miércoles, 20 de enero de 2021

TRECE (El Atlas de Wald)

 



El instinto de supervivencia es un invento del ser humano para no aceptar la realidad.

El ser humano no me teme, teme el dolor que puedo traer conmigo si me llaman.

U.S

-Sé a dónde quieres llegar con todo esto, pero si te soy sincero, todo lo que me has mostrado hasta ahora pueden no ser más que leyendas, no demuestra nada. La escalera literalmente podría estar en cualquier lugar del mundo.

Jaime no hizo caso al comentario, tenía algo que contar y no tenía intención de parar hasta que lo hiciera, su humor parecía que estaba cambiando según avanzaba, estaba más impaciente, más nervioso.

-Durante la segunda guerra mundial, el desarrollo de los aviones Aliados, que eran muy inferiores a los de los alemanes, se convirtió en una cuestión a resolver cuanto antes.

Uno de los principales problemas era el de los bombarderos, aviones de gran tamaño que tenían que cruzar las líneas enemigas recibiendo impactos en el proceso.

Piensa que estos inmensos aparatos de metal no podían estar blindados al completo, ya que el peso extra que ello conllevaría haría que no pudieran volar.

Por ello se tomó la decisión de crear el “grupo de investigación estadística”,  un grupo de expertos cuya única meta era determinar qué partes de dicha máquina voladora, eran las más indicadas para ser reforzadas.

Dentro de ese grupo, se encontraba un experto en matemáticas y estadística llamado Abraham Wald que es la razón por la que te estoy contando esto.

Pero vayamos en orden.

El primer paso para dicho grupo de expertos fue reunir información con la que pudieran trabajar.

 Enviaron personal a todas las bases aéreas de Inglaterra con el único objetivo de dibujar, en una silueta de un bombardero, la localización de los impactos de bala que habían recibido durante sus misiones.

Recopilaron cientos  de dibujos repletos de puntos rojos allí donde había un impacto, y de esta manera, descubrieron cuales eran las zonas de los bombarderos más expuestas a los proyectiles enemigos.

Los expertos entonces lo tuvieron claro, puesto que el mayor número de puntos rojos en todos los casos, se situaba en alas, cuerpo central del fuselaje, y timones de cola, estos eran los lugares donde los aviones tenían que llevar más metal.

La lógica era clara, puesto que estos eran los sitios más castigados, estos tenían que ser los sitios más protegidos ¿No?

David asintió con la cabeza,  ya cansado de todo aquello.

-Pues el señor Abraham Wald discrepó.

Ante lo obvio que podía resultar aquella afirmación, él insistió que no era cierta y añadió un nuevo dato a la ecuación que parecía ya resuelta.

Los aviones de los que habían tomado la información, eran aquellos que habían vuelto a casa sanos y salvo y por lo tanto, pese a todos los daños recibidos, eran los aviones que seguían siendo capaces de volar.

Los puntos en donde les habían alcanzado, simplemente no eran los necesarios para realizar sus funciones y por ende, los aviones que no habían vuelto a casa, tenían que haber recibido balas en otras zonas más indispensables.

Era ese dato el que precisamente importaba.

Según Wald, las zonas del avión que debían de ser reforzadas no tenían que ser aquellas que habían recibido más daños en los aviones que habían vuelto a casa, sino aquellas zonas que precisamente habían quedado prácticamente intactas y habían hecho que dichas maquinas trajeran a sus pilotos de vuelta.

Con ello, Wald demostró al mundo que, ante un mismo problema, los distintos puntos de vista con los que se acometía, eran importantes para llegar a una conclusión u otra.

Wald en ese momento, siendo completamente ajeno a ello, creó un método para buscar la supuesta escalera.

Al igual que el grupo de investigación estadística, aquellos que buscaban la escalera tenían el mismo problema, la falta de datos con la que empezar a trabajar.

Se decidió que lo más indicado era reunir, durante la segunda guerra mundial, un registro con dos tipos de datos que consideraron importantes.

Por un lado localizar todos los puntos de cruce conocidos hasta el momento.

Por otro saber de dónde procedían los no nacidos.

El objetivo era encontrar un patrón dentro de lo poco que se sabía en esos momentos sobre este mundo.

Esto se había estado haciendo de forma individual desde prácticamente el siglo anterior, por lo que no fue tan difícil como puede parecer, aunque si tedioso.

