Vivimos
en un mundo en el que la gente ya no razona.
En
el que se compran pensamientos e ideologías sin detenerse a ver qué significado
tienen las palabras, qué implicaciones suponen y qué aportan realmente.
Las
personas, en definitiva, no se paran ni un solo momento a pensar. Ya no estoy
hablando de informarse un poco, sino de meditar, para bien o para mal y crear tus
propias lógicas.
No
discuto que mi forma de ver las cosas pueda ser incorrecta, pero es mía y no
deseo otra cosa que encontrarme con alguien con ideas contrarias pero
igualmente propias.
No
quiero extremismos, misticismos o fe.
No
quiero negacionismo ni creencia ciega.
No
quiero que me rebatan con insultos, falsos juicios o llevar mis ideas a lo
absurdo.
No
quiero que pongan en mí, palabras que no
he dicho.
No
creo en la verdad pura pero si en la búsqueda de ella dentro de los distintos
puntos de vista.
No
creo en la bondad pura pero si en las buenas intenciones con ganancia al
cambio.
Estoy
cansado de la falsa moralidad, de oír a políticos decir frases hechas sin saber
su significado, de oír a periodistas soltar palabras vacías por su boca como si
tuvieran algo de valor.
¡Pensad!
Os lo ruego ¡Pensad!
Analizad
el significado de las palabras y lo que realmente quieren decir. Buscad
vuestras propias conclusiones sin que nadie os diga hacia dónde tirar.
En
un mundo donde la mente colmena está cada vez más normalizada, el
individualismo es tremendamente necesario.
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