Una caja
encima de otra caja encima de otra caja. Como estudiante de arquitectura le
habían encargado proyectar una biblioteca y de esta forma, él había diseñado
algo cómodo y útil además de sencillo, una caja encima de otra caja encima de
otra caja, con grandes ventanas por todos lados para asegurarse una buena iluminación y cubiertas transitables
para que, quien necesitara fumarse un pitillo, no tuviera que andar bajando y
subiendo escaleras.
Interior
completamente libre salvo por la batería de escaleras y ascensores situada lo
más cercana a la puerta para no atravesar la sala y molestar a los estudiantes
y demás usuarios del lugar.
Cuartos de
baño en el extremo contrario para dividir la sala en dos recorridos repartiendo
así el transito en comunicaciones verticales y aseos. En el resto de la planta
dos espacios dedicados a salas de estudio separados mediante la zona de
estanterías y almacenaje de libros para tener estos lo más a mano posible.
Todo el
espacio bien aprovechado debido a las plantas rectangulares sin curvas ni cosas
extrañas, espacios bien iluminados debido a una colocación básica de ventanales
lo suficientemente grandes, un resultado final totalmente funcional sin un
exterior de fachada exuberante que llame la atención.
Un proyecto
factible y sin embargo rechazado por los profesores de la escuela de
arquitectura con una sola frase de excusa.
“No es lo suficientemente raro y moderno como para ser un buen
proyecto.”
El
funcionamiento de las instalaciones es lo de menos, lo importante es el
resultado final es decir, importa más el exterior a que realmente sea útil.
Proyectar desde fuera y preocuparse más tarde por el interior, si haces eso, serás
un gran arquitecto.