sábado, 17 de octubre de 2009

MULTITAREA

La perfección nunca ha existido, pero eso no quita que no podamos acercarnos cada vez mas a ella intentando alcanzarla como una manzana colgada de la rama más alta de un árbol (por muy alto que sea este ultimo, siempre se puede encontrar una escalera mas larga que la anterior para poder ver mas cercano ese fruto intocable)
Al igual que un nadador puede mejorar su marca con el entrenamiento diario, y un guitarrista consigue tocar cada vez más rápido su canción preferida, cualquier persona puede decidir hacer algo que, con la práctica y la repetición, va mejorando. Aunque, claro esta, ésta mejora cada vez es más lenta según se va acercando a lo que consideramos el grado de máxima perfección (intocable pese a estar cada vez mas cerca de él)
Y al igual que cualquiera puede dedicarse a hacer algo, hasta considerarse experto en la materia, también cualquiera puede decidir no elegir solo una cosa por hacer.
Hay gente que, ya a una avanzada edad, recuerda con añoranza todo lo que ha hecho en la vida, y se da cuenta, a su pesar, de que todos los sueños y todo lo que tenia pensado hacer durante ésta misma, no se ha convertido en nada más que en lo que era en un principio, nada. Y después de pensar en que, todo lo que han hecho en su vida no ha sido más que una serie de obligaciones y casualidades, se atreven a generalizar que en los años en los que está una persona en el mundo, las obligaciones hacen que no pueda hacer mas de la mitad de lo que tenía pensado hacer.
Dios nos hizo libres, no para que usásemos nuestra libertad en encarcelarnos nosotros mismos haciendo, solo y exclusivamente, lo que tenemos que hacer, ya que, como he dicho antes, cada uno de nosotros tiene la capacidad de intentar alcanzar la perfección en cualquier cosa, ya sea en una sola, o en varias.
Un nadador no solo puede especializarse en batir sus propias marcas y las de otros, sino que, si quiere y lo desea, también puede especializarse en algo tan contrario como es la música o la escritura.

domingo, 31 de mayo de 2009

UN TIEMPO PARA LOS DEMAS

Todos en este mundo hemos nacido de una madre y un padre pero no por ello, somos todos iguales. Pese haber nacido sin ser preguntados, unos hemos tenido más suerte que otros a la hora de obtener una vida y un futuro con el que tener todo solucionado, o por lo menos, pocas preocupaciones que interfieran en nuestra vida cotidiana.
Según he empezado este artículo, pensaran que voy a hablar de lo mal que esta el mundo, pero no es esa mi intención. Este artículo no va a hablar de las guerras ni enfermedades, sino de las personas que, aun habiendo nacido con suerte, decide acercarse a la parte más mísera del mundo para hacerla un poco más habitable. Son personas normales, con la diferencia de que deciden gastar, o mejor dicho utilizar, la mayor parte de su tiempo en ayudar a los demás.
Hace tiempo que fui con unos amigos a una especie de albergue para gente con problemas mentales, no porque sea muy dado al voluntariado, sino para ver cómo era aquello y para iniciarnos todos en aquel mundo de servicio a los demás. La experiencia se me hizo dura, y sinceramente, todos mis problemas parecían pocos comparados con los que allí había. Pero aun así, los niños no se quejaban de su estado como lo haría cualquier persona con mayor suerte que ellos, sino que los niños, reían y disfrutaban simplemente con la presencia de los que allí trabajaban y procuraban hacer sus vidas más fáciles.
Estas personas encargadas de todo aquello, habían decidido seguir aquel camino de dificultades solo con la esperanza de ayudar a esos niños, y sinceramente, habían conseguido su propósito. Es cierto que era un camino muy duro, y en mi opinión, yo no podría soportarlo, pero también es cierto que todo aquel esfuerzo hacia que los niños disfrutaran y estuvieran orgullosos de su propia vida. Un tiempo utilizado para servir a los demás no es un tiempo perdido para el que sirve, sino que es un tiempo ganado para el que es servido, como siempre se ha dicho, uno solo no puede cambiar todos los problemas del mundo, pero sí puede cambiar toda una vida, y por lo que a mí respecta, solo con eso ha valido la pena todo el esfuerzo realizado para conseguirlo.