martes, 7 de agosto de 2018

Las voces del finlandes



En el salón de los sin voz donde las voces se encontraban,
el finlandés con su sombra emparejada bailando al son de las llamas de un candelabro que nadie encendió.
Un banquete que nadie preparó,
tres platos de comida imaginaria para los tres comensales que el finlandés contaba,
dos copas de vino tinto que nadie bebió.

Un trueno sonó,
y el relámpago que tras segundos pasaba la estancia iluminó.
El hombre sentado en su butaca,
solo,
viendo como las horas volaban mientras las sombras le hablaban,
él pidiendo compasión.

Tras de sí la gran mesa se hallaba,
no paraba de oír las risas de dos hombre y una mujer que allí se encontraban,
una gota de sudor por el cuello le corrió,
los cubiertos entrechocaba, la vajilla inexistente sonaba, las risas se alzaban y la cena continuó.

Y sin atreverse en ningún momento a mirar atrás solo lloraba,
solo se encontraba en aquella sala, con polvo y telarañas,
repitiendo la misma canción.

Ahora sus recuerdos le alcanzaban,
las voces le perseguían y le atormentaban,
los dos hombres y la mujer disfrutaban como si de una cena se tratara,
noche tras noche el finlandés a solas se sentaba escuchando lo que los desconocidos narraban,
sin atreverse a mirar atrás,
las voces de los sin voz.



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