jueves, 31 de octubre de 2013

Tres cosas perdidas



Tres cosas perdidas;  salud, dinero y amor. Eso sería lo más básico de lo básico, todos buscamos esos tres principios.
Las llaves, el móvil, la cartera, ¿Quién no ha buscado estas cosas justo en el momento en el que más prisa se tiene por salir de casa?
Un trabajo, una casa, una vida ya solucionada, aunque esta búsqueda esta a la orden del día, tampoco me parece algo por lo que merece la pena  escribir.
Un sueño.
Los tres principios de un sueño.
Dacota nació con todo ya solucionado, en una familia en la que el dinero era el menor de los problemas, su  vida se reducía a triunfar en los estudios, más por el simple hecho de no defraudar a nadie que por la necesidad de una preparación, previa a un empleo que fuera su fuente de ingresos.
Su aspecto físico sobresalía al de cualquier chica de su edad, era guapa de cara y más que sexi de cuerpo, no le costaría encontrar un hombre que la quisiera tal y como es,  pero hasta entonces, se conformaba con los ligues de una noche que obtenía con tan solo chasquear los dedos.
En temas de salud aun era demasiado joven para preocuparse pero, basándose en el buen estado de sus abuelos, no iba a tener grandes males, por parte de su genética al menos.
Dacota se despertaba, desayunaba, iba a clase, comía, estudiaba, salía con los amigos y se iba a dormir tumbándose en una cama con la que el resto de los mortales solo podemos soñar. Al día siguiente, se despertaba, desayunaba, iba a clase, comía, estudiaba, salía con los amigos, se iba a dormir y vuelta a empezar.
En su cabeza no cabían razones para preocupaciones,  no había razones para estar triste, no había razones para quejarse de nada pero aun así, notaba que ella no era feliz, le faltaba algo, no terminaba de estar a gusto con esa vida monótona y aburrida.
 En ocasiones, soñaba con que era otra persona totalmente distinta, que había nacido en un ambiente de necesidad, y sobre el tema de su físico, bueno, no sobrepasaba a la media. Soñaba que tenía que trabajar para poder estudiar y que, por ello, esos estudios de los que tanto reprochaba despierta, se convertían en todo un tesoro dormida, soñaba con que un chico la besaba, solo un chico, pero aun así, ese beso era sincero en sentimiento y no algo meramente material.
Soñaba que todo lo que conseguía lo conseguía de su propio esfuerzo, se lo ganaba ella y no se lo daban regalado. Soñaba que cada día era una lucha constante por sobrevivir en aquel mundo que era de todo menos perfecto, y aquello le gustaba.
Dacota ese día despertó, no solo de su estado de somnolencia, sino de la ceguera a la que se había acostumbrado desde su nacimiento.  Desayunó, preparó su mochila y salió por la puerta de su casa muy consciente de que no volvería a atravesarla. Había encontrado lo que durante tanto tiempo había estado buscando. Los tres principios de su sueño.
Tenerlo
Arriesgarse
Y esforzarse por conseguirlo.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Cambios





Hay que asumir que el tiempo pasa, la vida cambia y solo nos quedan los recuerdos.
Hay que reconocer que no somos importantes y que somos nosotros los únicos que valoramos todo lo que ya no tenemos.
Hay que dar por sentado que nada es para siempre, todo tiene un principio y un final que, detrás de este, algo nuevo empieza.
Hay que saber que envejecemos, que etapas de nuestra vida ya no volverán, que nunca nada es como siempre.
Hay que creer que los cambios no son más que un nuevo paso, que decidimos si estos son buenos o malos, que todo es perecedero por mucho que te guste o no.
Hay que vivir disfrutando de cada momento del presente, no pensando en el pasado, para eso ya habrá tiempo cuando seamos viejos, cogiendo todas las oportunidades que tengamos a mano y ante todo, ante todo, no mirar atrás.

domingo, 13 de octubre de 2013

Rememoraciones

Un lugar cobra importancia por las personas que hay en él. No por el número de habitantes ni por la cantidad y altura de sus edificios, no por la extensión de terreno que ocupa ni por sus medios de transporte y opciones de empleo, cobra simple y llanamente importancia por la gente  que dejas atrás al irte.
El lugar no es solo el paisaje, los parques, las plazas… son los recuerdos que en ellos han existido. No es solo sus comidas típicas, sino con quien las has comido. No es solo el tiempo que has estado allí, sino la experiencia que éste te ha proporcionado en el camino.
El lugar es todas y cada una de las sonrisas inconscientes que se te marcan a fuego en la memoria, son esos momentos de silencio que guardan un cruce de miradas. Es un anochecer naranja tras el skyline de la ciudad en compañía de desconocidos, recién conocidos, y viejos amigos. Son los ratos de ver pasar el tiempo sentados en un banco cual abuelitos, horas y horas de caminata y piernas resentidas, descansos bien apreciados y utilizados.
Es una expresión de sorpresa al encontrarse algo poco esperado al girar la esquina, es perderse entre calles buscando un bar determinado, servirse de un mapa para poder orientarse, fijarse en la arquitectura de un edificio…  es cada una de las charlas que ahí han habido y habrán.
Un lugar cobra importancia en mis sentimientos y recuerdos con cada una de estas cosas y más, la ciudad pasa entonces de ser un nombre y un espacio en un mapa a algo mucho más, algo que solo yo puedo reconocer, unos colores que solo yo puedo ver, un aire que solo yo respiro, una luz que solo a mi me ciega, unos sonidos que solo a mi me parecen música.
¿Y a ti? ¿Qué es para ti el sitio de tus sueños, de tus recuerdos, de tu añoranza?
Fotógrafo- Pablo Sanchez en: http://www.flickr.com/photos/76276669@N07/


lunes, 7 de octubre de 2013

El baúl de los recuerdos




Una pelota, un cuaderno, una caja de muñecos, todo ello había formado parte de mi vida y todo ello iba a desaparecer de golpe bajo la escusa de que solo eran trastos que ocupaban un espacio valioso.
La limpieza general en mi familia era fulminante, lo que no se usaba se iba directamente a la basura o se regalaba. Lo que no se lograba a entender era que esos objetos, a los que etiquetaban como meras cosas inútiles, eran algo más que eso.
Una pelota regalada cuando todavía se celebraba la navidad con toda la familia, un cuaderno con los dibujos de cuando era pequeño, unos muñecos con los que me entretenía largas horas inventando todo tipo de historias.
Todas las cosas que el resto veía como inservibles, para mí eran el único puente hacia esos momentos de mi pasado, puente sin el cual esos recuerdos acabarían borrándose de mi memoria como un libro que no se vuelve a leer o una película que no se vuelve a ver.
Puede que  no sirvan para nada y que ocupen espacio necesario, pero eso mismo pasa con los álbumes de fotos que a todos nos gusta guardar y de vez en cuando echar un vistazo.
No puedo evitar tener que deshacerme de ellos, ya que se que en otras manos se le dará mejor uso que el de simples recuerdos, pero hay que reconocer que esas cosas sin aparente valor a plena vista, no son solo objetos.

martes, 1 de octubre de 2013

Frases prestadas de compañeros- frase 5

"Soy a la que le gusta el silencio, la que repele tactos como el de las servilletas o el terciopelo, la que mantiene cerrado el cajón de los secretos de su pájaro del alma […] Soy la que está ahí para pasar un buen rato, la que es un desastre en el amor y no por ello,  se rinde.”

 Mexy en: "Como Robinsones"-