor, unos niños se acercaron y dijo uno:
-          ¡Mira que nave tan chula!, ¿la has hecho tu, señor?.
-          Si, dijo el inventor tan contento de que podía dedicarse a hacer juguetes.
Los niños, en cuanto lo cogieron, sin querer, le dieron al chip un golpe haciendo que se metiera mas dentro y que empezara acrecer con el juguete. ¡Era increíble! Que el sueño del inventor se había vuelto realidad, lo único es que no había metido el chip muy dentro.
-          Güay dijeron los niños ¿Cómo lo has hecho?
-          Es una máquina del tiempo, soy inventor ¿sabéis? Y me gustaría que vinierais conmigo al pasado ¿queréis?
-          Si, inventor, dijeron los niños.
-          Llamarme profesor, p0or cierto, ¿Cómo os llamáis?
-          Yo Rodri y mi amigo Sam.
-          Bueno, pues a qué esperamos? Todos dentro de la máquina del tiempo. ¿a dónde vamos? Yo siempre he querido ser caballero, así que nos vamos a la edad media ¿Vale?
-          ¡Si!
-          Pues allá va, Rodri, dale a esa palanca, Sam, dale a ese botón y a la Edad media.
-          ¡Bom!
-          ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estamos?
-          Estamos en la Edad media chicos y por lo que veo ahí hay un caballero.
Era un caballero muy alto y muy cortés por lo que se veía. Estaba encima de un caballo y llevaba puesta su armadura.
Y por lo que veo ahí está el castillo con sus banderas, dijo el profesor. Pero antes de decir mas cosas, pasó por delante suyo una flecha y llegó a parar al combustible de la máquina.
-          ¡Oh no! Además que el caballero nos ha disparado, nos han dado en el combustible, dijo Sam.
-          Quietos ahí, no os escapéis, dijo el caballero.
-          Debí de traerme mis herramientas, porque sin ellas y sin nuevo combustible no puedo hacer nada dijo el inventor.
-          ¿Qué es eso?
-          Esto es una máquina del tiempo y tu nos la has estropeado.
-          Lo siento pero  ¿Eres un mago?
-          Pues claro que..si, si, soy un mago.
-          ¿Qué haces profesor?
-          Estoy intentando que se lo crea y seamos bienvenidos al castillo.
-          Bueno si eso te hace feliz hazlo, pero a nosotros no nos metas en esto.
-          Y ¿Quiénes son estos?
-          Son mis ayudantes.
-          Pues parece que nos ha metido en esto Sam.
-          Bueno, pues si sois quien decís ser, venid a Japenburgo, allí seréis bien invitados ¿Vale?
-          Si.
-          Te acordarás de ésta, te acordarás.
-          Lo siento, era lo único que podíamos hacer, y además ha funcionado ¿no?
-          Si, pero ¿Qué vamos a hacer con la máquina?
-          Tranquilo, el chip se puede sacar un poco y se volverá a su tamaño normal, ¿lo ves?.
-          ¿Cómo lo habéis hecho?
-          Somos magos, ¿Recuerdas?
-          Ah si.
-          Y ¿Qué vamos a hacer con el combustible?
-          Puedo hacer otro con monedas de plata que nos dará el Rey.
-          Bueno, ya hemos llegado, dijo el caballero. Vamos al castillo.
-          Oye caballero ¿tu crees que el rey nos dejará monedas de plata?
-          Si haces una prueba si,
-          Ah vale, gracias.
-          Bueno , ya hemos llegado al castillo
-          Eeee...., los de arriba, que llega un mago y no podemos esperar, es una misión importante.
-          ¿Quién es?
-          Raimon y tengo prisa.
-          Vale, ya abro.
-          Muchas gracias, y ahora a ver al Rey
-          ¿Cómo se llama el Rey?
-          Juanfom.
-          Hola alteza
-          Hola, hola, hola, éstos son magos que necesitan ayuda.
-          Lo que queremos es plata.
-          Vale, pero tenéis que matar al dragón que está en las colinas, ¿Vale?
-          Si, pero ¿Cómo vamos a matarle?
-          Eres mago ¿no?.
-          Si..si..claro, cómo se me podía haber olvidado.
-          ¿Qué vamos a hacer profesor?
-          Ya se me ocurrirá algo, y ahora callaos.
-          Señoría, ¿Nos podrías dar tres espadas?
-          Si claro, y ahora marchaos.
Los tres se fueron a las colinas pasando ríos y en cuanto llegaron los tres empezaron a temblar.
-          Grrrrrrrr....gruñó el dragón
-          Yyyyy....¿ahora?....¿Qué hacemos? ¡Tu dijiste que si al Rey, así que tu nos salvas del dragón!.
-          Vale, yo os salvaré con las espadas, pero vosotros le entretendréis.
-          ¿Y cómo le entretendremos?
-          Tirándole piedras, y ahora empecemos la caza del dragón.
-          ¡Tonto quémame!
-          No, ¡Quémame a mi!
-          ¡No, a mi!
La primera espada no se clava, así que ¡todos a la nave!, pero se va a estropear con las llamas. ¡Es verdad, las llamas rebotan en la nave y quemarían al dragón!, así que meteros en la nave y haced que la pegue una llamarada.
-          ¡Vale!
-          ¡Eh, dragón, estamos aquí!
-          Fffff.......
-          ¡Está funcionando!, ¡Se está quemando y se ha muerto!
-          Chicos, vámonos al castillo con la garra del dragón para que sepa que le hemos matado.
-          Bueno, ya hemos llegado
-          ¿Quién hay ahí abajo?
-          El mago con la pata del dragón
-          Vale, abro.
-          Hola alteza, ya hemos matado al dragón.
-          Y por matarle te daré las monedas, aquí tienes.
El profesor se pone a arreglar la nave para volver a casa, pasó una hora y por fin lo hizo.
-          ¡Lo hice!, ahora colocaros aquí y ya está. Todos a la nave.
-          ¡Bom!
-          Por fin en casa, dijo Rodri.
-          Bueno, nos tenemos que ir, ¡Adiós!
-          Y yo también, ¡Adiós!

FIN