¿Crees
en el destino? ¿Crees que las personas nacen por alguna razón en especial? ¿Que
sus vidas tienen un objetivo?
Si
eres de los que piensan que tienes elección en tus actos, que no estás
predestinado sino que tú mismo marcas tus propios pasos, te invito a que sigas
haciéndolo.
Si
por el contrario crees en un libro ya escrito del que no tienes más opción que
descubrir su contenido, te diré que así es.
Nunca
te fíes de la palabra de una desconocida. Piensa por ti mismo. La ceguera es
mala lo mires por donde lo mires.
U.S
David entró sólo en el Midwife.
Le habían dicho de acompañarle pero él
se había limitado a rechazar el ofrecimiento sin saber muy bien por qué. Tras
mucha discusión habían quedado en reunirse después en su casa.
Le estaba esperando Andrea.
-Me alegra que por fin hayas venido.
–le dijo con una voz suave. El ambiente estaba en penumbra con ese aire de
misticismo que tan bien recordaba.
Sabiendo lo que ya sabía, David sintió
una extraña cercanía con la tatuadora.
-¿Está todo preparado?
-Las tintas de mi homóloga están ya
mezcladas con el vial que me disteis del anterior guardián. Todo perteneciente
a un mismo universo.
-¿No es peligroso que la sangre de dos
personas entre en mi cuerpo? –no iba a mentir, tenía miedo, pero a su vez no
tenía nada que perder. Ya no.
-No sentiste nada cuando yo uní la mía
con la tuya. –dijo señalando el tatuaje de la mariposa nocturna que tenía en el
antebrazo ya curado. La verdad es que no le había gustado que le escondieran
aquel dato en el momento de hacérselo.
-Ya hablaremos tú y yo de eso.
–caminaron hasta la parte de atrás. La habitación de la tela de araña y el
pavimento de damero seguía igual que como la había dejado. Allí, tal y como había
dicho Andrea, estaba todo preparado. La debían de haber avisado de su llegada.
–esta vez no tengo que tirar ningún dado ¿No?
-Esta vez se quién eres. Siéntate y
cuando estés listo empezaremos. Desabróchate la camisa, este dibujo irá en el
pecho.
-Tú sabías quién era Jaime desde un
principio. ¿Por qué no nos lo dijiste?
-Yo solo conozco la historia del Munin
al igual que cualquier otro tatuador. Nunca llegué a creer del todo en ella
hasta que apareciste, y de aquellas no conocía aún a su portador. Vosotros
erais sus amigos tengo entendido.
-Yo no diría tanto. –se sentó y se
quitó la camisa quedando a pecho descubierto. Andrea colocó la piel con el
cráneo de forma que pudiera verla en todo momento. –espera, ¿De aquellas? ¿Lo llegaste a conocer
después?
-No del todo, no el que tu conocías al
menos. Se pasó ayer por el Midwife, creo
que pertenecía al otro lado del Yelinas. –David se incorporó en ese momento
sorprendido. Andrea mientras seguía sacando todos los artilugios que iba a
necesitar.
-Espera ¿Qué?
-Son dos y no uno los mundos que se
han quedado sin protector por lo que vino a darme lo necesario para hacer un
tatuaje que cumpliera con la función para ambos.
Me dio un segundo vial con la sangre
del Jaime de este lado y unos cambios que quería hacer para el nuevo tatuaje.
-¿Nuevo tatuaje?
-El viejo lo tienen los desaparecidos,
es hora de hacer un pequeño cambio. –sacó un papel con un pequeño boceto y se
lo mostró.
-¿Estas de coña? Ante él se encontraba
el cráneo que tan bien conocía junto con un segundo dado la vuelta. En la
frente del girado 180 grados se podía ver la U y la S.
-Munin por fin tendrá a Hunin, la
memoria y el pensamiento unidos en una sola piel. La unión entre el mundo que
conocíamos y que sigue existiendo fuera de nuestro alcance y lo que nos
proveerá éste nuevo alejado del trascurso que suponíamos que iba a tener.
