sábado, 15 de noviembre de 2014

Allí donde la ciudad pierde su nombre.


Los días de niebla me generan sensaciones próximas a la serenidad.

Mañanas frías con las orejas rojas, con una humedad en el ambiente mayor a lo normal.

La niebla que te esconde el otro lado de la calle.

La niebla ha sido participe de las mejores escenas de amor, de los asesinatos más sangrientos, de los paisajes más inverosímiles, de los misterios más desconocidos.

La niebla se guarda para sí todo lo que te rodea para poder centrarte en ti mismo.

Me gusta el invierno, me gusta sentir el frio en la cara mientras me cubro el resto del cuerpo con ropa de abrigo.

Me gustan las tardes de lluvia fuerte llenas de recuerdos y nostalgia.

Respirar ese aire limpio y congelado que sientes bajar hasta tus pulmones.

La niebla guarda en su ser una sensación de libertad, de que nada en esta vida importa más que el disfrutar de ella, la sensación de paz que te acaricia cada poro de la piel.

Es el modo en que la naturaleza se acerca a la ciudad entre edificios que parecen llegar al cielo.

Allí donde la ciudad pierde su nombre.

4 comentarios:

  1. Me sucede lo mismo.. esa sensación de frío,que le da una luz distinta al entorno..

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  2. Naturaleza que envuelve silenciosamente. Tiene misterios la niebla, y yo prefiero cegarme con un rayo de sol.
    Un abrazo, amigo Rendan.

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  3. Ay compañero a mi me encantan esos días grises, me siento mas cerca de mi yo interior...me reencuentro con lo guardado y me llena de satisfacciones...No existe nada mas hermoso que contemplar la lluvia, la neblina y perderse con los recuerdos...Un abrazo, compañero...muy acertado y hermoso tu escrito!

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  4. Pues te gustarìa Venecia de invierno...
    la niebla encierra misterio y desde casa puede que me guste, fuera se difumina el paisaje, la ciudad y los objetos. Entonces parece invitarnos a vivir màs la intimidad.
    Pero cuando me dirijo al trabajo en coche, la niebla es odiosa, es el peligro, es traicionera
    Un beso!

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