Los no nacidos son desconfiados por naturaleza y por ello, la mayoría de ellos llevaban sus propios registros que se negaban a compartir. Todos habían hecho a su manera listados con qué locales eran puntos de cruce y los nombres de los no nacidos que se habían encontrado alguna vez a lo largo de sus vidas.

Prácticamente todos los no nacidos hacían sus propios diarios, la información estaba allí, ya estaba recogida, solo faltaba unificarla.

El objetivo  principal fue precisamente ese, reunir toda información que hubieran recopilado cada uno de ellos en un único archivo.

El aliciente para participar era sencillo, si tú querías la información a nivel global de la situación de los puntos de cruce, tenias que dar previamente la información que tú habías recopilado.

Poco a poco ese proyecto fue tomando forma y cada vez más no nacidos deseaban tener dicha información. Imagínate, era la diferencia entre buscar a alguien por tu cuenta, y usar una guía de teléfonos donde estuviera escrito el número de toda la población.

El hecho de que acabara existiendo un mapa con todos los puntos de cruce a nivel global simplemente era algo demasiado bueno.

Fue en este momento cuando se crearon los tatuajes identificativos y se empezó a organizar algo que hasta entonces había vivido completamente en las sombras. Ya había una forma de reconocer a los no nacidos y ponerse en contacto unos con otros.

De repente, lo que había sido una suerte de anarquía, se estaba convirtiendo en una sociedad organizada en las sombras.

Luego, con la llegada de internet, y con ello de la globalización, esta toma de datos empezó a ser mucho más sencilla y alcanzó el tamaño suficiente como para poder empezar a interpretarla.

Al igual que en el caso de los bombarderos, se pusieron puntos en  mapas, se pusieron puntos rojos para los puntos de cruce, y puntos azules para los lugares de nacimiento de los no nacidos, dato que, a la hora de la verdad, a nadie le importaba.

 Para todos el valor de aquello era la recopilación de los puntos de cruce, solo los buscadores sabían la verdadera intención de todo aquello. –Jaime se acercó al último de los libros que les había sacado el hombre antes de dejarles solos. Era un libro enorme, mucho más grande que la mayoría, estaba encuadernado con unas tapas grandes de cuero, en la portada, se encontraba el grabado a fuego de un hombre musculoso sujetando el mundo con los hombros. –imagínate, antes de esto los no nacidos solo conocían las ciudades donde ellos habían estado, muchos no nacidos, al igual que tú, ni siquiera sabían que lo eran y vivían vidas normales, apáticas y sin éxito.

Con la llegada de este archivo todo cambió.

Este libro es el más joven de todos los que hemos visto esta noche, y sin embargo, es el más importante para nosotros. –lo abrió con cuidado mostrando unos mapas en su interior impresos en hojas de biblia, cada uno representaba distintos lugares del mundo, todos ellos, tal y como había dicho Jaime, repletos de puntos rojos y apuntes en los márgenes, prácticamente no quedaba un hueco que mostrara el color original del papel.

-Ante ti tienes lo que se acabó llamando el Atlas de Wald en honor de aquel que inspiró su creación. Aquí se recopiló toda la información. Al hacerlo, se eliminaron los puntos azules dejando solo lo que interesaba realmente a los no nacidos, solo las últimas páginas de este libro contienen los mapamundi originales donde se encuentran dichos puntos.

Verás, como ocurrió con los científicos Aliados, los que participaron en la creación del atlas solo se fijaron en los datos que les interesaban, no llegaban a ver el todo por el que inicialmente se había comenzado a recopilar todo esto.

Los buscadores de la escalera sin embargo, conscientes de cuál había sido la intención inicial de su creación, y conociendo la historia de Wald, comenzaron, ahora sí, con su proyecto real.

Partieron de aquello que ya sabían para reducir lo más posible la zona de búsqueda.

Ya de aquellas eran conscientes de que todos los puntos de cruce requerían de gemelos guardianes. Estos gemelos protegían las puertas para evitar una libre circulación entre universos que podría ser catastrófica para el cosmos. Aquellas personas que a ojos de los civiles aparentaban ser dueños de bares, peluquerías, y demás locales, en realidad tenían una intima relación con las puertas que unían los mundos que protegían.

Los buscadores supusieron que, si eso ocurría con los puntos de cruce, no había motivos para pensar que la escalera, siendo también uno, no los tuviera. Con ello dedujeron que, en algún lugar del mundo, tenían que existir dichos gemelos protegiendo dicha escalera, y por ello, ese lugar tendría que estar cercano a una población que les permitiera vivir cómodamente.

