domingo, 11 de febrero de 2024

Es cultura

Iglesia de San Martin de Tours (Salamanca)

          La palabra cultura se ha convertido a día de hoy en el comodín para defender cualquier cosa. Ha pasado a ser una palabra con un poder propio inmenso. Una palabra con un significado variable e incoherente que cierra cualquier discusión.

Seamos sinceros. La cultura tiene todo el valor que los interesados le quieran dar. Interesados que por otra parte tienen motivos económicos o ideológicos a sus espaldas. Pero en realidad no vale nada.

Ni los idiomas, ni las costumbres, ni el cine, ni el arte… valen nada. Son herramientas de expresión y como tal tienen un uso que, si se pierde por el motivo que sea, pasan a convertirse en un arma. Pasan a ser un medio para hacer daño a personas pertenecientes a determinados colectivos, regiones, naciones… pasan a ser panfletos de ideologías y control de masas alienadas que creen tener pensamientos propios.

Si la llamada cultura es usada de tal manera no debería de existir.

-¡Pero es cultura! –dirán.

-Perdón. Es cierto. Entonces no hay más de qué hablar.

U.S

sábado, 13 de enero de 2024

Escuela Técnica Superior de Arquitectura de A Coruña. (Opinión tres años después)

 


  Soy arquitecto.

  Soy arquitecto en parte porque estudié y acabé la carrera de arquitectura y en parte porque, pese a todo lo sufrido en ella, así me sigo sintiendo.

  Estudié en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de a Coruña.

  Especifico esto, no porque esté orgulloso de haber salido de donde he salido. Mucho menos lo digo porque la calidad de enseñanza en esta escuela en concreto sea de gran nivel. Especifico el lugar donde me inicié con esta profesión porque la ETSAC, dicho de forma abreviada, es una de las escuelas donde más “hijoputismo” gratuito tiene que aguantar un alumno de arquitectura.

  De esa escuela no se sale, se sale con graves problemas psicológicos, o se sale curtido para aguantar a cualquier cretino que te vayas a encontrar el resto de tu vida. Y eso es lo que realmente te enseña la ETSAC. A aguantar si es necesario, y no dejarte mangonear por cualquier idiota que se crea mejor que tú.

  Soy arquitecto porque, en contra de todo intento continuo de mis profesores, la arquitectura me sigue enamorando. La arquitectura es algo que simplemente me apasiona, y francamente, es una pena que tenga que escribir este artículo para decir que, por desgracia, detesto todo el mundillo que la rodea.

  Esta última afirmación puede ser difícil de entender pero trataré de explicarme como es debido.

  Si me permiten, pese a que no me suele gustar la utilización de analogías ( ya que son comparaciones que parten de una base de fe donde hay que creer que la comparación inicial es correcta) considero que en este caso es más fácil comprender lo que quiero decir haciendo uso de ese razonamiento mediante un símil con el arte o la política.

  El arte puede ser maravilloso, pero creo que hoy en día casi todo el mundo puede ver el enorme estercolero en el que se ha convertido el mundillo del arte. Un mundo en el que, al igual que en la política, destaca la gentuza sin valores, los amiguismos y los chanchullos por encima de la calidad.

  Un mundo en el que, si se puede pisar a alguien para avanzar, se hace. Un mundo de egocentristas echados a más que te miran por encima del hombro…

  El mundo de la arquitectura es todo eso.

  Concursos amañados, horas extras sin pagar, faltas de respeto por la vida ajena. Profesores fracasados, cretinos que se creen artistas, personas cuya única cualidad válida es haber sido el hijo de quien, o el conocido de tal. Profesores retrasados, perdón, atrasados  tecnológicamente que rechazan las nuevas herramientas de su profesión y desinforman sobre ellas.

  Un mundo de profesionales becados con sus horas contadas, de falsos autónomos, trabajos en negro, contratos de delineante por no pagar el de arquitecto. Un mundo en el que, no nos engañemos, hay trabajo de sobra con condiciones que son de risa. Un mundo donde la peor calaña se ha hecho un hueco convirtiendo algo inicialmente bonito en algo que evitar.

  Soy arquitecto porque me gusta la arquitectura pero no puedo decir lo mismo de los arquitectos. Si tengo algo que agradecer a la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de A Coruña precisamente es la sinceridad con la que te muestran esa realidad.

  Por eso, además de un corte de mangas y un franco deseo a que el karma cobre sus deudas, doy gracias a esas paredes de hormigón armado por hacerme quién soy ahora.

  Uno no olvida, el tiempo no hace que los horrores allí vividos se perdonen. Ellos no pudieron conmigo pese a que insistieron en ello y estuvieran a punto. Me ha ido bien después de eso, la vida sigue. A día de hoy solo animaría a los estudiantes que aún siguen en esa escuela a denunciar las barbaridades que allí se cometen.

  Soy arquitecto a su pesar.

  Orgulloso de serlo.

  Eso nadie me lo quita.

