viernes, 19 de diciembre de 2014

YELINASH CLUB (octavo acto)


           El sonido de las bolas de billar entrechocar unas con otras, las personas hablando, las sillas moverse, las jarras, copas y vasos de cristal contra las mesas de madera, el olor a tabaco y otras hierbas...

La canción de “Brendan´s death song” de Red Hot Chilli Peppers acaba de empezar a sonar por todas las esquinas del lugar.

S.J tarda un poco en darse cuenta de dónde está. Ha vuelto al Yelinash Club, y no puede evitar fijarse en la bandera situada tras la barra con el logotipo del lugar, M, H, T, V y la S tumbada.


(Los niños dejan de cantar, el silencio se hace en la sala justo antes de que el sonido de electricidad se vuelva insoportable. Todos salvo Scar se han sentado en asientos diferentes. Scar se ha negado a jugar.)


No parece que nadie se haya percatado de su presencia, no sabe cuánto tiempo lleva allí, pero está claro que no ha aparecido sin más.

No está en la barra, sino en una de las mesas circulares del local. En el centro, un farolillo con una vela encendida y frente a él., una jarra de cerveza fría aún sin empezar.

-Me dijiste que te estuviera esperando una a la vuelta y he cumplido. –la camarera que le había servido la primera vez está sentada a su lado con otra jarra entre las manos, esboza una amplia sonrisa. -¿Y bien? ¿Cómo ha ido?

Se quita el sombrero, no sabe en qué momento se lo ha puesto, al igual que la gabardina llena de manchas de sangre ya seca.


(Nadie puede mantener los ojos abiertos, todos se tapan los oídos, el ruido es demasiado fuerte. La habitación se ilumina, solo les queda levantar los pies para no tocar el charco y rezar por seguir vivos tras todo eso.)


-Hace un momento estaba encerrado en la arista, ¿Cómo he llegado hasta aquí?

Le echa un trago a la cerveza, el frescor le recorre la garganta hasta llegar al estómago. No está desconcertado, ya lo ha estado muchas veces, se ha convertido en algo demasiado común. Siempre ha pensado que si algo no se puede controlar, simplemente no hay que intentar hacerlo, y disfrutar del viaje.

-Ya imaginaba que no te acordarías.  –la chica sonríe, sigue tal cual la recordaba cuando entró en la arista. Su pelo rubio con mechas de colores, los mismos pantalones, la misma  camiseta de tirantes negra con el logo del bar. No parece que haya envejecido lo más mínimo, supone que no ha pasado tanto tiempo en la Arista como creía.


(Se oye a alguien gritar, ¿Una? ¿Varias personas?, no lo sabe con certeza, pero sí que alguien no va a volver a abrir los ojos una vez termine aquello.)


Le acerca varias carpetas cerradas del otro lado de la mesa con no más de uno o dos papeles en su interior.

S.J no dice nada, coge la primera y la abre apareciendo ante sí una fotografía de James. Parece que ha sido sacada de lejos sin que él se enterara. Junto a esta, varios recortes de periódicos de asesinatos, todos ellos de la misma persona, pero en distintos lugares y días.

-Los asesinatos son una de las principales razones de peso por las que se generan nuevas dimensiones, el hecho de que una persona decida o no matar a otra implica dos resultados muy diferentes que continúan en dos universos paralelos. Eso es así a no ser que el que sujete el cuchillo sea un “no nacido”.

- Supongo que en estos asesinatos no hubo esas dos opciones, la persona simplemente murió en cada uno de sus mundos dejando de existir. Los actos de los “no nacidos” no tienen consecuencias más que en el mundo en el que se encuentran. –S.J ya empieza a ver por dónde van los tiros.  – ¿Por qué los mataría?

-Un encargo, James ni siquiera conocía a ese hombre, pero le pagaron muy bien para que se encargara de él.

-Pero no entiendo, ¿Por qué matar a la misma persona en todos los universos?

-Tú mismo te has respondido, son la misma persona aunque vivan en lugares distintos. Imagínate que tienes tanto odio hacia alguien como para desearle la muerte, no te valdría con matarle una vez y dejarle vivo en los demás mundos, sino  que querrías borrarle completamente y para eso… bueno, se necesita un “no nacido”.


(Se hace de nuevo el silencio, aun se escuchan algunos chisporroteos, todos abren los ojos, Susan grita, a su lado se encuentra sentado el primer cadáver, tumbado en el suelo está el cuerpo inerte de quien se negó a seguir el juego.)


-Un encargo de quien.

-De su mujer.


(Un anillo cae al suelo, sentada, con la cabeza apoyada contra la mesa y los ojos abiertos como platos se encuentra el cadáver de Samantha. En el suelo, aun humeante, Scar suelta su último aliento.)

4 comentarios:

  1. Impresionante, Rendan. Es para reflexionar eso que dices sobre lo de matar a la misma persona en todos sus mundos. Te felicito por el relata y por la originalidad.
    Un abrazo, amigo y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Soy consciente de que esta difícil de seguir la trama ya que entre acto y acto hay periodos de tiempos muy largos. Un abrazo compañera.

      Eliminar
  2. ayy Rendan!!! Juro que para mí acababa en el capítulo anterior... me parecía que se cerraba un círculo.. debo haber entendido mal,o algo se me perdió en el camino! Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A veces no se cuando parar compañera jaja, son un total de diez actos.

      Eliminar