Habían pasado cosa de seis años y allí estaban, uno enfrente del otro como si de un capricho del destino se tratara.
Dacota seguía tal cual la
recordaba, con unos años encima que le daban un aire adulto que él no había conocido,
pero eso no hacía más que mejorar su presencia.
Se miraron sin atreverse a
acortar la distancia entre ellos, parados en mitad de la calle en la misma
postura en que se habían encontrado, totalmente petrificados a apenas unos
metros.
Oriol dio unos pasos hacia ella,
lentamente, como si tuviera miedo a
espantarla al mínimo movimiento brusco.
Todos los sentimientos enterrados
de una época pasada afloraron de nuevo con un miedo incoherente al rechazo. Por
ella había vivido, amado y sufrido como nunca hasta el momento, había tardado muchísimo
tiempo en recomponerse de aquello y sin embargo, ahí la volvía a tener.
Dacota sonrió, él hizo lo mismo.
Acercó la mano acariciándole la
cara tapada por una barba desconocida, Oriol cerró los ojos disfrutando de cada
momento.
La invitó a un café para ponerse
al día, ella aceptó.
Su conversación se limitó en un
principio, a describir sus vidas actuales.
Ella ya por fin médico en un hospital,
él cumplió su sueño de sacarse unas oposiciones que nada tenían que ver con su
carrera.
Disfrutaron de cada gesto echado
de menos del otro. Esas pequeñas cosas totalmente invisibles para el resto
salvo para ellos.
Nada había cambiado y sin embargo
nada era igual, los años, los trabajos, las vidas tan distintas a las que tenían
entonces…
Pasaron horas en compañía recordando
aquellos tiempos en los que eran otros, riéndose y llorando de cada cosa,
resumiendo aquellos seis años en una sola tarde.
Ella miró el reloj y él pagó la
cuenta.
Salieron del bar y tras un fuerte
abrazo, se separaron no sin antes prometerse el volverse a ver pese a que los
dos sabían que no iba a ser así.
Ella volvió a casa con su novio
de aquel momento, él volvió a su apartamento en el que le esperaba la vida a la
que ya estaba acostumbrado.
La herida ya estaba cerrada, los
dos eran felices con lo que tenían, pero aquella tarde soñaron con seis años
muy distintos a la realidad.
Con un futuro ya presente en el
que los dos seguian juntos.
Me encantan las historias,donde los círculos se cierran a pesar del tiempo que ha pasado..es una manera de hacer las paces con la vida!
ResponderEliminarNunca se sabe cuando se cerrará el circulo con la otra persona pero si cuando eso ya te deja de importar y pasa a ser algo del pasado. Un abrazo compañera.
EliminarA veces es necesario reencontrarse con el pasado para comprobar que el presente está bien.
ResponderEliminarUn abrazo, Rendan.
Es en ese momento cuando te das cuenta de que los errores cometidos hicieron de ti lo que eres ahora. Un abrazo Aurora.
Eliminar