domingo, 28 de enero de 2018

Como la vida misma



No existió problema alguno,  simplemente la vida no les dejó seguir.
Una compleja historia para muchos,
para otros una historia simple,
sin final feliz que tampoco triste,  la vida es así.
Asumir que los imposibles existen,
que nada es como debería
me encantaría mentir…
Ella se fue a país extranjero y él se quedó allí,
ambos se olvidaron el uno del otro,
de ese año en el que para los dos lo eran todo
y ahora solo sueños rotos en momentos de autoabandono,
solo cuando dejamos tiempo al sentir.
Ella acabó con otro, él la dejo ir.
No existió problema alguno,  simplemente la vida no les dejó seguir.
No volvieron a saber más del otro,
nada fuera de lo común una historia igual que el resto,
ni especial, ni diferente triste pero cierto,
sin resultados malos ni final feliz.
Como la vida misma.

viernes, 26 de enero de 2018

Ubi sunt



No sabemos cuanto puede durar, les conocemos, les odiamos, nos damos cuenta que solo creimos conocerles, luchamos por lo que sabemos y lo que creemos saber sin parar de preguntarnos cual es la realidad de todo el puto asunto.

Somos quienes somos, somos lo que aprendemos, somos lo que nos rodea, lo que esperan de nosotros, lo que saben de nosotros…

No podemos dejar de mentirnos a nosotros mismos diciendo que nos importa el resto del mundo, que somos buenos, que valemos para algo o que hemos nacido para cumplir con un destino escrito por no se sabe quien.

Creemos que elegimos con quien pasar nuestra vida, que para todos hay una media naranja, que de entre todos los peces en el mar hay uno que nos corresponde.

Creemos que es nuestra decisión de quien enamorarnos y de quien no, que de los errores se aprende y que no existe el amor a primera vista (o si)

Pensamos que somos libres y que nos merecemos ese derecho. No creemos en nada salvo cuando es nuestro último recurso, le echamos la culpa a Dios cuando luego aceptamos que somos responsables de nuestros propios actos.

Buscamos la igualdad cuando esta claro que somos distintos, nos miramos por encima del hombro cuando a simple vista se ve que valemos lo mismo.

Nos creemos dueños del mundo por haberlo transformado a nuestro antojo cuando luego luchamos por sobrevivir en él tratando de suplir necesidades que nos hemos inventado.

Lo somos todo, y sin embargo, no somos más que un granito de arena en un universo de incertidumbre en expansión.

Somos recuerdos tras la muerte y olvido con el paso de las generaciones.

Somos idiotas que tropezamos con la misma piedra, que luchamos contra los elementos para lograr vencerlos y salir airosos, cabezotas que debido a nuestras imperfecciones y pecados conseguimos dar un paso a delante tras otro.

Somos un amasijo de casualidades que no podian ser de otro modo. Un destino ya escrito en un libro con las páginas aun en blanco y por manchar.

Pensamos que tenemos control de nuestras propias vidas, pero luego todo es un conjunto de elementos que, junto con nuestras decisiones, logra acercarnos a un presente que no para de convertirse en pasado.

La única verdad es que no sabemos lo que somos, no importa.
Ubi Sunt.

sábado, 13 de enero de 2018

Cierro los ojos



Cierro los ojos, siento la música, Ataraxia.
No conozco el amor ni quiero conocerlo,
conozco el sufrimiento que deja a su paso y no dejo de pensar en revivirlo.
Soy aquel que respira hondo antes de dar un paso adelante,
el que por tonto es bueno y que por bueno, no se plantea ser de otra forma.
Soy alguien que no piensa en su futuro si no es para dejarlo a su suerte,
el que confía plenamente en Dios y en el raciocinio que este le dio,
el que considera que el respeto se gana, no se tiene,
el que ve el atractivo del pecado que nos hace tan diferentes y únicos,
el que cree que todos estamos en el mismo escalón por muy altos que se crean algunos.
Soy el que rechaza cualquier tipo de violencia sin tener que ponerle apellidos,
cualquier tipo de injusticia sin etiquetarla,
cualquier tipo de desigualdad sean quienes sean sus protagonistas,
el que piensa que más de alguno se merece una paliza sin remordimientos.
Soy un principiante a escritor que dice su opinión sin que se la pidan,
que comete faltas de ortografía sin que le importen,
que lanza las palabras al aire sin esperanza de que sean recogidas.
Un ermitaño que está rodeado de gente,
un poeta sin poesía,
un budista sin meditación,
un arquitecto sin profesión,
un soñador sin sueño y con el café siempre en la mano.

martes, 2 de enero de 2018

Cuarto de siglo



Me importa demasiado poco la gente como para considerarme buena persona, si eso significa que soy mala persona o no ya no depende de mí.

Este año ha sido cuanto menos extraño, tengo la sensación de que digo exactamente lo mismo año tras año por estas fechas, pero  solo puedo hablar de mis sentimientos e ideas actuales, y la verdad, mirando este último escalón de mi primer cuarto de siglo, no puedo dejar de pensar en todas las cosas que me han dejado este regusto, que no se sabe si es bueno o malo, de mi estómago.

He perdido a gente que creía importante, he conocido nuevas personas que nunca hubiera creído conocer, he reído, ¿He llorado? Mira, creo que este año no lo he hecho, supongo que será buena señal, me he cabreado con todo lo que me rodea manteniendo parte de esa rabia aún en mi cuerpo, han dejado de importarme cosas que creía importantes…

No sé si soy mala persona, pero si sé que soy persona y como tal imperfecto, sé que estoy equivocado en muchas cosas en las que creo, puede incluso que este equivocado en la mayoría si no en todas. Soy consciente de mi personalidad difícil, sé que mis rarezas y mi orgullo van por delante y acepto todas las cosas malas que ello implica puesto que eso es lo que he aprendido a lo largo de estos años, aceptación, aceptar que no soy diferente al resto por muy gilipollas que me parezcan muchos, aceptar que no siempre la culpa es de los demás y que, por más que duela, asumir las tuyas propias es lo que hará que cambies y evoluciones para mejor, aceptar que no estás predestinado a absolutamente nada, que tú mismo te tienes que sacar las castañas del fuego antes de que se quemen y con la posibilidad de quemarte en el proceso, saber que la vida es, al igual que los seres humanos, imperfecta, y que el sufrimiento es parte de un proceso que a la larga merece la pena, saber que cada cosa tiene su momento.

Este año ha sido cuanto menos extraño, han ocurrido demasiadas cosas como para contarlas todas, algunas ya quedaron en el pasado, otras se clavan aun en mi presente como una espina difícil de sacar, no podemos controlar lo que nos rodea al igual que no podemos controlar nuestros pensamientos y sentimientos por muy equivocados que sepamos que estos estén. Tras todos estos años de mi vida no puedo decir que esté orgulloso con el resultado que ha quedado, aun tengo que solucionar muchas cosas de mi forma de ser, perfilar algunos asuntillos de ideales y personalidad que hacen que algunos seres queridos me miren de una forma que me hace sentir que no voy por buen camino. También se que por suerte este no es el resultado final, y que aun tengo tiempo de sobra para seguir moldeándome antes de que el barro se seque.

He hecho las paces con mi pasado, en mi cara no queda más que un gesto de añoranza cada vez que me sumerjo en él, añoranza que se transforma en sonrisa.

No sé que me deparará el futuro y el pasado ya quedó atrás, no sé tan siquiera si soy mala persona, por el momento me conformo con seguir adelante y levantarme por la mañana pensando, hoy será un gran día.