Todo había empezado con un rescate al que habían disfrazado
no llamándolo como tal y escondiéndose detrás de los partidos de futbol de la
copa de Europa que acababan de empezar.
Del dinero que tenía el país, y qué se hacía con él, no se sabía nada. De vez en cuando pillaban a
un par de banqueros o políticos metiendo mano en el dinero del contribuyente,
pero eso se solucionaba con unas palmaditas en la espalda y una regañina
diciendo que no lo volvieran a hacer. Los sueldos de los funcionarios, el destinado
a la minería, las becas de estudios, investigación, sanidad, y otras muchas
cosas más, era cada vez más pequeño.
Lo que habían conseguido los trabajadores con sudor y
esfuerzo, era quitado por unos incompetentes en el poder que ni siquiera
perdían el sueño por las noches.
Y entonces, la gente
se empezó a quedar sin medios con los que pagar, y empezaron a quedarse en la
calle.
Cada vez se veían más “sin techos”, todos nos dábamos cuenta
de esa situación ya que la veíamos nada más salir a la calle, pero nadie era
capaz de hacer nada para solucionarlo.
Los estudiantes no se podían pagar los aumentos de matrícula,
ni eran capaces de pedir becas ya casi inexistentes. Mucha gente joven en ese
momento, tuvo que abandonar sus expectativas de futuro para hacer todo lo posible por encontrar un
trabajo sin poder haber conseguido un titulo.
La sanidad cada vez fue a peor ya que no se podía permitir gastos
innecesarios, toda la gente con poca esperanza de sobrevivir pasó a ser gente
sin ninguna esperanza.
La carreteras también estuvieron afectadas por la crisis, ni
las líneas de autobuses ni las de trenes podían cumplir con todos los
itinerarios, por lo que fueron desapareciendo poco a poco dejando algunas ciudades
(como salamanca) aisladas.
Nada parecía tener sentido, los políticos recortaban de
todos los lados, pero sus sueldos seguían manteniéndose o subiendo, el dinero
desaparecía misteriosamente al contrario que los gastos de los banqueros y
gobernantes. El rey, o mejor dicho toda la familia real contando con cuñada,
nuera, y el vecino de enfrente (personas que no habían hecho nada decente en su
vida para ganársela y que por el contrario no tenían que pagar impuestos)
seguían con sus lujos, pudiéndose
permitir, en ocasiones, incluso ir de caza, eso sí, siempre dando ánimos a los
verdaderos currantes diciendo que eran épocas duras para todos.
En general todo iba mal salvo para aquellos, llamémosles
cretinos, que no hacían más que empeorar las cosas.
Todo había empezado con un rescate al que habían disfrazado
no llamándolo como tal y escondiéndose detrás de los partidos de futbol de la
copa de Europa que acababan de empezar.
Me desperté tirado en la calle al igual que el resto de
españoles que no formaban parte de la política de los diversos municipios del
país. Me tapé con la manta y cerré los ojos con la intención de seguir
durmiendo esperando a despertar de ese mal sueño.
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