domingo, 24 de marzo de 2019

Hablemos de "Metro 2033"



Hablemos de "Metro 2033".

No os voy a mentir, cuando empecé este libro ya conocía su historia por parte del videojuego homónimo, pero ello no hizo que me dejara de sorprender gratamente.

La historia es simple, tras una guerra mundial de la que no se dan muchos datos, los únicos supervivientes conocidos en el mundo son los que ahora viven en el metro de Moscú mientras que, el exterior, ha quedado reducido a un hábitat producto de la radiación donde  viven nuevas especies depredadoras.

Esta situación ha creado una nueva sociedad en la que los seres humanos viven en la oscuridad en pequeñas ciudades-estado situadas en las paradas del metro en continuos saltos de guerra y tregua, debido a los ideales políticos y religiosos que se han mantenido del pasado, mostrándonos que el ser humano básicamente sigue cometiendo los mismos errores una y otra vez demostrando que somos animales no muy diferentes al resto.

El protagonista de nuestra historia, Artyon, no deja de ser un crio sin conocimientos, ni del viejo mundo ni del nuevo ya que nunca ha salido de su estación que, a base de golpes de suerte, va avanzando en su misión impuesta por un completo desconocido (esto nos muestra su clara personalidad alocada y joven), y de la que vas sabiendo cada vez más según avanza la historia.

Artyon no es el típico héroe capaz de cualquier cosa del que estamos acostumbrados, sino que desde el minuto uno demuestra su dependencia de la gente de alrededor y vemos como va aprendiendo a base de la experiencia, el personaje con el que comenzamos no es para nada el que dejamos al terminar el libro.

Las descripciones de las situaciones ocurridas a lo largo de su viaje por las vías llevan al libro al género de relatos de terror, real y psicológico, en los que muchas veces no sabes lo que está ocurriendo en realidad, eso junto con la distopia creada y la idea filosófica que lleva detrás, lo convierte en un libro que se lee del tirón queriendo saber que ocurrirá después.

Lo de menos es la misión y el final, sino que se disfruta paso a paso ese camino tan nuevo para ti como para el protagonista.

Es en definitiva, un libro que se lee bien, quitando la parte de los nombres propios rusos, y del que se disfruta del momento y recorrido más que de un objetivo predefinido del que quieras saber su resultado, no tienes intriga de lo que ocurrirá, pero si disfrutas y vives el proceso.

¿Merece la pena?

Para aquellos a los que le guste el terror y las distopias, no hay ninguna duda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario