Hay que reconocer que es una
ciudad mágica, repleta de recuerdos buenos aunque ahora me generen tristeza.
Repleta de culturas, arte,
museos, belleza, no una ciudad para habitar pero si una ciudad para vivir.
Cada vez que la recuerdo me saca
la sonrisa de la cara y una lagrima me recorre la mejilla.
Recuerdo un libro de Zafón, “Marina”,
en el que el protagonista al final, decide no volver a la ciudad que le crió
por el simple hecho de no destruir los recuerdos que tenia de ella. Asumimos
que todo cambia con el tiempo, pero eso no hace que sea más fácil el proceso de
cambio.
Los lugares sufren una evolución continua
que hacen que dejen de ser aquello que conocíamos.
Creo que, como el protagonista de
esa historia, es mejor dejar
las cosas tal cual las recordamos manteniendo así vivas esas experiencias de un
lugar que ya no es el mismo.
Madrid, la ciudad de mis
recuerdos, aquella a la que le guardo un cariño especial y a la que aun no
estoy dispuesto a volver.
Me quedo con mis experiencias,
mis días enteros disfrutando como nunca de unas calles que no creía que me fueran
a enamorar, de mis recuerdos, de mis momentos, de una capital que en mi cabeza,
aunque nunca lo reconocí, significó y aun significa mucho para mí.
Madrid es una ciudad que aprendì a querer aùn màs en la distancia. Cuando vivìa allì tenìa deseos de escapar de ella y asì hice. Pero ahora, cada vez que vuelvo, me gusta màs porque no me duele el recuerdo
ResponderEliminarYa volveràs con otra mirada
Un abrazo amigo :-)
Me pasa igual que a ustedes! Además,agrego que tiene cierto aire a Buenos Aires (o viceversa) Y como dice Chusa, a mi me pasó lo mismo... Luego de volver varias veces,dejó de doler Buenos Aires...
ResponderEliminarA veces conocemos ciudades en un estado anímico muy distinto al que poseemos cuando volvemos a visitarlas, llegando a verlas diferentes. Cambiamos nosotros o cambian las ciudades?
ResponderEliminarPor muchas veces que visite Madrid, me quedo con la sensación que me causó la primera vez. Indescriptible el momento cuando pisé su asfalto.
Un abrazo amigo, Rendan.
Es una ciudad plena de vida, en cada calle, cada rincón, plaza, escaparate, se generan los descubrimientos que habitan nuestro recuerdo.
ResponderEliminarEstoy contigo, aunque yo solamente la visité unos cuantos días me contagió de algo vivo.