 

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Diarios de Ubi Sunt (13-12-23) Sobre la libertad de expresión. Parte 2

 

Plaza de los Bandos (Salamanca)

Hay quien se refugia en la libertad de expresión para poder emitir juicios, amenazas, o  acusaciones serias sobre alguien. Esto por desgracia, hace que aquellos adalides de la moralidad absoluta utilicen estos casos para justificar su deseo por eliminar, o mejor dicho controlar, la mal llamada libertad de expresión.

Como ya he dicho con anterioridad la libertad de expresión es binaria, o es, o no es. No puede tener término medio puesto que el mismo hecho de ponerle limitaciones, implica  que dependiendo de quien ponga dichos límites controla los temas para los que uno es libre de expresarse. Y aquí precisamente hay que destacar esa misma palabra, EXPRESARSE y saber diferenciar entre varios términos que a veces se confunden, se malinterpretan y se instrumentalizan con mala intención.

Expresarse significa dar la opinión personal sobre un tema, sea dicha opinión más o menos acertada.

Hay que diferenciar inicialmente entre acusar, que no ofender, y sentirse ofendido.

Una opinión se limita en todo momento al acto de mostrar en palabras una creencia sobre un tema en concreto. Dichas palabras no afectan en ningún momento de forma física (y repito para que quede bien claro lo de FISICA)  a la vida de nadie ya sea individuo o colectivo. Que el individuo o colectivo se puedan sentir de una forma u otra ante las palabras, será problema de ellos siempre y cuando se mantenga en eso, un sentimiento de ofensa.

Todo el mundo es libre de sentirse ofendido por cualquier tema pero no puede pretender por ello obligar a cambiar la forma de pensar del que ha dado libremente su opinión.

Otra cosa muy distinta es realizar una acusación.

En ese caso la opinión malintencionada cruza la línea de las palabras para llegar al mundo físico. El receptor de dicha acusación ve su vida trastocada ante la posible falacia. Dicha mal llamada opinión, que en realidad es una acusación,  obtiene reacciones tangibles claras completamente denunciables.

Una cosa es acusar, que no ofender, y otra muy distinta es sentirse ofendido.

Habiendo diferenciado entre estos dos términos, la idea binaria de la libertad de expresión sigue estando clara. Una amenaza, una acusación, un llamar a realizar actos vandálicos de cualquier tipo, cruzan el mundo de las palabras para llegar a un mundo físico donde los actos tienen sus consecuencias.

La ofensa es ofensa mientras alguien se sienta ofendido.

Una acusación afecta al ofendido esté este enterado o no de ella. Y es justamente esto lo que habría que controlar no peligrando así la libertad de expresión.

U.S

martes, 5 de diciembre de 2023

Diarios de Ubi Sunt (05-12-23) Sobre la libertad de expresión. Parte 1

 

Torre del Clavero (Salamanca)

       En el momento en el que la libertad de expresión se ve limitada de alguna forma, por pequeña que sea y justificada que esté, deja de existir irremediablemente.

En lo que a la libertad de expresión se refiere no existen peros ni grises. O es plena y absoluta tanto para personas normales como para indeseables, o directamente no la hay, ya que la opinión de unos limita la opinión de otros.

El debate hoy en día, al contrario de lo que piensan muchos, no es si existe o no la libertad de expresión, sino si debería haberla o de qué manera habría que regularla aceptando su inexistencia.

U.S

sábado, 4 de noviembre de 2023

Diarios de Ubi Sunt (04-11-23)

Edificio Plaza del mercado (Salamanca)

        A lo largo de los siglos las personas han cambiado su cultura, sus costumbres, sus conocimientos, su sentido de la ética, la moral y las leyes que lo controlan todo.

Las sociedades se han creado y se han derrumbado. Los sistemas políticos y religiosos se han impuesto, probado y demostrado que, por mucha utopía que sean en la teoría, en la práctica todos erran de imperfecciones.

A lo largo de los siglos han vivido y muerto millones de personas que, por muchas diferencias que tuvieran, siempre han tenido las mismas preocupaciones.

La historia no se repite, el contexto siempre es distinto, son los seres humanos y sus pensamientos los que nunca varían.

Son los seres humanos los que siempre son los mismos y por ello, siempre acabarán tropezando con las mismas piedras.

sábado, 19 de agosto de 2023

Diarios de Ubi Sunt (20-08-23)

 

Plaza de los Basilios (Salamanca)

     Soy la venganza que el tiempo trae para aquellos que no me aceptan.

La desgracia de los que me conocen por segundas personas.

El alivio de los cansados.

La ironía de los ricos que no pueden comprarme.

Soy la naturaleza misma, el cosmos, el orden.

Soy la diosa de los que creen y la realidad de los que no.

Soy la ciencia, el esoterismo y el mito.

Soy la meta y el galgo.

Temedme pues nadie puede conmigo.

Amadme porque sin mí, estaríais hartos.

Nada tendría sentido.

Dejaríais de ser humanos.

U.S

lunes, 24 de julio de 2023

Salamanca ilustrada

 

Cincuenta ilustraciones de cincuenta lugares emblemáticos de la ciudad.

Acuarela sobre bolígrafo.