Ya sé que todo esto era mucho suponer, pero de aquellas trabajaban con los datos que tenían y, si esos supuestos no llevaban a ningún lado, siempre podían dar marcha atrás en sus investigaciones y empezar de nuevo.

 De esta manera se decidió centrar la vista en las poblaciones que hubieran nacido en la antigüedad, al contrario que cualquier otro punto de cruce, la escalera tenía que haber existido desde mucho antes que cualquier puerta, tenía que haber existido desde el primer momento en el que empezó a haber matronas.

A su vez se fijaron en los puntos azules, esos mismos puntos que la mayoría de participantes habían catalogado como información de poco interés.

Al igual que con los gemelos, estaba la creencia, que ha llegado hasta nuestros días, de que la existencia de los no nacidos, solo tenía sentido si fuera con el objetivo de proteger el llamado equilibrio del cosmos, los no nacidos, en cierta manera, tenían una relación con la unión de universos, eran capaces de borrar cualquier elemento de la ecuación sin el peligro de generar más universos en el proceso. –abrió el atlas por las últimas páginas donde se situaba el mapamundi con los puntos azules y rojos, estos estaban partidos en varias páginas debido a la inmensa escala con la que se había recabado la información.

-Los buscadores se dieron cuenta de inmediato al ver los mapas, allá donde había una población con puntos rojos, siempre había al menos un punto azul que lo acompañase, pero ya no solo eso, se dieron cuenta de que la cantidad de puntos azules iba ligada siempre con la cantidad de puntos rojos en una región.

 A más puntos rojos, siempre había más puntos azules acompañándolos, en todos los lugares siempre pasaba exactamente esa norma, solo había un sitio que no cumplía tal proporción y sigue sin cumplirla a día de hoy. –Jaime pasó las páginas hasta llegar a la sección del mapamundi donde se encontraba Salamanca. –esta ciudad, al contrario que el resto,  solo tiene un punto de cruce conocido hasta la fecha, el que tu y yo conocemos como el Yelinas,  sin embargo, en la época que se acabaron de recopilar los datos, se pudo llegar a contar más de diez no nacidos localizados en esta región.

¿Cómo era posible que una de las ciudades más antiguas con menos puntos de cruce, fuera la ciudad, que desde que se empezó con esta toma de datos, siempre ha producido el mayor número de no nacidos del mundo?

Se podía ver claramente que, el lugar más protegido, era el que aparentemente necesitaba menos protección.

Esta ciudad, tal y como la historia nos ha demostrado, siempre ha generado en las personas la necesidad de defenderla, les ocurrió a los vacceos, posteriormente a los cartaginenses, romanos, visigodos, musulmanes y cristianos, mientras no hubo constancia de los universos paralelos eran las propias poblaciones, no teniendo conocimiento de lo que hacían, las encargadas de proteger el lugar y renovarse en cuanto salía a la luz el hallazgo de la escalera.

Piensa esto, en el momento en el que una civilización se enteraba de la existencia de la escalera, la afluencia de personas cruzándola crecía y aparecía una nueva civilización, que no sabía nada del tema, a ocupar su lugar.

La escalera no podía permitir ser usada a la ligera al igual que no se pueden usar a la ligera los puntos de cruce, por lo que en el momento en el que una población era consciente de su existencia, era necesario borrar dicha población y remplazarla por otra que no supiera nada del tema.

-Hablas como si la escalera tuviera vida propia.

-Llámalo escalera, cosmos, dios, destino, suerte o tu puta madre, pero el hecho es que el orden se mantiene y se auto regula, y en este caso no es distinto, en el momento en el que existía un peligro, ocurría algo que hiciera borrón y cuenta nueva en el lugar.

Piénsalo, los Vacceos nunca cruzaron el asedio, decidieron probar suerte y ver lo que había al otro lado de la escalera, lo mismo ocurrió con los cartagineses quienes dejaron a sus mujeres e hijos atrás, los Romanos lo convirtieron en una religión, un peregrinaje al nuevo mundo, los musulmanes lo temieron y protegieron evitando que nadie se acercara al lugar.

Posteriormente aparecieron los no nacidos, y ya no fue necesario que poblaciones completas sintieran esa necesidad, el universo había creado errores que se encargaran de subsanar otros errores sin la necesidad de hacer un pantallazo azul y reiniciar.