Munin lleva la carga del recuerdo del
pasado, Hunin la reacción del presente.
-¿Y por qué tiene que estar la U y la
S?
-Ubi Sunt nunca tuvo la culpa de las
barbaridades que se han hecho en su nombre. Es hora de que alguien lleve sus
iniciales con respeto.
-Ellos mataron a mis padres.
-Quienes les mataron fueron personas
movidas por una ideología ciega que ha pisado cuanto teníamos. No les ha
importado transformar el mundo en cenizas con tal de cumplir sus propósitos.
Ubi Sunt es equilibrio no caos como ellos se piensan, sus iniciales dejarán de
tener la importancia que le quieren dar para ser lo que realmente son.
Los desaparecidos juegan con la
esperanza de los que no tienen nada que perder. El Hunin con las iniciales de
la muerte marcará un propósito a las nuevas generaciones que lo hereden.
Recuperar un símbolo que una vez fue
de todos.
–El discurso no convenció del todo a
David pero vio en los ojos de Andrea que no tenía nada que hacer al respecto.
Volvió a tumbarse para que pudiera empezar a trabajar.
La tatuadora se levantó del taburete,
fue a donde tenía el toca discos y tras un momento de reflexión lo encendió. En
la sala comenzó a sonar “Piano man”
de Billy Joel invadiendo toda la sala.
La máquina para tatuar comenzó a
funcionar.
David despertó tumbado en el mismo
lugar. Parecía que se había quedado dormido en lo que le hacían el tatuaje. No
recordaba otra cosa que a Billy Joel. Ahora todo estaba en silencio.
Esperó a que la habitación terminara
de dar vueltas antes de incorporarse. Le escocía el pecho. Alguien que estaba a
su lado le pasó un espejo de mano. Ahí estaban, las dos calaveras una invertida
de la otra. Gracias, dijo devolviendo el espejo, solo que ahí no había ninguna
persona y él no tenía nada en las manos.
Intentó levantarse, vio cómo alguien
le ponía una jeringuilla en el brazo. En ese momento tropezó pero no llegó a
tocar el suelo. Andrea le estaba sosteniendo. Allí no había ninguna
jeringuilla.
-¿Estás bien? –le preguntó preocupada.
–has estado en parada cardiaca durante unos quince minutos. No sabía qué hacer,
has empezado a convulsionar en cuanto he acabado el tatuaje.
El mareo se le había pasado. Veía todo
con claridad pero a su vez no paraba de ver y sentir cosas que no estaban allí.
Un olor a maría, un montón de voces
hablándole a la vez, una caricia, un silencio demasiado repentino como para
resultar agradable…
Miró al frente y vio una escalera solo
que ya no estaba allí.
-¿David? ¿Puedes escucharme? Tu cuerpo
debe estar percibiendo varias realidades al mismo tiempo. Igual me pasó a mí
cuando morí en la arista, te acabarás acostumbrando, trata de centrarte en tu yo
de ahora.
La escuchaba con total claridad. La
sentía sujetarle para que no callera al suelo pero a su vez dudaba de que eso
mismo le estuviera ocurriendo a él.
“El traspaso del tatuaje conlleva el
traspaso de la relación intima con el cosmos que tiene el protector de la
escalera.” –oyó cómo salían esas palabras de su boca, ¿O era de la boca de S.J?
En ese momento descubrió que ni siquiera Jara se acordaba de su propio nombre,
solo de sus iniciales. ¿O eran las suyas propias? Era difícil centrarse, sabía
perfectamente quién era pero a su vez también estaba seguro de ser otras
personas. Sabía, sin miedo a equivocarse, dónde estaba pero no sabía decantarse
por un solo lugar.
Andrea le volvió a sentar en la silla,
¿O estaba caminando por la calle Junto a su tía y a Alex?
-Resiste, he llamado a Irene para que
venga. Se ve que la relación del Munin con la escalera es más fuerte que la
Saturnia con la arista. Resiste.
