Luego fueron los estudios, la importancia de una buena preparación para alcanzar un buen futuro, pero, ¿De qué sirve el dinero y la sabiduría si con ello solo puedes disfrutar de la vejez?
Las amistades, personas en las que confías y con las que te
sientes unido por causas varias. En un principio pensé en eso como vida pero
pronto descubrí que estas también se pierden por el tiempo y la distancia.
Los pensamientos, la personalidad, tu forma de ser ¿Quién te
puede asegurar que no los vas a perder con los años?
También llegue a pensar en el amor, no voy a negarlo. Pero eso
solo me provocó dolor por perdida de él, y en la mayoría de ocasiones por su
simple ausencia.
¿La salud? No digamos estupideces, a poca gente ahora le
preocupa eso, llegándolo a poner como último punto de su lista de prioridades.
¿La felicidad? No digamos obviedades eso se da por supuesto
pero ¿Qué es la vida?
Aprovechar el momento, sonreír de vez en cuando, recordar
viejas vivencias, crear otras nuevas, arriesgarse en algunos momentos y en
otros simplemente quedarse todo el día tumbado en el sofá, hacer amistades,
romper otras relaciones antaño importantes, planear una aventura y que esta
misma salga mal, preocuparse, entristecerse… pero salir adelante.
Todo esto es vida, todo aquello por lo que poder continuar,
si algo no sale como espero, lo próximo se disfrutara el doble, si algo sale
bien, es otra cosa más que añadir a mi colección de recuerdos y escusas por la
que poder poner, una vez me muera, “No me arrepentí de nada”.