sábado, 26 de septiembre de 2015

Fragmentos de literatura- "Fahrenheit 451" Ray Bradbury




-¿Qué haces ahora?
-Sigo loca. La lluvia es agradable. Me encanta caminar bajo la lluvia [...]
-¿A qué te dedicas? ¿A andar por ahí probando todo una vez?
-A veces, dos.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Jappy

Este año se cierra tras de mi, temporalmente eso si, una etapa de mi vida abriendo otra en otro lugar, con otra gente muy distinta a la que estoy acostumbrado. Pienso que ya es hora de dar luz a ciertas preguntas.


JAPPY

Déjame que te cuente una historia que me contaba mi abuelo.

Un hombre va a la consulta de un psicólogo porque esta muy deprimido, piensa que la vida no merece la pena puesto que no encuentra en ella nada bueno por lo que sonreír, simplemente, ese hombre no es feliz.

El Psicólogo después de varias sesiones con él encuentra la receta perfecta para levantarle los ánimos a ese pobre hombre.

-Mire usted. –le dice el profesional. –ha llegado a la ciudad un payaso que dicen que es un fenómeno, que hace reír hasta al más desdichado de los desdichados, valla a verlo y me cuenta qué tal le ha ido.

El hombre, tras oír estas palabras,  rompe a llorar desconsoladamente.

-Perdone doctor, pero ese payaso al que usted me aconseja ir a ver soy yo mismo. –balbucea entre lágrimas.

Mi abuelo  contaba esta historia (no con estas palabras exactas) dejándonos siempre con la pregunta de ¿Quién anima al que se dedica a animar al resto? No hay que olvidar que tras el maquillaje de payaso, siempre sonriente, se oculta una persona normal que tiene problemas como todo el mundo, pero que, debido a su empleo, estos problemas no aparecen físicamente, quedan reprimidos.

Nadie sabe lo que siente realmente el payaso puesto que siempre pone buena cara, siempre hace, valga la redundancia, payasadas para animar al resto. Puertas para fuera todo va siempre de maravilla, mientras que la realidad puede ser todo lo contrario.

En la sociedad en la que vivimos tendemos a no exteriorizar nuestros sentimientos al fin y al cabo, no es como la gente espera que nos comportemos.

Tenemos siempre que sonreír, no quejarnos y hacer como si tu vida fuera buena cuando en realidad puede no serlo.

Todos llevamos nuestras máscaras en público y no hay que olvidar que detrás de estas se esconde una persona, nunca hay que olvidar que los payasos también lloran.