David volvió a ver la escalera. ¿La
había visto? Se levantó en ese momento y en contra de lo que le decía Andrea
salió del local dejándose el bastón en el proceso.
-Dile a Irene y a Alex que estamos
bien. Que no se preocupen. Creyó decirle a la tatuadora.
No sabe cuánto tiempo estuvo caminando
por las calles vacías de Salamanca. Debido a los inesperados bombardeos entre
las mayores potencias mundiales la gente no se atrevía a salir de sus casas por
miedo a que esa guerra llegara hasta allí.
Había habido revuelo en supermercados
por miedo a una futura falta de abastecimiento.
La gente se estaba preparando para lo
peor.
Poco a poco la mente de David se fue
calmando quedándose solo con las imágenes que a él le interesaban.
Se encontraba fantásticamente. Toda la
tristeza y cansancio de aquellos días se había visto reducida a una pequeña
parte de su ahora múltiple ser.
Caminó decidido sin saber por dónde
iba pero sí hacia dónde. Tan pronto se vio en la calle como en un momento se
vio metido en las alcantarillas de la ciudad. ¿Eran las alcantarillas?
“En
el siglo IV a.C, el pueblo celta sintió la necesidad de asentarse en esta zona.
De aquellas el sector central de la cuenca del Duero, la llamada región de
Vaccea, era un territorio que daba una oportunidad de confort y fácil acceso a
sus necesidades.
Fundaron
Helmántica, lo que sería en un futuro Salamanca.
Se
asentaron exactamente en el Cerro de San Vicente, ya sabes, cerca de donde está
ahora el hospital universitario.”
Las palabras de Jaime le resonaron por
la cabeza. ¿O las había dicho él?
Vio que las paredes del túnel
cambiaron a una mampostería de piedra lisa digna de los mejores castillos de
Europa. Estaba todo iluminado con antorchas, él mismo tenía una en sus manos
que había cogido de la pared. Al fondo se encontraba una enorme puerta de
madera.
David se paró un momento muy
consciente de qué le esperaba detrás. En cierto modo ya había cruzado y estaba
esperando a su propia llegada al otro lado.
Se acercó a ella y empujó. Los goznes
sonaron al moverse.
La sala a la que tuvo acceso le dejó
la boca abierta. Ante él se encontraba una enorme cueva con sus estalactitas y
estalagmitas. Parecía iluminada de forma natural aunque no tenía muy claro de
dónde provenía la luz.
En el centro de la sala, se encontraba
una enorme escalera de piedra de unos seis metros de ancho que daba a parar a
un descansillo desde el que se bifurcaba en dos, derecha e izquierda.
Vio cómo esas dos secciones llegaban
hasta el techo y a su vez otros dos tramos llegaban desde lo que parecía el
piso inferior a donde estaban ellos mismos.
David tuvo la certeza de que ahí no
había ni piso de arriba ni de abajo, sino un único piso.
-Bienvenido. –oyó que le decían, ¿O lo
había dicho él mismo? Jaime se encontraba de pie junto a él. –se que al
principio es desconcertante tanta información dada de golpe.
-¿Jaime?
-No soy el que tú conoces y a su vez
viví todo lo que él vivió. Verás, para que la escalera siempre tenga un
protector, éste tiene que poder generarse en todos los universos, por lo que el
heredero siempre es un humano normal y corriente.
Todos esos recuerdos y sentimientos
que tienes ahora y que no son tuyos se ven multiplicados cuando no tienes
manera de diferenciarlos. Tú sabes en todo momento quién soy yo, quién es Jara
o quién eres tú. Para nosotros todos somos Jaime, todos somos el mismo.
Cuando heredé esta maldición no pude
resistirla. La heroína me hacía inhibirme de la realidad, hacía que esto fuera más
llevadero pero a su vez hacía que no cumpliera con mi misión.
Siento mucho haberos metido en esto. A Álvaro,
a Borja, a Carlos, a Iván, a ti.
