martes, 2 de enero de 2018

Cuarto de siglo



Me importa demasiado poco la gente como para considerarme buena persona, si eso significa que soy mala persona o no ya no depende de mí.

Este año ha sido cuanto menos extraño, tengo la sensación de que digo exactamente lo mismo año tras año por estas fechas, pero  solo puedo hablar de mis sentimientos e ideas actuales, y la verdad, mirando este último escalón de mi primer cuarto de siglo, no puedo dejar de pensar en todas las cosas que me han dejado este regusto, que no se sabe si es bueno o malo, de mi estómago.

He perdido a gente que creía importante, he conocido nuevas personas que nunca hubiera creído conocer, he reído, ¿He llorado? Mira, creo que este año no lo he hecho, supongo que será buena señal, me he cabreado con todo lo que me rodea manteniendo parte de esa rabia aún en mi cuerpo, han dejado de importarme cosas que creía importantes…

No sé si soy mala persona, pero si sé que soy persona y como tal imperfecto, sé que estoy equivocado en muchas cosas en las que creo, puede incluso que este equivocado en la mayoría si no en todas. Soy consciente de mi personalidad difícil, sé que mis rarezas y mi orgullo van por delante y acepto todas las cosas malas que ello implica puesto que eso es lo que he aprendido a lo largo de estos años, aceptación, aceptar que no soy diferente al resto por muy gilipollas que me parezcan muchos, aceptar que no siempre la culpa es de los demás y que, por más que duela, asumir las tuyas propias es lo que hará que cambies y evoluciones para mejor, aceptar que no estás predestinado a absolutamente nada, que tú mismo te tienes que sacar las castañas del fuego antes de que se quemen y con la posibilidad de quemarte en el proceso, saber que la vida es, al igual que los seres humanos, imperfecta, y que el sufrimiento es parte de un proceso que a la larga merece la pena, saber que cada cosa tiene su momento.

Este año ha sido cuanto menos extraño, han ocurrido demasiadas cosas como para contarlas todas, algunas ya quedaron en el pasado, otras se clavan aun en mi presente como una espina difícil de sacar, no podemos controlar lo que nos rodea al igual que no podemos controlar nuestros pensamientos y sentimientos por muy equivocados que sepamos que estos estén. Tras todos estos años de mi vida no puedo decir que esté orgulloso con el resultado que ha quedado, aun tengo que solucionar muchas cosas de mi forma de ser, perfilar algunos asuntillos de ideales y personalidad que hacen que algunos seres queridos me miren de una forma que me hace sentir que no voy por buen camino. También se que por suerte este no es el resultado final, y que aun tengo tiempo de sobra para seguir moldeándome antes de que el barro se seque.

He hecho las paces con mi pasado, en mi cara no queda más que un gesto de añoranza cada vez que me sumerjo en él, añoranza que se transforma en sonrisa.

No sé que me deparará el futuro y el pasado ya quedó atrás, no sé tan siquiera si soy mala persona, por el momento me conformo con seguir adelante y levantarme por la mañana pensando, hoy será un gran día.

2 comentarios:

  1. Siempre hay que tener ese pensamiento positivo, amigo mío.

    Un abrazo de Feliz Año, compañero.

    ResponderEliminar
  2. La gracia del futuro es nunca dejarse conocer más que cuando es demasiado tarde para evitarlo.
    Más allá de eso, suerte.

    J.

    ResponderEliminar