Con la creación de este atlas, no solo se organizó este mundo, sino que logró un acercamiento a una de las incógnitas más ansiadas hasta la fecha, ¿Dónde estaba la escalera de Penrose?

Me decías antes que todas estas historias no eran una prueba fehaciente de que la escalera se encontrara en Salamanca, yo digo que no hay más que mirar los puntos para saber donde se han colocado los refuerzos, pese a que aparentemente no se requieran.

Es cierto que todo esto solo son teorías, que nadie ha llegado a demostrarlas ya que nadie la ha encontrado aun, pero eso no significa que no sean ciertas. –dicho esto cerró el Atlas de Wald, y la biblioteca quedó en pleno silencio. David esperó unos segundos para asegurarse de que Jaime había acabado antes de hablar.

-¿Para qué me has contado todo esto? –preguntó impaciente.

-Se acercan días en los que la escalera debe ser protegida, “Los desaparecidos”, esas personas que te han amenazado y perseguido, aquellos que mataron a Iván, han llegado a la misma conclusión a la que los buscadores llegaron en su día, saben que la escalera esta cerca. Vienen días en los que los no nacidos tienen que hacer aquello para lo que nacieron, tú eres uno de ellos, y debes estar preparado. –dicho esto pegó un silbido y el hombre que les había estado esperando fuera volvió a entrar en la sala, Jaime se dirigió a él. –hemos acabado aquí, gracias. –el hombre hizo un pequeña reverencia y se puso a devolver lentamente los libros a sus respectivos sitios. –será mejor que nos vayamos, si no me equivoco tienes una cita en el Yelinas.

David quiso reprochar, tenia aun muchas preguntas que hacerle, pero Jaime ya estaba saliendo por la puerta, ¿Cómo era posible que supiera todo aquello? De hecho, ¿Cómo era posible que supiera que había quedado en el Yelinas? se fijó que los tembleques le habían vuelto y volvía a rascarse de manera obsesiva el antebrazo.

-Dios, necesitamos un chute ya. –le oyó murmurar por lo bajo. La sensación de control que había mostrado durante el relato se había desmoronado por completo en cuanto hubo acabado de hablar.

Bajaron las escaleras, David no pudo evitar echarle un último vistazo al Vítor con las letras US. Le daba escalofríos.

-¿Quiénes son esos “Desaparecidos”?

-Nuestro trabajo contigo ha acabado, el resto no es cosa nuestra. –se notaba un aire de preocupación y cansancio en sus palabras.

Cruzaron el patio con la enorme secuoya en el centro, ya era completamente de noche, el silencio hacia parecer que estaban solos en aquella fría ciudad.

Jaime se paró en seco enfrente de la doble puerta que habían atravesado para entrar allí.

David se paró a sus espaldas a la espera de que se dirigiera a él.

 Cuando se acercó para ver lo que pasaba, Jaime se giró y le dio un fuerte abrazo, David le apartó de un empujón completamente desprevenido.

-¿Qué haces?

-Sentimos mucho lo de Iván. –tenía los ojos llorosos y las palabras le salían por la boca entre sollozos. –nunca fue nuestra intención que ocurriera todo lo ocurrido, Álvaro, Borja, Carlos…  ya solo quedas tú.

David se enfureció al oír sus nombres, cuando quiso darse cuenta le había pegado un puñetazo en la cara tirándolo al suelo, fue un acto reflejo, un movimiento instantáneo producto de todos los sentimientos reprimidos.

Jaime empezó a llorar desconsoladamente.

-Ni se te ocurra volver a mencionarles, no tienes derecho a ello. –ahora era David el que tenía los ojos llorosos, los sentimientos habían salido a flor de piel y ahora se estaba derrumbando sin poder evitarlo. En cosa de segundos habían pasado de una situación a la extrema sin saber muy bien por qué. – ¿Crees que por haberme dado esta lección de historia se soluciona todo? –estaba gritando. -¿Crees que saber todo esto hace que seas distinta persona? ERES LA MISMA MIERDA DE SIEMPRE. Ayer fui a tu casa para pegarte una paliza ¿No lo entiendes? Soy consciente de que ellos ya eran mayorcitos para tomar sus propias decisiones, que la culpa de sus muertes fue suya, pero no dudes por un segundo que el cruzarnos contigo fue el aliciente perfecto para que todo esto ocurriera.