–Se le veía distinto. Más cuerdo.
Adivinando sus pensamientos Jaime contestó.
-El colapso hizo que este mundo se
alejara del resto de universos. Con el cierre de los puntos de cruce aquí me
siento yo mismo. No siento a ninguno de mis homólogos y ninguno me siente a mí.
Yo soy yo después de mucho tiempo. Por desgracia tengo que volver a mi
universo. Por más que se aleje este mundo la escalera lo seguirá uniendo a
todos y cada uno de ellos.
Solo quería hablar contigo antes de
irme. Portarás la marca hasta que nosotros desaparezcamos y con ello aparezcan
los nuevos propietarios de ella. Contigo aparece la marca del Hunin, la doble
marca del protector de no una sino dos escaleras.
-No entiendo. ¿Cómo se supone que voy
a poder proteger un mundo al que ya no tengo acceso? ¿Y qué ocurre con todos
los mundos procedentes de las futuras nuevas matronas?
-Es por eso por lo que decidimos darte
la localización de la escalera. Siéntete libre de usarla. Tu vínculo con los
dos universos hará que siempre puedas volver a ellos al igual que yo soy capaz
de volver al mío.
Con respecto a los futuros nuevos
mundos también quedan a tu cuidado hasta que el siguiente protector aparezca.
Una generación no es tiempo suficiente como para que las diferencias entre universos
sean notables por lo que no te darán más trabajo. En el momento de devolver el
don, dale tu sangre a un heredero se la darás a todos, ya que todos son uno. De
la marca del Munin se encargarán los tatuadores ya que el Hunin solo te
pertenece a ti, guardián de dos.
De todas formas este mundo es el que
pende de un hilo. Los Desaparecidos borraron el sistema que estaba impuesto
para poder crear el suyo propio. Cada matrona se convertirá a partir de ahora
en una lucha por el poder.
Con el colapso han demostrado que
están dispuestos a cualquier cosa con tal de conseguir sus propósitos. Si
ocurrieran más distorsiones de este tipo el cosmos se vería envuelto en un
desorden del que no podría salir. Hay que evitar eso a toda costa.
Protege la escalera, protege la marca,
y ayuda a los no nacidos a proteger el cosmos. Te espera un futuro complicado
pero eres muy capaz de conseguir lo que te propongas y tienes a personas a tu
alrededor que harán más ligera la carga. Ahora tengo que volver a mi hogar. –Se
le acercó y le dio un abrazo. David sintió lo que los dos estaban sintiendo. La
conexión de ser uno y dos al mismo tiempo.
Se dio media vuelta y subió por la
escalera.
-Perdona de nuevo por todos los
problemas que he causado. –dijo antes de desaparecer.
Según salió a la calle vio que ya era
noche cerrada.
El teléfono móvil comenzó a sonar. Era
Alex, debía de llamar para ver qué tal estaba. Debía de estar preocupada
después de haber desaparecido sin decir nada. Ahora volvía a sentirse él mismo.
-Hola.
-¿Se puede saber dónde estabas? Andrea
nos dijo que habías muerto y luego cuando llegamos por lo visto te habías
marchado de allí por tu propio pie. ¿La encontraste? La escalera digo.
David se quedó un momento callado.
-No. Siento decir que es como
describió Jara. Por lo visto solo los herederos pueden saber su localización.
-¿Y qué has estado haciendo hasta
ahora? Bueno da igual. –dijo antes de que pudiera contestar. –tenemos un
problema. Acaba de llamarnos Adriana y Andrea. Por lo visto ha ocurrido una
nueva Matrona y se ha abierto un punto de cruce. Puedes adivinar dónde. Adri se
ha convertido en la nueva gemela del Yelinas. Los Desaparecidos han debido de
enterarse también.
David soltó un suspiro. El mundo se
había ido a la mierda pero sintió un aire de felicidad que hacía mucho que no
sentía.
-Vamos para allá. Se limitó a decir
mientras cogía su petaca y bebía un trago de ginebra.
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