domingo, 15 de octubre de 2017

Septiembre tardío

Pensar en el año pasado es como pensar en algo que no existió, pensar en un sueño que apenas recuerdas, pensar en ti mismo en el cine viendo una película años atrás.
No soy más que un bruto viviendo en un mundo gobernado por los inteligentes, un simple en un entorno complejo.
Y eso está bien.
Soy un cabezota que repite hasta que salen las cosas como le gusta.
Cada año un empezar de cero, Septiembre tiene algo que hace que se reinicie todo, un borrón y cuenta nueva.


Llegó el uno y todo se acabó para empezar de cero,
como hace un año todo igual y todo nuevo,
las lluvias saludan llevándose consigo el tiempo,
llevándose aquello que ahora no tengo.
Septiembre apareció, con él se fueron los viejos bosquejos,
dejando hueco para futuros encuentros,
cero expectativas, ante el destino, soy ciego,
un mero superviviente viviendo el reencuentro
con una sociedad distinta a cada momento.
Y sigo así, borrón y cuenta nueva,
de vez en cuando añoranza de tiempos que no veo,
solo los tontos viven en el pasado,
los soñadores el futuro no escrito, ya borrado,
yo simplemente el día a día, el aire de otoño,
que como punto de inflexión traspaso.
Borrón y cuenta nueva, el pasado es pasado.
Borrón y cuenta nueva, como siempre digo,
sigo caminando.

martes, 3 de octubre de 2017

domingo, 1 de octubre de 2017

Hablemos de nacionalismos


Soy español porque nací en España, si hubiera nacido en Francia seria francés. Es simple, obvio y sin importancia.

Es la mayor gilipollez que pudimos inventar el ser humano después de crear la política y empezar a ponernos unos por encima de otros.

Soy salmantino porque nací en Salamanca, ¿O Coruñés porque viví en Coruña? ¿Malagueño quizá? ¿Soy a caso del sitio donde vivo, nazco, o donde me siento?

¿Soy de donde estoy empadronado aunque no pise ese lugar más que dos veces al año? ¿De dónde soy? ¿Qué soy exactamente? ¿Es acaso necesario que me tenga que poner alguna etiqueta?

Si estoy en un sitio tengo que cumplir sus normas y sus leyes me gusten o no, eso lo tengo claro, o por lo menos, aprender a convivir con el resto de seres humanos por poco que me gusten y esperar que no me pillen por las leyes que incumplo. La convivencia y el respeto (al menos fingido) son la base de toda sociedad.

¿Soy del sitio donde vive mi familia aunque yo no viva allí? ¿Soy de donde vengo o a donde voy?

No creo en las utopías aunque creo que en ellas se basa el movimiento de este mundo. No creo en la política pese a ser necesaria hoy en día, no creo en la democracia pese a funcionar en la teoría (no en la práctica) no creo en la diferenciación por territorio, lengua o cultura.

No tengo absolutamente sentimiento de territorio, me da igual que me consideren español, francés, salmantino, coruñés, malagueño o bilbaíno, me da exactamente igual que la cultura desaparezca, si las cosas mueren será por algo, no le veo el sentido a mantenerlas con vida por el simplemente hecho de no perderlas, si un monumento se tiene que caer que se caiga.

Sueño con un mundo sin fronteras, sin etiquetas, sin diferenciaciones de ningún tipo, sueño con un mundo en el que la gente luche por romper los muros y juntarse aun más, sueño por un mundo en el que absolutamente todos los políticos se van a la mierda sean de la ideología que sean.

Que se pegue todo el que se quiera pegar, yo mientras iré recogiendo los restos que van quedando aprendiendo a vivir con ellos, me niego a participar en algo en lo que no creo, esta guerra no es la mía por muy dentro que este en ella.