Jaime seguía llorando en el suelo, había vuelto a desviarle la mirada en silencio, como si esperara a que todo eso pasara. No paraba de rascarse, estaba nervioso.

-No sé muy bien que ocurrirá esta noche ni los días venideros, a decir verdad una gran parte de mí piensa que he perdido completamente la cabeza, nunca creí que fuera a echar tantísimo de menos la vida que llevaba en Granada. Lo que si se es que no quiero volver a saber de ti, y no quiero que te acerques a Jess ni a nadie de mi entorno, termina de destruir tu vida si quieres pero no te acerques a nadie más. –todos los sentimientos habían brotado de golpe, ¿Por qué había tenido que mencionarles de repente? ¿Por qué había tenido tan siquiera que disculparse?  A sus pies se encontraba el Jaime penoso que siempre había conocido y que extrañamente no le había parecido ver unos minutos antes en la biblioteca. No dijo nada más, se dio media vuelta y fue a abrir la puerta.

-¡ESPERA! –gritó Jaime levantándose de golpe. Se acercó rápidamente hacia él y se puso por delante.

-No estoy en condiciones de hablar. –le amenazó David  para que se apartara.

-Déjame a mí primero, al menos te debo esto.

David no sabía a qué se refería pero ya no tenía ganas de gritar, la rabia que en un segundo había brotado, había vuelto a esconderse en el mismo tiempo, incluso se estaba arrepintiendo del puñetazo que le había dado. Dio un paso hacia atrás para dejarle espacio.

Jaime se quedó un momento mirando la puerta con la mano en el agarre, parecía como si se hubiera quedado pensando algo. Cerró los ojos, respiró profundo y dejó de llorar, volvía a ser el mismo Jaime serio  y tranquilo que le había contado la lección de historia.

-Será mejor que corras a la derecha y no pares hasta llegar al Yelinas. –prácticamente fue un susurro, abrió la puerta, David no tuvo tiempo de procesar lo que le había dicho, en ese mismo momento escuchó un sonido que ya le estaba resultando desagradablemente familiar.

David se quedó sin aliento.

Jaime se lanzó de golpe  contra el sonido haciendo de muro humano para David.  Gritaba con todas sus fuerzas mientras recibía los impactos de bala en su cuerpo.

David cruzó la puerta evitando la tentación de volverse  a meter dentro del claustro. Se agachó y, haciendo caso de lo que le había dicho Jaime segundos antes, salió corriendo por la calle de la derecha. Oyó ruidos de pelea a sus espaldas, Jaime debía haber alcanzado a su atacante, no le había dado tiempo a ver nada, parecía como si el oído fuera el único sentido que tuviera activo en aquel momento.

Notó como una bala le pasaba al lado de su cabeza para chocarse contra el muro de su derecha, los trocitos de piedra arenisca saltaron como a cámara lenta, forzó aún más la velocidad.

La calle le resultó interminablemente larga, sabía que una vez llegara a su final la cantidad de personas que habría en el centro le salvaría.

Paró para descansar en medio de la plaza mayor de Salamanca, volvía a estar hiperventilando, la gente pasaba a su lado mirándole con extrañeza pero por lo demás, cada uno seguía con sus vidas, ajenos a lo que le estaba ocurriendo.

Miró hacia todos lados buscando a los atacantes, si es que habían sido más de uno, no sabía nada, no había visto nada más que el cuerpo de Jaime lanzándose hacia la izquierda en lo que él corría hacia la derecha. Jaime, ¿Era posible que hubiera sobrevivido a aquello? Había recibido, prácticamente a quemarropa, demasiados disparos. Se había puesto en medio evitando que alguno llegara a alcanzarle, odiaba pensar en eso, pero estaba en deuda con él.

Las personas que pasaban a su alrededor le miraban, ¿O acaso se lo estaba imaginando? Era imposible saber quiénes de todos ellos eran ciudadanos normales y quienes eran sus perseguidores, si es que había alguno.

Se agarró de la cabeza, le daba vueltas, trató de relajar la respiración para reducir el mareo, estaba nervioso, estaba expuesto a cualquiera que se le pudiera acercar.

Recordó en ese momento lo que le había dicho Jaime antes de abrir la puerta, no podía parar hasta llegar al Yelinas, por suerte estaba cerca de allí, comenzó a correr de nuevo.

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