lunes, 14 de julio de 2014

Decisión


Ante sí había dos libros en un estante de la trastienda de aquella vieja librería abandonada ya hacía años.

Los dos únicos ejemplares que quedaban en aquel oscuro lugar antaño iluminado por las bombillas ahora desaparecidas.

La ultima balda que quedaba en pie, ya carcomida pero que aun soportaba el peso de esos dos tomos, estaba recubierta de una capa de polvo que agraviaba el aspecto a viejo de aquel lugar.

El parpadeo de la lámpara de aceite mostraba aquella imagen como mero espectador que lo que menos quiere es molestar.

Alumbraba dos cantos bien encuadernados pero muy distintos.

Uno de ellos, el más echado hacia la derecha, mantenía intacto su exterior. Una cobertura de tapas duras azules que guardaban entre si no más de trescientas páginas. Marcada con unas letras negras se encontraba el  titulo “El sentido de la vida” perfectamente legible.

El segundo era unas cien páginas mayor y parecía llevar muchos años más que su compañero de balda debido a su desastroso estado de tapas de cuero marrón, sin ninguna pista del tema que albergaría en su interior.

Sabía perfectamente cuál era su situación en aquel momento, solo podría esconder un libro entre sus ropas para poder salir de allí sin que le descubrieran, el otro, por razones de supervivencia, seria quemado para dar calor cuando el sol hubiera desaparecido para dar paso a la luna.

Durmieron resguardados del frío y la oscuridad de aquella noche sin vida alumbrada por el fuego del contenedor.


Lo habían perdido todo, pero bajo su jersey sabia que algo no formaba parte de aquellas llamas.

4 comentarios:

  1. Quizás por el ambiente de miedo que narras,recordé mis quemas de libros en el jardín de casa,durante la dictadura militar en argentina.. muy buen relato!

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  2. Cuando la necesidad arrecia. Sobrecogedor y real hasta palparlo amigo Rendan.
    Abrazos.

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  3. Ya decía yo, los libros nos calientan el corazón!

    Has comunicado una atmósfera que se respira aquí también.

    Saludos.

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