Me gustaría gritar, pegarle a un
muro, correr hasta el agotamiento.
Huir, separarme de todo lo
conocido para no ser más que un extraño, un recién nacido cuyo futuro aun es
incierto, inexperto, solo queda avanzar.
Me gustaría separarme de mis
sentimientos, alienarme, llorar todo lo llorado en una vida para no necesitar
hacerlo más.
Despreocuparme por todos y todo,
ser egoísta, disfrutar de la vida ajeno al resto del mundo.
Ser solo yo y únicamente yo solo,
abstraerme de miradas de otros, falsos juicios, prejuicios.
Volver a respirar el aire limpio de
una nueva oportunidad, de un empezar de cero, un borrón y cuenta nueva, una
segunda vida, renacer en otra persona dentro del mismo cuerpo.
Intensas esas ganas de huir. Conozco la sensación amigo Rendan, cómo también conozco lo que vendrá después. Después del duelo viene la aceptación y tras ella, la libertad.
ResponderEliminarUn abrazo de ánimo.