Que los
muertos se queden tumbados,
no seré
yo quien les levante,
quien
eche en cara a sus nietos lo que en su día hicieron,
quien
les odie, les recuerde o idolatre.
Que se
queden callados,
no seré
quien discuta sus verdades,
ellos
ya vivieron,
ahora soy yo el que forma parte
del mundo que
dejaron
debido a sus ideales.
Y
tratar de no joderlo más de lo que está,
y
tratar de disfrutar,
no dejar de recordar,
solo para no volver a tropezar,
no
volver a caer en las mismas piedras.
Sin
juzgar, sin negar ni rechazar que existieron
pero sin
que me afecte mientras.
Estar
están presentes pero ya no aportan más,
a sí que qué más da,
qué más
da.
Qué más
da quienes fueron, qué predicaron,
qué más
da.
Cómo
murieron, dónde o por qué lo hicieron,
su
turno ya fue, ahora el mundo es nuestro,
si
fueron héroes o demonios qué más da,
nada
cambia ya.
Nosotros
somos quienes transformamos lo que vemos,
nosotros
vivimos, no ellos.
Dejad
de excusaros en el pasado,
dejad de
mirarlos con rencor incoherente,
de
querer estar asustados
por
decisión propia, no por victimismo influyente.
Este es
tu presente.
Deja en
paz a los ausentes.
Su
turno ha acabado.
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