Alguien
dijo una vez, “la soledad es el tedio y la gente el sufrimiento, el mundo no está
equipado para ser feliz.” Si estas con gente deseas la soledad y por el
contrario, cuando estas solo deseas con todas tus ganas el poder estar con
alguien.
Yo, con el tiempo y experiencias en ambos extremos, miro con perspectiva dos etapas
de mi vida en las que todo esto se hacía notar y puedo confirmar que parte de razón
tenía aquella persona, el hombre no termina de estar a gusto con lo que tiene o
deja de tener hasta que no alcanza cierta paz consigo mismo.
Si
hay algo que no se puede rebatir es que seguimos navegando, por mucho que intentemos
tirar todo por la borda, siempre habrá cosas que
se atan bien fuerte al mástil del barco acompañándote el resto del camino,
buenos amigos que se comportan como hermanos y que sabes que siempre estarán allí ya sea para tomarse una cervecita o para contarles tus
dramas, familia que querrás y te querrán pase lo que pase, personas que aunque
no hayas visto en mucho tiempo, se preocupan por ti con toda sinceridad.
Solo
se vive una vez, y estemos o no hechos para ser felices, la realidad es que uno puede serlo si se da cuenta de lo que tiene y no de lo que deja de tener. La vida va en un solo sentido y por eso mismo
nos cuesta tanto tomar decisiones pero, si dejas pasar la oportunidad, el
arrepentimiento es un acompañante que te puede estar persiguiendo todo el
camino.
Es
tiempo de hacer locuras, cambiar de ciudad cada cierto tiempo, tirarse de un
puente atado a una cuerda, raparse el pelo, besar a una recién conocida,
perseguir a quién crees que puede ser el amor de tu vida, enamorarse y volverse a enamorar, no preocuparse por hacer el ridículo, asumir los errores y aprender
de ellos, salir a correr bajo la lluvia sin pensar en los días siguientes
metido en cama, una noche de borrachera y mil mas currando para conseguir lo
que quieres, admitir que los extremos nunca fueron buenos pero que una vez al
año no hace daño, ponerte a ti por delante de cualquiera o viceversa en caso de
que sea reciproco.
Una
etapa de tu vida se cierra y comienza otra, asumes la responsabilidad de tus
actos procurando no dejar a un lado nada de lo que puedas arrepentirte.
Después
de mucho tiempo me he dado cuenta de que no estoy solo, estoy orgulloso de lo
que tengo, muy buenos amigos y familia, soy feliz y estoy feliz. Asumo mi
condición de veleta para cambiar de aires, no dejo que el miedo me estanque,
por primera vez puedo mirar hacia atrás sin sentir nada al respecto, el
presente es lo que tengo con muy buenos acompañantes y una banda sonora que he
sido capaz de recuperar.
Mis
malabares que me ayudan a desconectar, mi gran pasión, mi música que me
transforma la vida las 24 horas al día, mi guitarra, mi escritura, mi
arquitectura, mis sombreros, gafas de sol, relojes de bolsillo, pluma,
gabardina, mi sensibilidad a la luz, mi amor por el cine y las series, mi gusto
por una cervecita bien fría, mis extraños sueños de futuro, mi flequillo y mi forma
de ser, mi ser raro y estar orgulloso de ello, mi religión, mi gusto por la
magia y la payasearía, mi
incompatibilidad con el fútbol, mi pensar demasiado, hasta mi pesimismo por momentos, todo ello forma parte de mi ser, todo ello es Rendan Laveriz.
No
terminaremos de estar nunca a gusto con nosotros mismos pero puedo admitir que
hoy por hoy tengo más de lo que merezco y eso, quiera o no, me alegra el día a día y es algo que agradecer.
La vida es una disyuntiva que nos va mostrando lo que debemos de apreciar. Me encanta este escrito porque en este momento estoy en esa eleccion. Un abrazo compañero!
ResponderEliminarhola!!!!!!!!!!!!!!! que alegria volver a leerte!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarBienvenido amigo, Rendan. Un placer volver a leerte y saber que estás feliz. Me alegro mucho de ello y por ello.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.