A
veces el tener a alguien a quien decir buenas noches es lo que se necesita para
ser feliz.
Una
sonrisa, una caricia, un abrazo, dos cuerpos que están cada vez más cerca.
A
veces un colchón de 90 dividido en dos es el espacio suficiente para dormir
plácidamente, tener una piel ajena que morder…
Tener
en la cabeza una sonrisa todo el día que te haga sonreír con la tuya propia.
Una
foto mental de dos cuerpos delante de un espejo, un momento de risa sin motivo
alguno…
Dos
personas dos cuerpos, dos manos para tocar, dos bocas… el dos siempre ha sido
un numero con significado.
Una
nariz en un ojo al unir dos labios. Dos personas en una cama de a uno. El dos
cuanto más cerca está, se convierte en uno.
Un
año que queda en la mente grabado a fuego. Dos opiniones, dos personalidades,
una atracción, una vida que compartir y dos ajenas a esa una.
Si
el dos se convierte en uno, y ese uno son dos, las matemáticas dejan de tener
sentido, la razón ya no es razonable, las cosas empiezan a tener un color que
no tienen cuando los números cuadran.
ah me encantó Rendan! Es diferente a los demás..muy hermoso!
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